La Universidad Católica de Leuven, junto al Instituto de Astrofísica de Canarias y la Universidad de la Laguna, ha liderado el primer estudio de Astrosismología en estrellas de gran masa, que permitirá en próximos años desvelar misterios aún sin resolver respecto a su evolución.
El estudio ha sido realizado gracias al trabajo conjunto de investigadores de la Universidad Católica de Leuven (Bélgica), el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y otros centros de Europa, América y Australia, precisa el centro astrofísico en un comunicado. Para ello se han aplicado técnicas de Astrosismología a un conjunto de datos obtenidos por las misiones espaciales Kepler y TESS, de la NASA.
Al igual que los sismólogos obtienen información del interior de nuestro planeta investigando las ondas producidas en terremotos, escuchar la música creada por estas “estrellas de rock” de gran masa permitirá a los astrofísicos acceder a su corazón antes de que estas terminen sus vidas como impresionantes explosiones de supernova, según se ha publicado en la revista especializada Nature Astronomy, añade.
Desde la primera observación astronómica en 1609 por parte de Galileo Galilei, los telescopios nos han permitido sondear las profundidades del Universo pero acceder al interior de la estrellas (incluso del Sol) es una tarea más complicada que implica “saber escuchar y descifrar la sinfonía de sonidos que estas generan”, afirma el IAC.
Agrega que las estrellas masivas viven rápidamente antes de morir como una impresionante explosión de supernova, esparciendo por el espacio todo el material que las conformaba.
Entre estas estrellas de gran masa se encuentran las llamadas supergigantes azules, cuyo centelleo procede de la presencia de ondas desplazándose por su superficie, un fenómeno prácticamente desconocido hasta hace poco, comenta Dominic Bowman, del Instituto de Astrofísica de la Universidad Católica de Leuven e investigador principal de este estudio.
“Antes de tener acceso a datos proporcionados por la misiones Kepler/K2 y TESS de la NASA solo se habían podido investigar de manera adecuada los cambios de brillo que sufren las supergigantes azules en unas pocas estrellas de este tipo”, precisa.
En Astrosismología -el estudio de ondas que se propagan desde el interior a la superficie de las estrellas- se usan estas variaciones de brillo para tener información sobre los procesos físicos y químicos que ocurren dentro de estos astros, añade el investigador, que indica que este descubrimiento ha abierto las puertas a una nueva línea de investigación en el campo de la Astrosismología, que hasta ahora se había centrado en el estudio del Sol y estrellas similares.
Según Bowman, la variabilidad detectada en el brillo de las supergigantes azules ha estado ahí siempre y “tan solo hemos tenido que ser pacientes y esperar la llegada de telescopios espaciales como Kepler/K2 y TESS para poder detectarla”. Sergio Simón-Díaz, investigador del IAC, coautor de este estudio y líder del proyecto IACOB, señala que esto abre “una excitante nueva era en el estudio de estrellas masivas”.
“Combinando la información proporcionada por telescopios espaciales de última generación como Kepler/K2, TESS y Gaia, con observaciones espectroscópicas obtenidas por telescopios operando desde los Observatorios de Canarias, en los próximos años seremos capaces de desvelar misterios todavía sin resolver sobre las propiedades físicas y la evolución de estas importantes máquinas cósmicas que son las estrellas masivas”, indica.