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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Que le pongan un cabo legionario

Muy bueno lo de José Manuel Soria dándole la vuelta a las declaraciones del marqués de las Dunas acerca de la conveniencia de que la Armada devuelva a los africanos a su lugar de origen, previa observancia de los derechos humanos al modo que entiende Domingo González Arroyo. Dice Soria que en realidad lo que el marqués quería decir es que la Guardia Civil es fantástica de la muerte galáctica y que la medicina del patriotismo que a todos nos invade acabará con todas las epidemias de la sociedad moderna. Mientras debatíamos lo de la Armada y el benemérito cuerpo (de la Guardia Civil) van los chorizos (en sentido tradicional) y entran de madrugada en el Ayuntamiento de La Oliva. Dicen que entraron por donde mejor les venía, por una puerta trasera desguarnecida, que abrieron la caja fuerte, que se llevaron dinero en efectivo, talones bancarios, planos y documentos. Dicen también que aquello estaba custodiado por un triste guardia jurado, por lo que recomendamos al alcalde, González Arroyo, que escriba al ministro Trillo para que le ponga en cada puerta del Consistorio el necesario número de cabos legionarios. Y de paso que le manden una bandera de muchos metros cuadrados que tape todo lo que se pueda.

Muy bueno lo de José Manuel Soria dándole la vuelta a las declaraciones del marqués de las Dunas acerca de la conveniencia de que la Armada devuelva a los africanos a su lugar de origen, previa observancia de los derechos humanos al modo que entiende Domingo González Arroyo. Dice Soria que en realidad lo que el marqués quería decir es que la Guardia Civil es fantástica de la muerte galáctica y que la medicina del patriotismo que a todos nos invade acabará con todas las epidemias de la sociedad moderna. Mientras debatíamos lo de la Armada y el benemérito cuerpo (de la Guardia Civil) van los chorizos (en sentido tradicional) y entran de madrugada en el Ayuntamiento de La Oliva. Dicen que entraron por donde mejor les venía, por una puerta trasera desguarnecida, que abrieron la caja fuerte, que se llevaron dinero en efectivo, talones bancarios, planos y documentos. Dicen también que aquello estaba custodiado por un triste guardia jurado, por lo que recomendamos al alcalde, González Arroyo, que escriba al ministro Trillo para que le ponga en cada puerta del Consistorio el necesario número de cabos legionarios. Y de paso que le manden una bandera de muchos metros cuadrados que tape todo lo que se pueda.