MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
La exposición “pequeña e íntima” 'Sorolla. Jardines de luz' que muestra el Museo del artista en Madrid desde este martes hasta el 5 de mayo de 2013, reivindica “el triunfo del último Sorolla”, el “Sorolla más desconocido, no mostrado por la historiografía”.
Así lo ha explicado este lunes María López Fernández, una de las comisarias de esta exposición, que desvela la “nueva poética plagada de intimidad y recogimiento” que desarrolló al final de su vida el maestro valenciano.
“En estos momentos de su vida y paralelamente a su trabajo para la Hispanic Society, Sorolla también trabajó para sí mismo en los jardines donde se estaba construyendo su casa de Madrid (hoy Museo). En ella hay parte de los jardines sevillanos, granadinos e italianos”, señala la comisaria. En este sentido, ha incidido en el hecho de que para el artista, el jardín no sólo suponía la “culminación de sus aspiraciones sino que además, por primera vez, un motivo construido por sí mismo le sirve para concentrarse en la pintura”.
López Fernández considera que este hecho “rompe con la concepción de pintor realista” que tenía Sorolla “pues da lugar a una reflexión profundamente simbolista en conexión con otras poéticas y estilos de su época, como las de Juan Ramón Jiménez o Machado”, argumenta.
“Cada vez más, el jardín se convierte para Sorolla en lugar de descubrimiento de pequeños encuadres que, a su vez, le permitirán abordar otras perspectivas”, añade.
GRANADA Y MADRID
Esta muestra se compone de 56 óleos, de los cuales 24 son de colección particular, muchos de ellos nunca expuestos antes. Además se presentan dibujos, fotografías, cartas y otros documentos.
La exposición pudo verse previamente en el Museo Palazzo dei Diamanti de Ferrara (Italia), y en el Museo de Bellas Artes de Granada (Palacio de Carlos V, Alhambra). En Ferrara no se había hecho ninguna exposición individual de Sorolla desde el año 1911, cuando se le dedicó una sala especial en la Exposición Internacional de Roma.
En España, las dos sedes escogidas, el Museo de Bellas de Granada (en la Alhambra) y el Museo Sorolla -que fue su propia casa, con el jardín que él mismo diseño, plantó y pintó- son precisamente dos de los escenarios mismos de su inspiración. En cada una de estas sedes la exposición tienen un matiz distinto: en Granada se ha extendido más sobre las representaciones de la Alhambra, cuyos patios y jardines fueron para Sorolla una revelación. El Museo Sorolla ahonda en las representaciones del propio jardín de la casa, último refugio del pintor.
Según la comisaria, esta muestra da cuenta del “diálogo entre sí mismo y su pintura” que establece el artista y cómo va “madurando y viendo la necesidad de experimentar”. “Reivindica así esa parte de su obra y su intimidad”, apostilla.
CAMBIO ESTILÍSTICO
Para Tomás Lloréns, otro de los comisarios de esta exposición, lo esencial es “el cambio estilístico en la pintura de Sorolla” en conjunción con otros cambios que reproducen artistas europeos de finales del XIX y principios del XX.
“El caso más interesante es el de Monet quien también se construyó una casa-estudio y un jardín a modo de refugio. Para los impresionistas, igual que para Sorolla, pintar al aire libre era muy importante. Por eso, lo más cómodo era disponer de un espacio propio. El jardín se convirtió así en estudio al aire libre sin dejar de ser jardín. Fue clave en la pintura simbolista de finales del XIX”, ha recordado.
Lloréns ha aludido también al “proceso en el que se sienta la conciencia de la modernidad a partir de la I Guerra Mundial” y que, en el caso de Sorolla es el “final concluyente de una vida dedicada a la pintura”.
La muestra está divida en cuatro apartados: Agua (motivo privilegiado de su pintura); Patio (lleno de luz y color, donde la intimidad se esencializa); Jardín (refugio frente al cansancio, lleno de resonancias afectivas); y Jardín de la Casa Sorolla (concebido como espacio de intimidad familiar del que extraerá un caudal inagotable de motivos pictóricos).