El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El inmoral y la renovación
Pero de todas las novedades que pudo arrojar la sesión constitutiva del Parlamento, casi nos quedamos con la fotografía de la Mesa de Edad, en la que estaban José Miguel González, Pelopincho, y la socialista Guacimara Medina, alcaldesa de Artenara y la más joven de todos los parlamentarios. La renovación, la savia nueva, el empuje de la sociedad del siglo XXI, frente a la decrepitud política, los viejos modales, a la inmoralidad más manifiesta. Una mujer fresca junto a un dinosaurio capaz de inventarse las conclusiones eólicas para echar la culpa a un socialista; de autootorgarse una farmacia cambiando una ley, o de firmar en los albores del nacimiento de Coalición Canaria un obsceno acuerdo con Dimas Martín prometiéndole, junto a Hermoso, los dineros necesarios para inyectar en el Complejo Agroindustrial de Teguise a cambio de un voto. El germen de una operación de corrupción que sólo tocó al lanzaroteño. La foto de este lunes, la del feo Pelopincho y la de la bella juventud descarada, es la foto del cambio.
Pero de todas las novedades que pudo arrojar la sesión constitutiva del Parlamento, casi nos quedamos con la fotografía de la Mesa de Edad, en la que estaban José Miguel González, Pelopincho, y la socialista Guacimara Medina, alcaldesa de Artenara y la más joven de todos los parlamentarios. La renovación, la savia nueva, el empuje de la sociedad del siglo XXI, frente a la decrepitud política, los viejos modales, a la inmoralidad más manifiesta. Una mujer fresca junto a un dinosaurio capaz de inventarse las conclusiones eólicas para echar la culpa a un socialista; de autootorgarse una farmacia cambiando una ley, o de firmar en los albores del nacimiento de Coalición Canaria un obsceno acuerdo con Dimas Martín prometiéndole, junto a Hermoso, los dineros necesarios para inyectar en el Complejo Agroindustrial de Teguise a cambio de un voto. El germen de una operación de corrupción que sólo tocó al lanzaroteño. La foto de este lunes, la del feo Pelopincho y la de la bella juventud descarada, es la foto del cambio.