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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Un republicano pidiendo ayuda al Rey

La lucha de Aminatou Haidar por su situación personal y por la del pueblo saharaui, sumido en la represión, en la violación constante de los derechos humanos y sometido al olvido intermitente de la comunidad internacional, no debería quedar empañada por algunas extravagancias realizadas en los alrededores de la activista, la conocida como la Gandhi saharaui. En los alrededores y en los círculos concéntricos. Resulta verdaderamente patético ver a un republicano hecho y derecho dirigirse al Rey de España reclamándole su intervención ante el reino de Marruecos. Lo ha hecho el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, quien no contento con tan flagrante contradicción de partida, encima se ha permitido el lujo de revelar la respuesta de La Zarzuela, que ha venido a decirle que el Gobierno no considera oportuna la intervención del monarca porque ya se están haciendo otras gestiones que, en función de su alcance, circunstancias y resultados, hasta podrían dejar en evidencia al jefe del Estado españolen el caso de otro desplante marroquí. Y tampoco hay necesidad ninguna. Ninguna.

La lucha de Aminatou Haidar por su situación personal y por la del pueblo saharaui, sumido en la represión, en la violación constante de los derechos humanos y sometido al olvido intermitente de la comunidad internacional, no debería quedar empañada por algunas extravagancias realizadas en los alrededores de la activista, la conocida como la Gandhi saharaui. En los alrededores y en los círculos concéntricos. Resulta verdaderamente patético ver a un republicano hecho y derecho dirigirse al Rey de España reclamándole su intervención ante el reino de Marruecos. Lo ha hecho el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, quien no contento con tan flagrante contradicción de partida, encima se ha permitido el lujo de revelar la respuesta de La Zarzuela, que ha venido a decirle que el Gobierno no considera oportuna la intervención del monarca porque ya se están haciendo otras gestiones que, en función de su alcance, circunstancias y resultados, hasta podrían dejar en evidencia al jefe del Estado españolen el caso de otro desplante marroquí. Y tampoco hay necesidad ninguna. Ninguna.