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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Puerto: peor que lo imaginado

Investigación periodística: sentarse en el despacho de Arnáiz, contar los cuadros y las metopas que decoran las paredes y esperar a que el presidente de la Autoridad Portuaria te entregue un par de fotocopias. A continuación, reproducirlas en plan documento primicia mundial y, rianga, periodismo creativo que te crió. Es lo que han hecho -una vez más, y no aprenden- este sábado en Canarias 7, sólo que con la novedosa presentación de la firma de los dos escribidores recuadradas a pie de página y presumiendo, tararí-tarará, de “trabajo de investigación periodística”. Lo más de lo más. Todo para informar de un presunto negocio consistente en la petición de una empresa constructora, Matías Marrero, Construcciones y Obras S.A, para suministrar áridos a todas las empresas constructoras que en ese momento se encontraban ejecutando obras en el Puerto de La Luz y Las Palmas. No se pierdan la historia, que demuestra el penoso y patético intento del clan de la avaricia por presentarle a Fomento una estampita (o cromo) que intercambiar por la Gran Marisma. Imagínense lo peor, y sigan leyendo.

Investigación periodística: sentarse en el despacho de Arnáiz, contar los cuadros y las metopas que decoran las paredes y esperar a que el presidente de la Autoridad Portuaria te entregue un par de fotocopias. A continuación, reproducirlas en plan documento primicia mundial y, rianga, periodismo creativo que te crió. Es lo que han hecho -una vez más, y no aprenden- este sábado en Canarias 7, sólo que con la novedosa presentación de la firma de los dos escribidores recuadradas a pie de página y presumiendo, tararí-tarará, de “trabajo de investigación periodística”. Lo más de lo más. Todo para informar de un presunto negocio consistente en la petición de una empresa constructora, Matías Marrero, Construcciones y Obras S.A, para suministrar áridos a todas las empresas constructoras que en ese momento se encontraban ejecutando obras en el Puerto de La Luz y Las Palmas. No se pierdan la historia, que demuestra el penoso y patético intento del clan de la avaricia por presentarle a Fomento una estampita (o cromo) que intercambiar por la Gran Marisma. Imagínense lo peor, y sigan leyendo.