Rajoy, no les falles

Todos los analistas políticos, enteradillos de la caja del agua, echadoras de cartas y tertulianos del más variado pelaje, coincidían este lunes en la insoportable inutilidad de la reunión del Mencey, más que nada porque, pese al afán del socialista, su interlocutor ya traía la respuesta escrita en la frente. Que no, que tú a mí no me camelas, que me quedo con Manolo Soria, que ni levanta alfombras ni quita las vacas a la gente de la cumbre. No hay nada más que recordar que en la noche electoral a quien primero felicitó por los resultados electorales fue a Mariano Rajoy, tonto que es el mago de El Sauzal. Paulino y Soria se acercan cada día más al precipicio de fiar su futuro político a los resultados que obtenga el PP en las Generales de 2008, que de ser positivos, les perpetuaría en el poder hasta el final de la legislatura canaria. Pero, ¿qué pasaría si gana Zapatero? Porque Rajoy no es lo que se dice lo más preferido por el electorado español. De eso seguro que hablaron también, aunque nadie lo cuente.

Todos los analistas políticos, enteradillos de la caja del agua, echadoras de cartas y tertulianos del más variado pelaje, coincidían este lunes en la insoportable inutilidad de la reunión del Mencey, más que nada porque, pese al afán del socialista, su interlocutor ya traía la respuesta escrita en la frente. Que no, que tú a mí no me camelas, que me quedo con Manolo Soria, que ni levanta alfombras ni quita las vacas a la gente de la cumbre. No hay nada más que recordar que en la noche electoral a quien primero felicitó por los resultados electorales fue a Mariano Rajoy, tonto que es el mago de El Sauzal. Paulino y Soria se acercan cada día más al precipicio de fiar su futuro político a los resultados que obtenga el PP en las Generales de 2008, que de ser positivos, les perpetuaría en el poder hasta el final de la legislatura canaria. Pero, ¿qué pasaría si gana Zapatero? Porque Rajoy no es lo que se dice lo más preferido por el electorado español. De eso seguro que hablaron también, aunque nadie lo cuente.