Más de 96.000 ciudadanos de España, Italia, Francia y Alemania han firmado la petición change.org/StopGranjaDePulpos iniciada por la organización Acción Océanos y el Instituto Jane Goodall España a través de su programa educativo Raíces y Brotes, en la que solicitan a la Unión Europea “una ley que prohíba la cría de pulpos en granjas marinas” debido al “desastre ético y ambiental” que aseguran que supondrían.
La célebre etóloga Jane Goodall ha mostrado su apoyo a la petición: “Estas granjas no podrán ofrecer las condiciones que los pulpos necesitan y merecen, e inevitablemente causarán un nivel de sufrimiento que ahora sabemos que es inaceptable”, ha argumentado. Por ello, ha mostrado públicamente su apoyo a la campaña en la que se solicita una ley europea que prohíba la cría de pulpos en granjas marinas: “Los pulpos son asombrosamente inteligentes, capaces de resolver problemas complejos, a veces utilizando herramientas, y los científicos están estudiando ahora la relación entre su cambio de color y las emociones. Cuando me enteré de que empresas españolas planean encerrar a estas criaturas sensibles y fascinantes en ”granjas de pulpos“, me sentí profundamente angustiada. Espero que nos ayuden a evitar esta situación. Debemos actuar ahora”.
Los impulsores de la campaña, la organización Acción Océanos y el Instituto Jane Goodall España a través de su programa educativo Raíces y Brotes, han explicado que “la empresa española Nueva Pescanova planea abrir la primera granja intensiva comercial de pulpos en 2022 en Gran Canaria, para empezar a vender los primeros pulpos en 2023. Afirma que ejercerá menos presión pesquera sobre los pulpos salvajes y que creará muchos puestos de trabajo. El proyecto está aún pendiente de aprobación del departamento de medio ambiente de las Islas Canarias, aunque desde marzo de 2021 se ha aprobado la patente para el cultivo de larvas de la especie que más se comercializa: el pulpo común”.
“La empresa no quiere dar detalles de las condiciones de cría de los pulpos, ya que se considera el secreto de su negocio, pero la cría intensiva de pulpos en granjas marinas, cuyo beneficio consiste en criar al mayor número de pulpos en el menor tiempo posible, teniéndolos en tanques, no es correcta ni a nivel ético ni a nivel ambiental”, han añadido.
Un desastre ético y ambiental
Los impulsores de esta iniciativa han denunciado “la falta de ética” que afirman que supone la apertura de una granja de pulpos. Explican que “existen evidencias científicas que demuestran que los pulpos son capaces de sentir dolor y sufrimiento, y para su desarrollo necesitan espacio y estímulos cognitivos, que no se les facilitaría en estas instalaciones”. Asimismo, advierten, de acuerdo con investigaciones realizadas en la London School of Economics que “los pulpos son seres sintientes, y manifestaron su convicción de que la explotación con alto grado de bienestar sería imposible (y que, si la tuviera, dejaría de ser rentable)”.
Así, ambas organizaciones solicitan a la Unión Europea “una ley que prohíba la cría de pulpos en granjas marinas”. “Las leyes de la Unión Europea que regulan el bienestar del ”ganado“ no se aplican a los invertebrados, por lo que los pulpos no están incluidos, así que no tienen protección bajo la ley desde el punto de vista del cultivo masivo. Por otro lado, la Directiva europea 2010/63/EU sobre la crianza de animales para fines científicos sí incluye a los cefalópodos. Si esta ley tiene en cuenta el bienestar y la capacidad intelectual y sintiente de los pulpos, no parece haber razón alguna en contra de la creación de una nueva ley que se aplique a otros ámbitos de su posible crianza, como lo sería el caso del cultivo como producto alimenticio”, han argumentado.
Las organizaciones también alertan del posible “desastre ecológico” que supondría esta granja marina. “Los pulpos son animales carnívoros y se tendrá que recurrir a la pesca salvaje para su alimentación. Tienen una ratio de conversión de 3:1, lo que significa que el peso del alimento necesario para que sobrevivan es aproximadamente tres veces el peso del propio pulpo. La cantidad de peces y de crustáceos necesaria para alimentar a estos pulpos implicaría la sobreexplotación de los recursos pesqueros y la creación de más granjas marinas”, explican.
“El impacto ambiental de este tipo de explotaciones es altísimo, con contaminación por el uso de compuestos químicos como fertilizantes, alguicidas, antibióticos o desinfectantes. Estas consecuencias no afectan solo a la zona en la que se sitúa la granja, sino a muchas otras, incluso muy lejanas, comunicadas por las corrientes marinas”, puntualizan. Asimismo, afirman que puede favorecer “la transmisión de enfermedades entre individuos” y aseguran que “con el conocimiento científico del que disponemos en la actualidad, sabemos que podría ser un desastre ético y ambiental”.
“Si lo que queremos es recuperar las poblaciones de pulpos en sus ecosistemas, como señalan desde la empresa, existen otras maneras más éticas y sostenibles de hacerlo. Esta petición es, por tanto, una llamada a la acción por parte de la población española y europea para prohibir a nivel europeo la cría de pulpos en granjas marinas, una práctica innecesariamente cruel y poco sostenible”, concluyen.