Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

El Womad que Las Palmas no quiere

Triunfó a lo grande la vigésimo segunda edición del Womad de Cáceres, ya saben, ese festival que no gusta al Partido Popular de Canarias por motivos exclusivamente relacionados con su sectarismo. En Cáceres sufren la misma crisis económica que en Las Palmas de Gran Canaria; en Extremadura (35,56%) hay más paro que en Canarias (34,2%). En Cáceres hay una alcaldesa del PP; y un presidente de la Diputación Provincial del PP; y una consejera autonómica de Cultura del PP; y un presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, del PP. Y, sin embargo, a ninguno de ellos, a ninguno, se la ha pasado por la cabeza suprimir del calendario anual de acontecimientos culturales al festival que cada mes de mayo llena la ciudad de sonidos del mundo y de miles y miles de personas, muchas de las cuales nacieron cuando el Womad ya estaba allí. Pero no solamente hay unanimidad institucional en torno a la celebración del festival, también la hay para elogiar y hacer reconocimientos profesionales públicos a su directora para España y Portugal, la canaria Dania Dévora, que triunfa en Cáceres con el Womad, en Barcelona o en Buenos Aires con sus producciones teatrales, gana premios internacionales por su acreditada trayectoria mientras la miseria pueblerina de su tierra la desprecia sin que se conozca un solo motivo que alguien pueda sostener en una discusión más de treinta segundos. El festival Womad de Cáceres fue todo un éxito este año, como era de prever. Acompañó el tiempo, volvió a rendir a su máxima profesionalidad el equipo de Dania Dévora y de Womad International; los diecisiete artistas que se subieron a los escenarios de la Plaza Mayor y de la de San Jorge, cautivaron al público, que atestó por completo las calles del casco viejo de la ciudad. Los hoteles hicieron su agosto, los restaurantes volvieron a desempolvar sus carteles de menús Womad; Renfe puso servicios especiales a mitad de precio; los taxistas de la ciudad acordaron una tarifa cerrada de 5 euros entre la estación y el centro festivalero; una zona de acampada y bungalows ofertaba tres noches por el precio de dos? El Womad marca una parte de la vida de Cáceres, lo mismo para calcular los natalicios que para las decisiones empresariales. “Lo decidiré después del Womad”, oímos decir a una conocida empresaria de la hostelería cacereña.

Triunfó a lo grande la vigésimo segunda edición del Womad de Cáceres, ya saben, ese festival que no gusta al Partido Popular de Canarias por motivos exclusivamente relacionados con su sectarismo. En Cáceres sufren la misma crisis económica que en Las Palmas de Gran Canaria; en Extremadura (35,56%) hay más paro que en Canarias (34,2%). En Cáceres hay una alcaldesa del PP; y un presidente de la Diputación Provincial del PP; y una consejera autonómica de Cultura del PP; y un presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, del PP. Y, sin embargo, a ninguno de ellos, a ninguno, se la ha pasado por la cabeza suprimir del calendario anual de acontecimientos culturales al festival que cada mes de mayo llena la ciudad de sonidos del mundo y de miles y miles de personas, muchas de las cuales nacieron cuando el Womad ya estaba allí. Pero no solamente hay unanimidad institucional en torno a la celebración del festival, también la hay para elogiar y hacer reconocimientos profesionales públicos a su directora para España y Portugal, la canaria Dania Dévora, que triunfa en Cáceres con el Womad, en Barcelona o en Buenos Aires con sus producciones teatrales, gana premios internacionales por su acreditada trayectoria mientras la miseria pueblerina de su tierra la desprecia sin que se conozca un solo motivo que alguien pueda sostener en una discusión más de treinta segundos. El festival Womad de Cáceres fue todo un éxito este año, como era de prever. Acompañó el tiempo, volvió a rendir a su máxima profesionalidad el equipo de Dania Dévora y de Womad International; los diecisiete artistas que se subieron a los escenarios de la Plaza Mayor y de la de San Jorge, cautivaron al público, que atestó por completo las calles del casco viejo de la ciudad. Los hoteles hicieron su agosto, los restaurantes volvieron a desempolvar sus carteles de menús Womad; Renfe puso servicios especiales a mitad de precio; los taxistas de la ciudad acordaron una tarifa cerrada de 5 euros entre la estación y el centro festivalero; una zona de acampada y bungalows ofertaba tres noches por el precio de dos? El Womad marca una parte de la vida de Cáceres, lo mismo para calcular los natalicios que para las decisiones empresariales. “Lo decidiré después del Womad”, oímos decir a una conocida empresaria de la hostelería cacereña.