La luz del Boreal ilumina Los Silos
El Festival Internacional Boreal 2015, el primero de esta saga con un cartel de estas características, le imprimió por unos días a Los Silos (Tenerife) un carácter mestizo que se deslizaba como el silbo de Féloche bajo Interián, en dos escenarios casi simultáneos en los que la puntualidad fue la marca de la casa y que encendió la isla baja.
Hasta la llegada de Féloche, el evento producido por Folelé Producciones había discurrido con una personalidad abonada al solista, con la excepción de la banda tinerfeña Caracoles, que arrancó la jornada del sábado. Después, la delicadeza al timple de Germán López llenó la plaza del Auditorio, en esta ocasión, con un concierto acompañado de Yuniel Rascón Falcón, a la guitarra flamenca que arrancó los aplausos del público que admiró al artista grancanario. Especial acogida tuvieron Zoco Negro y La Graciosera.
En el escenario de la plaza de la Iglesia, mientras López apuraba sus últimas notas, ya estaba Brush One-String, jamaicano que ofrece su recital con una guitarra que posee una sola cuerda. Pocos dientes, sombrero e instrumento en ristre, se enfrenta al público en un espectáculo en el que se echa de menos algo más. Dice que un día soñó que tocaba un instrumento con una cuerda y ahí está en tablas de todo el mundo cumpliendo su sueño. Punto. Aunque es meritorio, a la tercera canción ya estaba versionando a Bob Marley.
Kimi Diabaté, desde Guinea Bissau, inició su espectáculo con el balafón, un instrumento de madera que usa la calabaza como resonador, y lo cierto es que la plaza del auditorio se llenó para verlo. Al lado, una guitarra que le acompañaría en el segundo tramo de un recital cercano. Y antes de que acabara Kimi, Féloche ya estaba preparado para ofrecer un potente show.
Es de agradecer la implicación en la actuación de todos los artistas que acompañan al francés y que dan como resultado un espectáculo coral digno de admirar. Féloche rompió la calma con la que se movía el Boreal 2015 y le metió una marcha más, eran las nueve y la noche se había adueñado del pequeño pueblo, que ya estaba revolucionado por entonces. Aclamado por el público que le silbó -entiéndase que por su canción Silbo- desde el primer momento, no perdió la ocasión para recordar su hermandad con la isla de La Gomera, en particular con Hermigua. El premiado artista francés alabó a Rogelio Botanz, se acordó de los miles de refugiados que arrastran su drama por la inhumana Europa e hizo un alegato en defensa del medio ambiente, actuación con máscaras de animales incluida. Un concierto completo que hizo al final subir al propio Botanz y Los Puntos Suspensivos al escenario para repetir en el bis Silbo y marcharse con ella entre un público entregado que vio como Féloche decía adiós al Boreal 2015 entre chácaras gomeras para desaparecer por las calles empedradas de Los Silos.
Leo Minax mediante, que defendió su repertorio en solitario, llegó Albert Pla. “Les habla el presidente de los Estados Unidos, nuestro país está siendo atacado”, decía Pla casi escondido tras el sofá que tenía como único atrezzo mientras narraba como una colilla había hecho arder a medio Estados Unidos. Con su habitual indumentaria, el artista catalán se dispone al espectáculo sabiéndose controvertido y disfrutando de ello. En un rato mató a guardias civiles, a políticos, algún banquero y también a “algunos directivos de multinacionales que conozco”. Un espectáculo complejo, irreverente, inventivo en el que Pla pareció divertirse. Y el público, correligionario y sorprendido a partes iguales, también.
Y mientras Pla, que fue el único que no comenzó a la hora estimada, llegaba al final de su momento, Sonido Gallo Negro ya estaba repartiendo cumbia psicodélica entre los que aún permanecían en las calles de Los Silos, que eran muchos. Cumbia, baile y muerte. Primero con capas y luegos con disfraces de esqueletos, los mexicanos dieron el pistoletazo de salida a que la plaza se convirtiera en una gran fiesta al aire libre que culminaría con Rui Pité (Dj Riot), uno de los fundadores de Buraka Som Sistema, considerado los creadores del Kuduro progresivo que amenizaron el cierre del Boreal Internacional 2015.
A la música le acompañó durante los dos días de festival talleres y exposiciones relacionadas con la conservación de la naturaleza y la macaronesia, con Cabo Verde como país invitado.
La octava edición del Festival Internacional Boreal 2015 parece que no ha llegado a su fin. Si no al inicio de una nueva etapa que atraerá a Los Silos cada septiembre a miles de personas para disfrutar de un municipio que se ubica entre las montañas y el mar y que detecta a la cultura como reclamo contra el aislamiento dentro de la propia isla.