Ben Magec-Ecologistas en Acción ha alertado este miércoles de que la falta de control sobre los millones de visitantes que recibe Canarias (16 millones en 2023) hace que a diario circulen miles de vehículos y personas sin ninguna limitación, accedan a zonas restringidas, estacionen sobre especies endémicas, transiten por fuera de los senderos señalizados y, en definitiva, alteren el entorno y el hábitat de numerosas especies.
Los ecologistas, en un comunicado, han señalado que la presión humana en los espacios naturales protegidos es otro factor que afecta directamente a la conservación de la biodiversidad de Canarias, la única autonomía que tiene cuatro parques nacionales, el Teide, Timanfaya, la Caldera de Taburiente y Garajonay.
Han recordado que más de la mitad de las especies endémicas vegetales que existen en el Estado se encuentran en el archipiélago, comunidad autónoma con más especies en peligro crítico.
Según la distribución de las especies evaluadas en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), en Canarias hay un total de 93 especies en peligro crítico y 109 en peligro.
En ambas categorías el grupo más abundante es el de las plantas, representando alrededor del 50% en los dos casos, destaca Ben Magec.
Principales amenazas
Las principales amenazas hacia los ecosistemas canarios son de origen humano, como la proliferación de especies exóticas invasoras, que modifican los espacios y hacen peligrar la supervivencia de las especies endémicas.
La destrucción y alteración de hábitats, asentamientos poblacionales, infraestructuras, sobrepesca, residuos, deforestación, el uso de pesticidas, la caza furtiva, la sobreexplotación de los recursos naturales o la incidencia de la contaminación están en el origen de este problema, cuya consecuencia última es la pérdida de biodiversidad, han resaltado los ecologistas.
Según Ben Magec, la expansión incontrolada y destructiva de la industria turística sobre los espacios naturales de las islas ejerce también una presión “insostenible” sobre los ecosistemas, alterándolos, destruyéndolos, agotando recursos naturales y generando residuos y vertidos contaminantes.
En opinión de los ecologistas, el origen de esta situación es una planificación territorial y un modelo de desarrollo que no tiene en cuenta la conservación del territorio y mucho menos la biodiversidad de las islas.
Por ello, han avisado de que la destrucción del hábitat para la construcción de infraestructuras ha llevado a la extinción y sigue amenazando la supervivencia de numerosas especies.
Además, han continuado, los macroproyectos turísticos, que “en muchos casos se ejecutan de manera irregular”, amenazan y destruyen de forma directa el hábitat de especies en peligro sin que eso suponga un freno para sus construcciones.
En este sentido, han lamentado que tampoco supone un motivo “demasiado relevante” como para que las administraciones públicas canarias “hagan uso del sentido común y dejen de plegarse, nuevamente, a los intereses especulativos”.
Han puesto como ejemplo el macroproyecto turístico Cuna del Alma, en Tenerife, que continúa destruyendo el Puertito de Adeje y, por tanto, el hábitat de una especie endémica y amenazada, la viborina triste, incluida en el catálogo canario de especies protegidas.
La presencia de esta especie, que solo existe en las islas de Tenerife y La Gomera, fue uno de los motivos por los que se logró la paralización cautelar de las obras, han señalado los ecologistas, que han relatado que más tarde, entre “desprecios y numerosas burlas” por parte de representantes públicos canarios, se sugirió, con el fin de reactivar las obras lo antes posible, el trasplante de esta especie a una zona donde no molestara. Hay que recordar que, como especie protegida, su traslado no está permitido.
Las islas, en “peligro”
El cambio climático en Canarias, según Ben Magec, es otro de los factores que hacen peligrar la conservación de la biodiversidad en las islas, con el aumento de las temperaturas, la reducción de las precipitaciones y la prevalencia de la sequía y los incendios.
“El actual modelo económico de las islas es un peligro constante para nuestra biodiversidad, nuestro territorio, especies protegidas, vulnerables y amenazadas”, ha zanjado.
Además, ha hecho hincapié en que la pérdida de diversidad biológica compromete la propia supervivencia humana y la de numerosas especies, dibujando un futuro incierto.
Por ello, exigen a la clase política de las islas “sentido común” a la hora de proteger los espacios naturales.