Casi todos tenemos una imagen idílica del continente australiano y de la isla de Tasmania en la que nos podemos encontrar multitud de fauna salvaje que se cruza enfrente de nosotros cuando damos un paseo por las afueras de cualquier ciudad. Esta idea dista mucho de la realidad y la mayor parte de los animales tasmanos son muy esquivos y de actividad nocturna. En Tasmania no existen canguros de gran tamaño, como el canguro rojo que es el de mayor tamaño y el más común en los documentales. Sin embargo, hay varios tipos de canguros, como los wallabies, canguros arborícolas (tree kangaroos), wallaroos o pademelons, con un total de más de 50 especies diferentes en toda Australia. En Tasmania son comunes los wallabies, canguros de 1 metro de altura, de vida nocturna y que suelen acercarse a alimentarse del césped y de algunas plantas cultivadas en los jardines. También nos podemos encontrar con pademelons, que son canguros pequeños pero menos estilizados, con apariencia de canguros con sobrepeso.
Uno de los símbolos de Australia es el koala, pero no se encuentra en Tasmania porque no existen evidencias de que hayan podido colonizar la isla desde el continente australiano. Uno de los marsupiales más frecuentes es el wombat, una especie de roedor gigante que llega a medir un metro de longitud y que excava agujeros en la base de los árboles y debajo de rocas para construir su madriguera.
Lamentablemente casi todos los animales citados (wallabies, wombat, etc.) se observan de forma frecuente en los arcenes de las carreteras y caminos como resultado de un atropello por parte de un conductor durante la noche.
El símbolo por excelencia de la isla es el diablo de Tasmania, pero que en la actualidad sólo es posible encontrarlo en zonas boscosas salvajes de la parte oeste de la isla. Existen varios centros de recuperación de esta especie en Tasmania debido a que sus poblaciones se encuentran en regresión por culpa de un cáncer facial que se transmiten de unos a otros por los enfrentamientos entre individuos. Sus aullidos y gruñidos hacen honor a su nombre y se escuchan con frecuencia antes de ser avistados. En los últimos años ha adquirido una gran notoriedad el denominado tigre de Tasmania, una especie extinta en el siglo pasado, pero que entre los tasmanos está muy extendida la leyenda de que todavía existen ejemplares salvajes en zonas boscosas inaccesibles y escasamente visitadas por el hombre en la parte occidental y central de la isla. Pero todavía nos podemos encontrar en Tasmania con dos mamíferos que ponen huevos, el ornitorrinco (platypus) y el equidna (echidna), que se encuentra en lagos de montaña y cursos altos de ríos y en diferentes tipos de bosques, respectivamente.
Como excepción al carácter esquivo de la fauna, cabe destacar a las aves, que se encuentran de forma habitual en parques y jardines, acostumbradas a la presencia humana. Los cuervos y las urracas australianas graznan de forma diferente y más estridente que los europeos, pero también destacan otras aves comunes únicas como las kookaburras, o el plover que es posible encontrar en un paseo por la ciudad. También existieron aves gigantes parecidas al avestruz como un tipo de “emu” endémico de Tasmania, extinto hace más de 150 años.
Los mejores lugares para observar la gran variedad de la fauna tasmana son los 19 parques nacionales repartidos por toda la isla de Tasmania, entre los que destaca por su extensión el Parque Nacional del Suroeste (Southwest National Park) con más de 6.000 kilómetros cuadrados. Es muy probable realizar excursiones durante varias horas en una semana recorriendo senderos en estas áreas y no observar ninguno de estos animales; pero a veces la recompensa se puede encontrar en las cercanías de un camping de una zona protegida durante las últimas horas del día.