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Protegido por las altas instancias judiciales

La segunda incursión judicial de Soria por el concurso eólico la provocó él mismo denunciando a los periodistas que publicamos sus relaciones con la familia Esquivel y el negocio que les preparó sin mediar concurso de ningún tipo. La operación consistía básicamente en otorgar a su casero una concesión administrativa en el Puerto de Arinaga sin ni siquiera tener que concursar para adjudicarse potencia eólica. Pero lo descubrimos y la Autoridad Portuaria tuvo que dar marcha atrás no sin muchos esfuerzos porque los Esquivel llegaron a amagar con reclamar lucro cesante. Soria nos denunció por injurias y calumnias tras publicar esta historia y pidió para dos periodistas de esta casa dos años de prisión y 750.000 euros de multa. En el juicio demostramos documentalmente y con testigos que todo, absolutamente todo lo que publicamos, era cierto, por lo que el juez nos absolvió y condenó al hoy ministro a correr con las costas. Lejos de recurrir el fondo de la sentencia en la que expresamente se le reprendía por aprovecharse de su poder para perseguir periodistas, Soria recurrió exclusivamente la condena en costas a sabiendas de que era lo único que le iban a dejar pasar. Y lo dejaron pasar, como dejó pasar el TSJC la correspondiente denuncia por cohecho que interpusimos contra él por considerar que no había caso, e incluso amagando con empurarnos a nosotros por “bordear el fraude procesal”. Un intocable es un intocable.

La segunda incursión judicial de Soria por el concurso eólico la provocó él mismo denunciando a los periodistas que publicamos sus relaciones con la familia Esquivel y el negocio que les preparó sin mediar concurso de ningún tipo. La operación consistía básicamente en otorgar a su casero una concesión administrativa en el Puerto de Arinaga sin ni siquiera tener que concursar para adjudicarse potencia eólica. Pero lo descubrimos y la Autoridad Portuaria tuvo que dar marcha atrás no sin muchos esfuerzos porque los Esquivel llegaron a amagar con reclamar lucro cesante. Soria nos denunció por injurias y calumnias tras publicar esta historia y pidió para dos periodistas de esta casa dos años de prisión y 750.000 euros de multa. En el juicio demostramos documentalmente y con testigos que todo, absolutamente todo lo que publicamos, era cierto, por lo que el juez nos absolvió y condenó al hoy ministro a correr con las costas. Lejos de recurrir el fondo de la sentencia en la que expresamente se le reprendía por aprovecharse de su poder para perseguir periodistas, Soria recurrió exclusivamente la condena en costas a sabiendas de que era lo único que le iban a dejar pasar. Y lo dejaron pasar, como dejó pasar el TSJC la correspondiente denuncia por cohecho que interpusimos contra él por considerar que no había caso, e incluso amagando con empurarnos a nosotros por “bordear el fraude procesal”. Un intocable es un intocable.