El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Legal pero poco estético
Para que no falte ningún ingrediente truculento en esta sucesión de atropellos de la administración tributaria al sufrido contribuyente español, sumen la ausencia de ética y de estética. Las actuaciones de los inspectores fiscales pueden recurrirse ante el Tribunal Económico Administrativo Regional (TEAR), que en el caso de Canarias está presidido por el esposo de la delegada especial de la Agencia Tributaria. Esto significa que cuando un contribuyente sufre un acta de inspección que acaba en sanción y desea recurrirla, cae en manos de un órgano que está presidido por el esposo de la jefa del inspector cuyo acto es el recurrido. Nadie pone en duda la profesionalidad de nadie, pero desde luego esa relación no transmite confianza de ningún tipo al contribuyente porque los funcionarios del TEAR han de ratificar o echar por tierra resoluciones que provienen de un organismo dirigido por la esposa del jefe. Hemos consultado en el Ministerio de Hacienda y muy amablemente nos han contestado que legalmente no existe la menor objeción a este curioso fenómeno. Pero desde luego resulta bastante antiestético
Para que no falte ningún ingrediente truculento en esta sucesión de atropellos de la administración tributaria al sufrido contribuyente español, sumen la ausencia de ética y de estética. Las actuaciones de los inspectores fiscales pueden recurrirse ante el Tribunal Económico Administrativo Regional (TEAR), que en el caso de Canarias está presidido por el esposo de la delegada especial de la Agencia Tributaria. Esto significa que cuando un contribuyente sufre un acta de inspección que acaba en sanción y desea recurrirla, cae en manos de un órgano que está presidido por el esposo de la jefa del inspector cuyo acto es el recurrido. Nadie pone en duda la profesionalidad de nadie, pero desde luego esa relación no transmite confianza de ningún tipo al contribuyente porque los funcionarios del TEAR han de ratificar o echar por tierra resoluciones que provienen de un organismo dirigido por la esposa del jefe. Hemos consultado en el Ministerio de Hacienda y muy amablemente nos han contestado que legalmente no existe la menor objeción a este curioso fenómeno. Pero desde luego resulta bastante antiestético