El incendio forestal de Tenerife, que se inició el pasado 21 de julio en Los Realejos y que ha afectado también a los municipios de San Juan de la Rambla, La Guancha e Icod de los Vinos, ha vuelto a reabrir un debate histórico que cobra fuerza con la llegada del verano: ¿son los hidroaviones la mejor alternativa para sofocar un incendio forestal en Canarias?
El hidroavión o los aviones anfibios son medios idóneos para controlar fuegos en terrenos llanos y en crestas, donde pueden bajar y remontar el vuelo sin tener montañas o laderas cerca. Una de las principales características de la orografía de Canarias es, precisamente, su relieve, algo a lo que apuntan los expertos a la hora de cuestionar la viabilidad de establecer una base de hidroaviones en las Islas, una iniciativa lanzada y apoyada por el Gobierno canario desde el último incendio en Gran Canaria, en 2019, y que contó con una recogida de firmas.
El director de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, Federico Grillo, insiste en que es positivo tener hidroaviones en la región, “porque salvan mucho, es un medio que llega relativamente rápido y los miembros del 43 Grupo son grandes profesionales”. No obstante, no es la mejor opción para este archipiélago.
El ingeniero forestal recordaba hace unos días por medio de su perfil de Twitter el porqué de esta afirmación. En su publicación mostraba un vídeo de la descarga de un hidroavión en un incendio en Inagua (Gran Canaria) en 2020, en la que el agua no llegaba al suelo. Grillo señala que, efectivamente, una de las ventajas del anfibio es que tira mucha agua, pero al realizar esta acción en zonas montañosas, como son las Islas, muchas veces el líquido ni siquiera alcanza el fuego.
Por tanto, el experto plantea que, si se tiene el dinero para una base, quizás sería “más inteligente” proponer la implantación de otro tipo de medios que se ajustasen al relieve abrupto de Canarias, como, por ejemplo, los helicópteros pequeños de los cabildos. Grillo explica que aunque cargan menos agua, su ligereza les permite colocarse a una altitud en la que pueden penetrar montañas y colocar bien la descarga. También hay que hacer distinciones entre los helicópteros medianos que tiene el Archipiélago y los pequeños de los cabildos. Estos últimos pueden llegar a duplicar el número de viajes porque pueden coger agua de los estanques, balsas y presas cercanos.
Manuel Amador, director de Medio Ambiente en el Cabildo de Gran Canaria, recuerda que en el ya citado incendio forestal de Gran Canaria en 2019, el peor de España en ese año con más de 10.000 hectáreas arrasadas, un helicóptero volvía de cargar agua a los cinco minutos, mientras que un hidroavión lo hacía en algo más de media hora. Esto, explica Federico Grillo, se debe a que estos últimos tienen tres opciones para recargar. La primera es irse a un mar en calma, que “normalmente se puede encontrar en la zona suroeste”, pero cuando el mar no está bien, tienen que redirigirse a puertos, lo que “afecta al tráfico marítimo”. Si no pueden ni en un lado ni en otro, los hidroaviones tendrán que ir al aeropuerto, “donde se pueden pasar bastante tiempo”.
A la larga, “cuando hacemos el cálculo de litros en ese ir y volver, te saca mucho más litros un helicóptero chiquitín, aunque tire menos agua”, indica Grillo.
Otra de las razones por las que el jefe de Emergencias del Cabildo grancanario insiste en priorizar los helicópteros para sofocar el fuego en las Islas es la seguridad, ya que, como relata, “el colectivo que más fallecidos y siniestralidad tiene en el mundo de los incendios forestales son los pilotos” de medios aéreos. En un medio pesado como el hidroavión, “cuando más se baja, hay más riesgo” en el momento de remontar el vuelo, ya que no siempre se cuenta con un margen de seguridad.
El producto local, un aliado contra los incendios
El cambio climático está haciendo que el calor sea más intenso y dure más. Esto, sumado al abandono del medio rural, forma un espacio perfecto para incendios, según el director insular de Medio Ambiente, Manuel Amador.
A este respecto, Federico Grillo explica que es inevitable que algunas zonas del monte ardan, porque “el fuego forma parte del sistema” y en estos casos “hay que estar preparados para detener el incendio”. Sin embargo, el ingeniero forestal incide en que la mejor medida de prevención es hablar de montes gestionados y de los denominados modelos mosaicos, tratando tanto los terrenos públicos como los privados que están alrededor de las viviendas con el fin de que convivan campos cultivados, huertas, sembrados o pastos.
Para crearlo se puede, por un lado, retirar parte de la pinocha, “y para eso te puedes ayudar del ganado”, destaca el experto. El pastoreo controlado disminuye la carga de combustible forestal y crea un área de baja carga o lo se conoce como cortafuegos, algo por lo que lleva apostando el Cabildo grancanario desde hace años y que Tenerife está estudiando implantar tras un proyecto piloto, como ha asegurado a Canarias Ahora la consejera insular del Área de Gestión del Medio Natural y Seguridad, Isabel García. Mientras, la medida preventiva que está tomando el Cabildo tinerfeño es contratar a 140 personas (70 en febrero y otras 70 en verano) para retirar la pinocha.
La idea, insiste Grillo, es que no haya una larga explanada en la que el fuego pueda avanzar a sus anchas, por lo que los cultivos también son una pieza clave en este paisaje mosaico. “El mejor cortafuegos es una huerta de papas o un viñedo”, afirma Grillo, a la vez que defiende que hay que dejar a un lado el “modelo conservacionista” en el que se pone una “especie de cristal al monte para protegerlo” y permitir al sector primario que realice sus labores y establezca esta barrera de protección. “La mejor manera de fomentar eso es que el ciudadano consuma producto local, que es el que va a ayudar a apagar el fuego”, asegura.
Eso sí, el jefe de Emergencias en Gran Canaria recuerda que esto se trata de un “trabajo en equipo”, y que si el vecino de al lado no cuida su espacio, esto afectará al del resto.