El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un puño y una rosa en la Raimunda
Se llenó hasta los topes el pequeño salón del Ministerio de Justicia habilitado para la ocasión de la entrega del autorretrato de López Aguilar, a la que no faltaron otros ex de amplio recorrido como Enrique Múgica, Ángel Acebes o Mariano Fernández Bermejo, u otros de no tan altos destinos como los senadores canarios Arcadio Diaz Tejera o Nina Santana, o el antecesor canario en lides europeas del homenajeado, Manuel Medina... A todos sorprendió el autorretrato doble que hizo López Aguilar, el que presentó en óleo sobre lienzo y el que relató de viva voz a los presentes, con expresa advertencia de que no se ha rendido ni piensa rendirse en un futuro cercano. El cuadro, consideraciones artísticas aparte, es de mejor factura que algunos de los más recientes colgados en la contigua galería del ministerio, y además de la indiscutible aportación que supone ser autorretrato, contiene guiños impensables en un retratista al uso, como ese puño con rosa que cuelga disimuladamente de uno de los engarces del collar de San Raimundo de Peñafort que luce el ex ministro en su cuadro.
Se llenó hasta los topes el pequeño salón del Ministerio de Justicia habilitado para la ocasión de la entrega del autorretrato de López Aguilar, a la que no faltaron otros ex de amplio recorrido como Enrique Múgica, Ángel Acebes o Mariano Fernández Bermejo, u otros de no tan altos destinos como los senadores canarios Arcadio Diaz Tejera o Nina Santana, o el antecesor canario en lides europeas del homenajeado, Manuel Medina... A todos sorprendió el autorretrato doble que hizo López Aguilar, el que presentó en óleo sobre lienzo y el que relató de viva voz a los presentes, con expresa advertencia de que no se ha rendido ni piensa rendirse en un futuro cercano. El cuadro, consideraciones artísticas aparte, es de mejor factura que algunos de los más recientes colgados en la contigua galería del ministerio, y además de la indiscutible aportación que supone ser autorretrato, contiene guiños impensables en un retratista al uso, como ese puño con rosa que cuelga disimuladamente de uno de los engarces del collar de San Raimundo de Peñafort que luce el ex ministro en su cuadro.