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Primer cuerno de Clavijo al PP

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Apenas lleva dos años al frente del Partido Popular de Canarias y Manuel Domínguez ya se enfrenta a su segundo desafío. El primero fue convertir su cerrado apoyo a Pablo Casado, en febrero de 2022, en un cerrado apoyo a Alberto Núñez Feijóo una semana después. Cosas de las aclamaciones partidistas.

El segundo desafío de Manuel Domínguez está siendo conocer a Fernando Clavijo sin mosquearse más de lo debido. Desde el primer día empezaron las tiranteces entre el presidente y el vicepresidente del Gobierno canario por la gestión de la televisión pública autonómica. El líder del PP estaba seguro de que tal encomienda se mantendría, como hasta ese momento, en la vicepresidencia que le correspondió y en la Consejería de Hacienda, en manos de la también popular Matilde Asián. Pero el presidente Clavijo se lo dejó claro: “La televisión es cosa mía, Manolo”. Y Manolo se lo tragó. El desastre está siendo imposible de superar, pero esa es otra historia.

Ahora que parecía que se encauzaba la legislatura y se completaba el amplio ramillete de nombramientos que convierte a este Gobierno en uno de los más caros de la historia reciente, Manuel Domíngez se enfrenta por culpa de Clavijo a la necesidad de explicar a su militancia y a sus votantes cómo es posible que esté gobernando en Canarias con un partido que ha firmado que va a investir presidente a un sátrapa, a un dictador, a un desgraciado que debería abandonar España en el maletero de un coche, como ha resumido expeditivamente el vicesecretario de organización del Partido Popular, Miguel Tellado.

Clavijo se ha empleado a fondo en convencer a los suyos de que CC debe apoyar la investidura de Sánchez frente a la opinión bastante generalizada que apuesta dentro del partido por empezar las negociaciones con el Partido Socialista a partir de los presupuestos. Es decir, sin incluir a la diputada Cristina Valido en la fotografía de los 179 que este jueves harán a Pedro Sánchez presidente de un Gobierno con Sumar, otra de las desaparecidas líneas rojas de la organización regionalista que parecía innegociable. 

El presidente del PP canario se ha apresurado a justificar el desplante de su socio. Y lo ha hecho con dos explicaciones pintorescas. La primera, que lo conseguido en las negociaciones entre CC y el PSOE (la agenda canaria) bien merecen el sacrificio de hacer presidente a Sánchez, lo que echa por tierra todo el argumentario nacional acerca de la incapacidad del presidente en funciones para poner en marcha la legislatura y, por consiguiente, dirigir un país que se queda sin estado de derecho y se convierte en una dictadura. Y la segunda explicación que ha ofrecido a los suyos el líder popular canario es que su pacto con CC no se va a romper, sencillamente  porque lo siguiente sería que su hueco lo ocuparía el PSOE. Otro error. 

Puede que por la cabeza de los más experimentados dirigentes de CC haya pasado la suerte de un pacto con el PSOE, con los diputados y diputadas socialistas apoyando a Fernando Clavijo sin entrar en el Gobierno, porque al fin y al cabo, de pactar ambas fuerzas debería ser el PSOE el que ocupe la presidencia del Gobierno, que por algo ganó las elecciones con cinco diputados más. Sería un pacto inadmisible para el PSOE de Tenerife, y menos si no llevara acompañadas otras compensaciones, como la alcaldía de Santa Cruz, que ganó en mayo la socialista Patricia Hernández. O el Cabildo de Tenerife, por los mismos motivos. O sea, imposible.

Otra cosa es que pueda haber acuerdos como el que se perfila en la ciudad de La Laguna, donde la cerrazón de Alberto Rodríguez, ex de Podemos y actualmente mesías de no se sabe qué secta de obediencia canaria suya, ha impedido un pacto progresista. Él quería la alcaldía porque él y su otra concejala lo valen, a lo que parece que le contestaron con una ordinariez irreproducible. 

Así las cosas, a Manolo Domínguez no le queda otra que tragarse su cabreo y soportar a Clavijo. Total, no van a ser más de tres años, que es lo que va a tardar el presidente en romper con el PP, destituir a todo el Gobierno y presentarse a las elecciones como el único salvador de Canarias que quedará para entonces en pie.

Apenas lleva dos años al frente del Partido Popular de Canarias y Manuel Domínguez ya se enfrenta a su segundo desafío. El primero fue convertir su cerrado apoyo a Pablo Casado, en febrero de 2022, en un cerrado apoyo a Alberto Núñez Feijóo una semana después. Cosas de las aclamaciones partidistas.

El segundo desafío de Manuel Domínguez está siendo conocer a Fernando Clavijo sin mosquearse más de lo debido. Desde el primer día empezaron las tiranteces entre el presidente y el vicepresidente del Gobierno canario por la gestión de la televisión pública autonómica. El líder del PP estaba seguro de que tal encomienda se mantendría, como hasta ese momento, en la vicepresidencia que le correspondió y en la Consejería de Hacienda, en manos de la también popular Matilde Asián. Pero el presidente Clavijo se lo dejó claro: “La televisión es cosa mía, Manolo”. Y Manolo se lo tragó. El desastre está siendo imposible de superar, pero esa es otra historia.