El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Padecimientos de la COTMAC
La COTMAC, especie en peligro de extinción, se ha despachado a gusto dándole el carácter indicativo a lo que el Cabildo propuso respecto a los puertos deportivos a ubicar en Gran Canaria. Es eso de “si quieres hacer un puerto, presenta un plan, que mañana te digo que has de presentar un proyecto en otro sitio y pasado mañana te digo que no, que todo es indicativo y hay que empezar de nuevo”. Lo cierto es que Soria ha olido la debilidad del referendario, el director de Servicio Jesús Luna, y ha dicho lo obvio: los técnicos a lo suyo. Y no deja de tener razón. Hace mucho que la enfermedad de la COTMAC se llama carnavalierisis crónica, que está descrita de la siguente manera: se reúne un puñado de personas y los técnicos hacen de políticos y los políticos de técnicos. Si Soria quiere asumir todo el nivel de decisiones que le corresponda, tiene legitimidad democrática. Adelante. Pero igual legitimidad tendrá la oposición para vigilar y enmendar. Y no desde los pasillos de la COTMAC, sino desde un sitio acorde con la dignidad del papel de la otrora llamada leal oposición que el larrismo desprecia en un empequeñecerse cada vez más.
La COTMAC, especie en peligro de extinción, se ha despachado a gusto dándole el carácter indicativo a lo que el Cabildo propuso respecto a los puertos deportivos a ubicar en Gran Canaria. Es eso de “si quieres hacer un puerto, presenta un plan, que mañana te digo que has de presentar un proyecto en otro sitio y pasado mañana te digo que no, que todo es indicativo y hay que empezar de nuevo”. Lo cierto es que Soria ha olido la debilidad del referendario, el director de Servicio Jesús Luna, y ha dicho lo obvio: los técnicos a lo suyo. Y no deja de tener razón. Hace mucho que la enfermedad de la COTMAC se llama carnavalierisis crónica, que está descrita de la siguente manera: se reúne un puñado de personas y los técnicos hacen de políticos y los políticos de técnicos. Si Soria quiere asumir todo el nivel de decisiones que le corresponda, tiene legitimidad democrática. Adelante. Pero igual legitimidad tendrá la oposición para vigilar y enmendar. Y no desde los pasillos de la COTMAC, sino desde un sitio acorde con la dignidad del papel de la otrora llamada leal oposición que el larrismo desprecia en un empequeñecerse cada vez más.