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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Multas ya inexistentes

No hay cosa más temida por los conductores que el radar de detección de velocidad. Entre los que están camuflados, los coches blancos, los que no están y los que se anuncian, no hay ya carretera o vía urbana que no ponga al personal con el corazón en un puño. Es cierto que los límites de velocidad están para respetarlos, y que es este factor, el de la velocidad, el que mayor número de accidentes mortales provoca. Pero también es cierto que hay carreteras que soportan discos con límites de velocidad absolutamente injustificados, como el de 50 kilómetros/hora que hay en la autovía de Tafira a la altura de Monteluz, o las señales de 60 en la Circunvalación que están en la historia que les vamos a contar a continuación.

No hay cosa más temida por los conductores que el radar de detección de velocidad. Entre los que están camuflados, los coches blancos, los que no están y los que se anuncian, no hay ya carretera o vía urbana que no ponga al personal con el corazón en un puño. Es cierto que los límites de velocidad están para respetarlos, y que es este factor, el de la velocidad, el que mayor número de accidentes mortales provoca. Pero también es cierto que hay carreteras que soportan discos con límites de velocidad absolutamente injustificados, como el de 50 kilómetros/hora que hay en la autovía de Tafira a la altura de Monteluz, o las señales de 60 en la Circunvalación que están en la historia que les vamos a contar a continuación.