La búsqueda de los restos del último rey aborigen de Gran Canaria, Tenesor Semidán, bautizado por los castellanos durante la conquista como Fernando Guanarteme, ha concluido por falta de pruebas documentales que indiquen dónde se halla enterrado, y se descarta que esté en La Laguna.
A esta conclusión ha llegado el equipo de investigadores universitarios que ha dirigido el arqueólogo Jorge Onrubia “en una intensa labor de recopilación documental” para buscar los restos óseos del último rey aborigen de Gran Canaria, informa el Gobierno de Canarias.
El informe ha sido entregado este viernes por el director general de Patrimonio Cultural, Miguel Ángel Clavijo, a la presidenta del Parlamento de Canarias, Carolina Darias, quien trasladó en nombre de los diputados su agradecimiento por el trabajo realizado, así como su compromiso de entregar los resultados a todos los grupos parlamentarios.
El documento contiene los resultados de la búsqueda de los restos de Fernando Guanarteme o de Agáldar desde su fallecimiento a finales del siglo XV, tras la conquista de Tenerife en 1496, en la que participó junto al adelantado Alonso Fernández de Lugo.
Con este informe Patrimonio Cultural da respuesta al mandato del Parlamento, que en mayo de 2017 aprobó una proposición no de ley para localizar su paradero.
El equipo de investigadores ha realizado un trabajo “exhaustivo” en las fuentes documentales e historiográficas, que siguen sin arrojar luz en la identificación del lugar donde reposaron de manera definitiva los restos del guanarteme de Gáldar, añade Patrimonio.
Sin embargo, no descartan que en el futuro puedan aflorar documentos relevantes que aporten luz sobre el paradero del rey aborigen y Miguel Ángel Clavijo sostiene que pueden aparecer pistas, aunque la escasez de datos fiables, tras analizar miles de documentos, frena las excavaciones.
“Solo se puede certificar que murió en Tenerife tras participar en su conquista en 1496”, indica.
La Dirección General de Patrimonio Cultural encargó al arqueólogo Jorge Onrubia, que dirigió el equipo compuesto por profesores universitarios como Juan Francisco Navarro, Roberto González y María del Cristo González, y el investigador independiente Alejandro Larraz, una labor de recopilación documental para intentar localizar cualquier pista en los documentos que permitiera reconstruir, de manera fiable, el emplazamiento de los restos mortales de Guanarteme.
Tras meses de investigación de los fondos documentales de un conjunto importante de archivos, con la revisión de miles de documentos y múltiples consultas con otros expertos en la materia, el equipo concluye que queda descartado que se encuentre en la ermita de La Laguna donde se creía que reposaban sus restos.
Los investigadores del proyecto para buscar sus restos se centraron en tres posibles ámbitos funerarios: la iglesia de Santiago Apóstol del Realejo Alto, la primitiva iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción de La Laguna y la ermita de San Cristóbal de La Laguna, por la tradición oral que dio lugar al mandato parlamentario.
Tras rastrear numerosos documentos en archivos particulares, de la Diócesis, del Museo Canario y de las bibliotecas de las islas, establecen que el único hecho “de dejar sentado, de manera incontrovertible, es que la muerte de Fernando Guanarteme se produce en la isla de Tenerife”.
Sin fecha de la muerte existen datos fiables que permiten establecer el marco temporal de su fallecimiento y los más valiosos proceden de un documento de excepcional interés: la prueba testifical impulsada entre mayo y junio de 1526 por Margarita Fernández Guanarteme, su hija, para acreditar que, en aquel momento, es la única descendiente viva del rey aborigen.
De este documento saben que el guanarteme de Gáldar muere una vez concluida la conquista de Tenerife y en plenos preparativos del que sería, con toda probabilidad, su cuarto viaje a la corte.
La abundante documentación conservada de los primeros momentos de la colonización y repoblación de Tenerife apunta a pensar a una muerte temprana.
Respecto al lugar de enterramiento se considera que fue según la fe cristiana y su estatus de conquistador, añade Patrimonio Cultural, que indica que Fernando Guanarteme residía en los Realejos, como otros muchos aborígenes procedentes de Gáldar, tras la conquista de Tenerife.
Este lugar fue elegido por Alonso Fernández de Lugo para poner su hacienda, por ser las tierras más fértiles de la isla.
Según Onrubia, el trabajo realizado ha puesto de relieve la extrema escasez de datos valiosos y fiables que permitan no sólo determinar lugar donde fue enterrado Fernando Guanarteme, sino también reconstruir las circunstancias precisas y el momento exacto en que se produjo su muerte.