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Soria revienta su propia presa

Se veía venir desde que, siendo presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Manuel Soria metió en un cajón de su despacho el proyecto que le traía, muy ilusionado, el que fuera consejero insular José Jiménez: la central hidroeléctrica entre las presas de Chira y Soria. Con ese bombeo se iba a garantizar el futuro de las energías renovables en la isla porque de nada vale una producción enorme si no se puede almacenar y recurrir a ella de manera constante y estable cuando se necesita. El siguiente presidente del Cabildo, José Miguel Pérez, retomó esa idea, pero no hizo los deberes adecuadamente porque, como ha quedado ahora de manifiesto, el concurso para adjudicar la construcción de esa ambiciosa instalación se hizo sin someterlo al órgano competente en la materia, entonces la Comisión Nacional de la Energía, que debía regular los parámetros necesarios de asignaciones y tarifas. Pero la intención era buena: desbloquear un proyecto que viabilizaría la enorme potencialidad eólica de Gran Canaria y diera carta de naturaleza a aquel famoso plan que Zapatero y Rivero pactaron en 2009 de poner en marcha cuatro bombeos en Canarias (Garona del Viento, La Palma, Tenerife y Chira-Soria). La debilidad del procedimiento se introdujo como consecuencia de las presiones que, como siempre, ejerció Endesa, la eterna Unelco, que promovió con su enorme poder que se hiciera un concurso tan restringido que sólo ella pudiera presentarse, y por supuesto, ganarlo. Y así fue. Los expertos lo advirtieron desde el primer momento: la eléctrica no tiene maldito interés en la implantación de las energías verdes, y su presencia en Chira-Soria sólo respondía a su deseo de marcar el territorio para que ningún competidor pudiera atreverse con el sistema eléctrico insular de Canarias. Desde entonces hasta ahora, nos e ha movido un euro, ni un balde de cemento.

Generando derechos

Es muy conveniente repasar el reportaje que este periódico ofreció el pasado 16 de abril. En él puede apreciarse el poderío de una compañía eléctrica, que consigue en Canarias, con tan solo con el 0,008 de empleados del grupo Enel, del que forma parte, alcanzar el 8,71% de los beneficios de la multinacional italiana que se quedó con el negocio gracias a la generosa privatización que remató en 1998 José María Aznar, para pasar en 2011 a ser asesor de la eléctrica con sueldo de 200.000 euros al año. Su negocio está montado alrededor de sus plantas de generación con fuel y cualquier intromisión en el sistema puede hacer tambalear esos descomunales beneficios. En Canarias no hay competencia eléctrica, por mucho que el espíritu de las sucesivas leyes (la última, de octubre pasado firmada por el flamante ministro canario) hablen con elocuencia de liberalizar el sector. Endesa se ha hecho dueña de la energía en las Islas sin apenas invertir y bloqueando cualquier posibilidad de que las renovables se abran paso. Y aunque ahora parezca que Soria la pone contra las cuerdas retirándole la titularidad de Chira-Soria, lo que en realidad está ocurriendo era exactamente lo que la compañía quería: que se eternice unos cuantos años más la puesta en marcha de ese bombeo y ganar expectativas de negocio con las que pueda reclamar daños y perjuicios llegado el momento procesal oportuno. Porque en octubre pasado, la ley 17/2013, de regulación de los sistemas eléctricos extrapeninsulares, el Ministerio de Industria mantenía Chira-Soria en manos de Endesa a condición de que en seis meses presentara un calendario de actuaciones, un aval por las inversiones y una fecha de puesta en marcha. De lo contrario, tal y como se programó desde 2009, esa central hidroeléctrica debía pasar a manos de Red Eléctrica. Por supuesto, Endesa no ha hecho sus deberes, y ahora habrá de ser nombrado un árbitro que dicte un laudo por el que se impongan las condiciones de transferencia de una compañía a otra, dando por sentado que un bombeo no es generación de energía, sino almacenamiento, lo que le es propio al operador del sistema, es decir, Red Eléctrica.

Es el desmantelamiento de las renovables

Así las cosas, el resultado vuelve a ser el peor para la penetración de las renovables en Canarias y, por lo tanto, el mejor para la compañía que aquí preside un amigo íntimo de José Manuel Soria, el empresario Mario Romero Mur. En vez de imponer desde octubre la transferencia a Red Eléctrica, como venía marcado por el Plan Canarias de ZP, el ministro no ha hecho otra cosa que engordar las expectativas de negocio de Endesa y, de paso, aplazar medio año la puesta en marcha de Chira-Soria aun a sabiendas de que la eléctrica jamás ha estado interesada en ese negocio. Ahora no hay 250 millones de euros para invertir, o al menos eso dice Endesa, ganadora del concurso de construcción de la central, lo que se complica por su condición de feroz monopolio que asusta a cualquier competidor que quiera enfrentarse a ella y al ministro Soria, bestia parda del sector desde que ejecuta como está haciendo el desmantelamiento de las renovables y de las prerrogativas de un lobby que, efectivamente, hace lo que le da la real gana. La empresa que preside Romero Mur ya ha anunciado, oh sorpresa, que no aceptará las imposiciones del ministerio y que acudirá a la vía judicial, lo que eternizará todavía más aquel sueño de José Jiménez, ex consejero del PP, que quiso que Gran Canaria empezara a desembarazarse de la dependencia energética por la que muchos claman tan cínicamente.

50 semanales

Estamos de celebración en Canarias Ahora. Este viernes hemos publicado nuestro número 50 de Canarias Ahora Semanal, el magazine de reportajes de nuestro periódico con el que pretendemos complementar la frenética actualidad que ofrecemos cada día a nuestros lectores a través de reportajes más pausados que invitan a una lectura más sosegada y profunda de lo que está pasando. Un buen número de colaboradores, unos más consagrados que otros, pero todos con el afán de elaborar textos de mucha calidad, han hecho posible que cumplamos ya cincuenta números gracias al apoyo de un buen número de lectores que apuestan por el periodismo comprometido que pretendemos hacer aquí. Con nuestro Canarias Ahora Semanal queremos premiar esa fidelidad y tratar de tantear una vía de financiación del proyecto que nos permita ampliar nuestro equipo de colaboradores y, consecuentemente, presentarnos ante esos lectores con más variados contenidos. En este número 50 pueden encontrar la imprescindible pluma de José A. Alemán, que profundiza en lo que nos jugamos en estas próximas elecciones del 25 de mayo, cuando se prevé que la ultraderecha incremente notablemente su presencia en Estrasburgo. Desde Berlín, Ana Tristán relata la experiencia de españoles que sufren la represión de un Gobierno que afronta la crítica ante la crisis muy malamente. Lourdes Benítez, una de nuestras últimas incorporaciones, escribe en este número sobre la aventura que supone hacer cine de animación desde Canarias. Y Domingo Ramos rememora, con nuevos datos y nuevas imágenes, los sucesos de hace treinta años en Los Rodeos, al estrellarse una avioneta que participaba en una exhibición. Un boletín que está a disposición de nuestros suscriptores, con cuya aportación económica contribuyen al sostenimiento de este proyecto periodístico que este año cumple catorce en Internet. Gracias a todos.

Se veía venir desde que, siendo presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Manuel Soria metió en un cajón de su despacho el proyecto que le traía, muy ilusionado, el que fuera consejero insular José Jiménez: la central hidroeléctrica entre las presas de Chira y Soria. Con ese bombeo se iba a garantizar el futuro de las energías renovables en la isla porque de nada vale una producción enorme si no se puede almacenar y recurrir a ella de manera constante y estable cuando se necesita. El siguiente presidente del Cabildo, José Miguel Pérez, retomó esa idea, pero no hizo los deberes adecuadamente porque, como ha quedado ahora de manifiesto, el concurso para adjudicar la construcción de esa ambiciosa instalación se hizo sin someterlo al órgano competente en la materia, entonces la Comisión Nacional de la Energía, que debía regular los parámetros necesarios de asignaciones y tarifas. Pero la intención era buena: desbloquear un proyecto que viabilizaría la enorme potencialidad eólica de Gran Canaria y diera carta de naturaleza a aquel famoso plan que Zapatero y Rivero pactaron en 2009 de poner en marcha cuatro bombeos en Canarias (Garona del Viento, La Palma, Tenerife y Chira-Soria). La debilidad del procedimiento se introdujo como consecuencia de las presiones que, como siempre, ejerció Endesa, la eterna Unelco, que promovió con su enorme poder que se hiciera un concurso tan restringido que sólo ella pudiera presentarse, y por supuesto, ganarlo. Y así fue. Los expertos lo advirtieron desde el primer momento: la eléctrica no tiene maldito interés en la implantación de las energías verdes, y su presencia en Chira-Soria sólo respondía a su deseo de marcar el territorio para que ningún competidor pudiera atreverse con el sistema eléctrico insular de Canarias. Desde entonces hasta ahora, nos e ha movido un euro, ni un balde de cemento.

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