El Cabildo de Gran Canaria encargará un proyecto de refuerzo de la vigilancia de las Dunas de Maspalomas, uno de los enclaves medioambientales y turísticos más importantes de Europa que, en este confinamiento, ha recuperado sus ondulaciones, un aspecto que, según el Cabildo, no presentada desde hace 50 años.
El presidente de la Corporación insular, Antonio Morales, anunció esta medida dados los resultados de la falta de transeúntes y la petición de la ciudadanía y agregó que el Cabildo ya trabaja con los actores turísticos y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana para incrementar la concienciación de los visitantes para que colabore en el mantenimiento del espacio, así como para mejorar la vigilancia y garantizar que no se entre en la zona de exclusión de este enclave de 400 hectáreas.
“La información que hemos dado estos días sobre la regeneración de las Dunas en Maspalomas con una imagen como la de hace cincuenta años ha levantado expectación, entusiasmo y peticiones de mayor control y protección del espacio, estoy totalmente de acuerdo en ello, ya estamos trabajando para hacerlo posible”, manifestó el presidente.
Este gobierno del Cabildo de Gran Canaria, prosiguió, ha sido el primero en poner en marcha un plan integral de restauración ambiental de la zona natural del espacio de las Dunas de Maspalomas, el proyecto Masdunas, pionero en el mundo en espacios dunares secos junto a la costa, y que incluye un experiencia piloto de reposición de la arena que se pierde por la punta de la Bajeta de Playa del inglés y la repoblación de balancones, especie imprescindible para el proceso de formación de las dunas.
También ha incluido la eliminación de especies invasoras y los goros de leña, la colocación de paneles informativos sobre el ecosistema y su conservación, y la instalación de 1.500 bolardos en la zona de exclusión y en los ocho kilómetros de sendero que discurren dentro del espacio y a los que se debe limitar el tránsito por las Dunas, subrayó.
El proyecto Masdunas, que ha despertado el interés de la comunidad científica internacional, surge tras de décadas de experiencia, conservación, investigación de los técnicos insulares y científicos, y está logrando en poco tiempo grandes progresos, como que los 40.000 metros cúbicos de arena extraídos de la punta de la Bajeta –para situarlos en Playa del Inglés y que la arena sea atrapada por los balancones para formar dunas-, han sido repuestos por la propia naturaleza. Además, los balancones ya son el germen de pequeñas dunas.
“Merece la pena trabajar por las Dunas, luchar por ellas, conservarlas, son un legado para las nuevas generaciones, para el medio ambiente y para el planeta”, concluyó.