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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Mena, el de en medio de los Chichos

Mientras el pueblo de Telde siga manteniendo a ciertos mangantes al frente de su Ayuntamiento se merecerá lo que le ocurra. Después de haber ocupado, tras Marbella, el dudoso privilegio de ser el municipio de España en el que más concejales fueron detenidos de una sola redada, hasta el punto de estar en un tris de ser intervenido por el Estado, Telde no ha levantado aún cabeza de aquellos oscuros cuatro años de gobierno del Partido Popular con AFV-Ciuca (2003-2007). Y todo hace presagiar que va a tardar aún tiempo en recuperar el pulso porque algunos de los personajes que saquearon (o presenciaron el saqueo en primera fila) siguen aún ahí.

No han aprendido la lección, por lo que se ve. O seguramente sí, pero ya se sabe que algunos consideran redimidos sus pecados y sus delitos con el voto de los ciudadanos y un pacto de gobierno a tiempo. Uno de los personajes imprescindibles en esta historia es José Luis Mena Santana, un hombre hecho a sí mismo que aprendió muy pronto a manejarse entre presuntos corruptos hasta convertirse por derecho propio en uno de ellos. No fue Guillermo Reyes el primero que confió en él como jefe de los Servicios de Urbanismo, pero sí fue el primero en el que confió Mena cuando descubrió el percal. A él se le atribuye una elocuente frase pronunciada ante varios testigos que encierra todas las claves: “Estos maman, pero por lo menos dejan que los demás mamen también”. Ahora atraviesa malos momentos sentado en el banquillo de los acusados y viéndole las orejas al lobo. Por eso ahora salen en su auxilio sus dos compadres, Guillermo Reyes y Fran López.

Por si eran pocos, Fran López

La ambición de Mena quedó retratada al poco de abrirse las investigaciones policiales por el caso Faycan. No tenía límites. Ni los tiene a día de hoy. Rompió cualquier regla de la discreción y la prudencia del que se sabe investigado hasta el punto de resultar de inmediato implicado en varias causas que le acarrearon las correspondientes detenciones por el descaro con el que se condujo. Con el que condujo, por cierto, algunos coches de alta gama que llamaban mucho la atención sobre su tren de vida y que tuvieron que ver con la identidad y las representaciones automovilísticas de algunas de las empresas a las que benefició con sus decisiones arbitrarias. Fue tan torpe que concentró en él todas las consecuencias del corrupto urbanismo que se practicaba entonces en Telde, pero una vez casi todos creyeron que había pasado el peligro, ha logrado convertirse en polo de atracción de los que volvieron a verlo en 2011 como un personaje necesario para sus fines. Por eso Guillermo Reyes volvía a nombrarlo máxima autoridad del urbanismo aprovechando que su socio, el PP, había puesto al frente de esa área a un concejal bueno de boca, Fran López. Enseguida hicieron migas los tres, y juntos han llegado hasta ahora a pesar de las vicisitudes sufridas por la destitución de Fran López de Urbanismo por una clamorosa desconfianza de la alcaldesa, María del Carmen Castellano, una de las acusadas de la trama de Faycan repuesta en la alcaldía por obra y gracia del PP, del electorado teldense y su pacto con Coalición Canaria, que todo hay que decirlo.

Una bomba andante

Si las acusaciones y sospechas que aparecen en diversos casos de corrupción investigados judicialmente en Telde se confirman, José Luis Mena era la sal de todas las salsas, lo que automáticamente lo convertiría en uno de los que más saben de lo que se coció allí en los años negros de la alcaldía de Paco Valido y en los dos primeros de María del Carmen Castellano. Esa sapiencia puede ser una de las razones por las que desde un sector del PP, con el apoyo entusiasta de Guillermo Reyes (Ciuca), se intenta ahora compensarle por los servicios prestados otorgándole con el descaro propio de los descarados la plaza de jefe del Servicio de Urbanismo del Ayuntamiento de Telde con carácter vitalicio. Lo tenían fácil porque la propuesta de reforma parcial de la relación de puestos de trabajo (sólo se pretende sacar a concurso dos de las nueve jefaturas vacantes) sólo podía salir de la Concejalía de Personal, en manos de López y del mismísimo Mena desde que ambos fueron defenestrados en Urbanismo tras la llegada a ese departamento del nacionalista Pablo Rodríguez. Las bases de la convocatoria son tan burdas que hasta han soliviantado a la mitad del PP, que encabezado por la concejala Sonsoles Martín, se ha conjurado para tumbar la propuesta en compañía de Coalición Canaria y toda la oposición en peso. Para cortar el paso a cualquier atrevido que pretendiera concursar, empezaron por una primera exigencia que excluye a todos los jefes de servicio de urbanismo que hasta ahora han sido y son: sólo pueden concursar técnicos de la administración general que, además, tengan experiencia en haber ocupado esa plaza. Ninguna de las bases ha sido consultada con el servicio al que va destinado el jefe que se busca, de modo que pudiera pronunciarse previamente sobre el perfil requerido. Eso ha provocado que desde esa concejalía hayan protestado formalmente, primero por la ausencia de consulta, y segundo por la inoportunidad de promover ahora una sustitución del actual jefe del servicio en plena tramitación del nuevo Plan General. Nadie descarta en estos momentos que pueda haber un recurso (o varios) promovidos por funcionarios del Ayuntamiento ante la jurisdicción contencioso-administrativa para paralizar este disparate. Hay precedentes en el consistorio: UGT paralizó el nombramiento de un letrado para los servicios jurídicos por este procedimiento legal. Y va para tres años.

Sacarlo con dignidad de Grupo Europa

Las gestiones para otorgar a José Luis Mena la jefatura del Urbanismo de Telde no son de estos días. Provienen de finales de 2013, justo después de que él y su superior político, Fran López, fueran irradiados de esa área por constituir un peligro público. Pretendían haberlo dejado todo encaminado antes de que se iniciara el juicio por el caso Grupo Europa, en cuyo banquillo de los acusados sienta sus reales el funcionario que se pretende ascender, pero se les han venido encima los plazos. Ya era escandaloso hacerlo antes, pero intentarlo ahora, con la prensa reproduciendo cada día su foto en la sala de vistas y las ratificaciones del denunciante de la trama, resulta una temeridad. Saben que Mena corre el riesgo de ser condenado a prisión (el fiscal le pide ocho años) y a inhabilitación (le piden catorce), pero la mayor satisfacción que pueden darle (y el mayor cachetón a la justicia, al denunciante y a la prensa) es hacerlo jefe del servicio cuando acaben los juicios y aunque reciba una condena ejemplar en sus carnes: no será firme, y entre esa sentencia y la que dicte el Supremo tras los correspondientes recursos, podrá volver a despacharse a gusto desde ese privilegiado e influyente puesto de la administración local. Le dará igual qué partido o partidos gobiernen a partir de 2015, allí estaría Mena riéndose de ellos en la cara. ¿Y la alcaldesa? No, no hemos olvidado el papelón de la alcaldesa María del Carmen Castellano. Defenestrada por su partido, la regidora teldense se pasa todo el día apagando fuegos mientras se prepara para su actuación estelar en el juicio de Faycan, que se espera este aciago año de 2014. Ha salvado su ruptura con Ciuca con la elíptica incorporación al grupo de gobierno del CCN, reforzado con los dos concejales de Nueva Canarias que buscan acomodo de cara a 2015 sin especiales posibilidades, al menos por la parte nacionalista. En un escenario de inestabilidad política e institucional, que a veces le salpica incluso al terreno de lo personal, a Castellano le puede importar muy poco quién se quede al frente del urbanismo con tal de salir lo más airosa posible de estos meses que le quedan en el convento. Y el que venga detrás, que arree. Los teldenses parecen estar resignados.

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