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Soria y Tamaraceite

Insiste Soria, impasible el ademán -a ratos- con echar la culpa a la compañía Global de los males que aquejan al transporte público en Tamaraceite, donde los vecinos se suben por las paredes por el estropicio que les han montado allí con las obras. Los de Global alucinan en colores con los embolados del alcalde y de sus concejalas, Carmen Guerra por un lado tratando de sublevar a las masas vecinales, y Rosa Rodríguez por el otro mandando a la guardia presoriana a empapelar a las guaguas de la compañía cuando pretendían satisfacer las mismas reclamaciones que Guerra defendía desde el bando de los usuarios. Un galimatías, como muchas de las cosas donde se mete el equipo soriano. Global ya ha sacado dos o tres comunicados tratando de aclarar a la opinión pública y de paso al alcalde cuál es el alcance de los decretos que éste último firma. La empresa de transportes se limita a aplicar las restricciones que le impone el Ayuntamiento y le autoriza la Autoridad Única del Transporte (donde está la sargento Rodríguez, por cierto), y encima es el mismo Ayuntamiento el que sale en los periódicos reclamándole que haga lo que el consistorio precisamente le ha prohibido. Kafka era un aficionado. Para colmo, el alcalde se inventa que sus Guaguas Municipales del alma, que le traen por la calle de la amargura de nada que le ponen los números delante, no pueden llegar a Tamaraceite y que ya quisiera él poderlas mandar. No se entera Soria, por lo que le recomendamos que antes de tirarse a la piscina conozca los límites de su municipio y hasta dónde llega el servicio urbano de transporte. Lleva una racha buena Soria con Global; no debió gustarle nada que el Supremo tumbara el disparate de Defensa de la Competencia, y anda el hombre agobiado a ver cómo puede desgastar la imagen de la compañía, quizá porque alguien le habrá dicho que cuando las concesiones interurbanas salgan a concurso podrían interesar a terceros que no andan por aquí sino por allá.

Insiste Soria, impasible el ademán -a ratos- con echar la culpa a la compañía Global de los males que aquejan al transporte público en Tamaraceite, donde los vecinos se suben por las paredes por el estropicio que les han montado allí con las obras. Los de Global alucinan en colores con los embolados del alcalde y de sus concejalas, Carmen Guerra por un lado tratando de sublevar a las masas vecinales, y Rosa Rodríguez por el otro mandando a la guardia presoriana a empapelar a las guaguas de la compañía cuando pretendían satisfacer las mismas reclamaciones que Guerra defendía desde el bando de los usuarios. Un galimatías, como muchas de las cosas donde se mete el equipo soriano. Global ya ha sacado dos o tres comunicados tratando de aclarar a la opinión pública y de paso al alcalde cuál es el alcance de los decretos que éste último firma. La empresa de transportes se limita a aplicar las restricciones que le impone el Ayuntamiento y le autoriza la Autoridad Única del Transporte (donde está la sargento Rodríguez, por cierto), y encima es el mismo Ayuntamiento el que sale en los periódicos reclamándole que haga lo que el consistorio precisamente le ha prohibido. Kafka era un aficionado. Para colmo, el alcalde se inventa que sus Guaguas Municipales del alma, que le traen por la calle de la amargura de nada que le ponen los números delante, no pueden llegar a Tamaraceite y que ya quisiera él poderlas mandar. No se entera Soria, por lo que le recomendamos que antes de tirarse a la piscina conozca los límites de su municipio y hasta dónde llega el servicio urbano de transporte. Lleva una racha buena Soria con Global; no debió gustarle nada que el Supremo tumbara el disparate de Defensa de la Competencia, y anda el hombre agobiado a ver cómo puede desgastar la imagen de la compañía, quizá porque alguien le habrá dicho que cuando las concesiones interurbanas salgan a concurso podrían interesar a terceros que no andan por aquí sino por allá.