El Ballet Nacional de Rusia Renaissance, que preside honoríficamente Maya Plisetskaya, presenta en el Teatro Cuyás, del 27 al 30 de diciembre, el suculento clásico La Bella Durmiente, una obra maestra de referencia dentro del repertorio clásico de la danza mundial. El público grancanario se ha volcado con este montaje y sólo quedan localidades para la función extra que el Cuyás se ha visto obligado a programar a las 12.00 horas del día 28.
Creado en 1888 y basado en los cuentos de hadas del escritor Charles Perrault, este ballet que se desarrolla en tres actos con prólogo, fue concebido musicalmente por Piotr Chaikovsky y coreografiado por Marius Petipá, que compartió autoría del libreto con el que fuera director de los Teatros Imperiales Rusos, Ivan Vsevolozhsky.
Fue estrenada en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo el 3 de enero de 1890. Valery Anuchin dirige al Ballet Nacional de Rusia en esta pieza en la que participan más de una veintena de personajes. Reinas y reyes, príncipes, hadas, brujas, viven y vibran dentro de este ballet que desde hace un siglo se representa en todos los escenarios del mundo, en innumerables versiones, sea en uno o varios actos, en forma modernizada o clásica.
El Teatro Cuyás ha optado en las señaladas fechas de finales de diciembre por el Ballet Nacional de Rusia Renaissance, surgido en 1998 en Moscú. Sus creadores, el coreógrafo Valery Anuchin y la directora artística Alsu Kondroleva, realizaron una exigente selección de bailarines entre artistas procedentes de las escuelas de ballet más importantes de Rusia, desde Moscú a Bakú, pasando por Perm, Ufa o Voronezh y Krasnoyarsk.
A pesar de su aún corta trayectoria, este ballet ha actuado en los escenarios principales de la capital moscovita, como el Teatro Bolshoi, así como en otras numerosas ciudades de la confederación. Asimismo ya ha realizado giras internacionales por los EE.UU, Israel, Suiza, China y la India, en donde ha presentado su variado repertorio en títulos y géneros.
En La Bella Durmiente se presentan dos temas capitales: uno es la bondad, personificada por el Hada Lila, y otro la maldad, encarnada en la maligna Hada Carabós, aunque el poder del amor, que vence siempre cualquier obstáculo, se asoma con igual fuerza a medida que se desarrolla la trama. Según el argumento del ballet ambas fuerzas luchan durante toda la obra hasta que por fin, en una apoteosis final, el bien prevalecerá sobre el mal.
La cantidad y variedad de los personajes de este cuento de hadas, por medio de la caracterización musical de todos los protagonistas, posibilitaron al coreógrafo Marius Petipa la aplicación y la profundización de sus bailes. Las danzas muy inquietas y vibrantes de los protagonistas y de los conjuntos, facilitaron la demostración del talento extraordinario del gran maestro. Muchos son los que siguen opinando que musicalmente las obras La bella durmiente y El lago de los cisnes, todavía no han sido superadas en su intensidad melódica y en su brillo instrumental.
Compuestas en estrecha colaboración con el coreógrafo Marius Petipa, representan el primer intento de Tchaikovsky de utilizar música dramática para danza después del ballet operístico del compositor alemán Christoph Willibald Gluck.