El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Mirando el euro
No se pueden imaginar ustedes lo animadísimo que estaba este viernes el rastrillo de Nuevo Futuro, instalado con mucho esfuerzo y mayor ilusión en el edificio Miller de Las Palmas de Gran Canaria. Hay que volver a felicitar a los promotores de la iniciativa y animar a todo el mundo a que se pase este fin de semana por allí, últimos días de actividad de una iniciativa ejemplar. Este viernes, como les decíamos, la cosa se presentaba muy animada. Estaba medio PP almorzando allí, con Soria y su gente en una mesa, y María Eugenia Márquez y la suya en otra. El aún alcalde y la candidata que aspira a sustituirlo, se acercaron como todo el mundo a hacerse con el menú que se sirve en el restaurante al módico precio de 18 euros. Ambos dos abonaron su cuenta con sendos billetes de 20 euros y, lejos de picar en la argucia de los promotores de obtener esos dos euros para mayor gloria de la iniciativa, Soria y Luzardo prefirieron esperar por la vuelta, cogerla y guardarla cuidadosamente en sus respectivas talegas. Antes se decía que la pela es la pela. Estamos por encontrar una expresión que venga a cuento con estas prácticas tan generosas.
No se pueden imaginar ustedes lo animadísimo que estaba este viernes el rastrillo de Nuevo Futuro, instalado con mucho esfuerzo y mayor ilusión en el edificio Miller de Las Palmas de Gran Canaria. Hay que volver a felicitar a los promotores de la iniciativa y animar a todo el mundo a que se pase este fin de semana por allí, últimos días de actividad de una iniciativa ejemplar. Este viernes, como les decíamos, la cosa se presentaba muy animada. Estaba medio PP almorzando allí, con Soria y su gente en una mesa, y María Eugenia Márquez y la suya en otra. El aún alcalde y la candidata que aspira a sustituirlo, se acercaron como todo el mundo a hacerse con el menú que se sirve en el restaurante al módico precio de 18 euros. Ambos dos abonaron su cuenta con sendos billetes de 20 euros y, lejos de picar en la argucia de los promotores de obtener esos dos euros para mayor gloria de la iniciativa, Soria y Luzardo prefirieron esperar por la vuelta, cogerla y guardarla cuidadosamente en sus respectivas talegas. Antes se decía que la pela es la pela. Estamos por encontrar una expresión que venga a cuento con estas prácticas tan generosas.