Escritores, políticos y alumnos de cuarto de la ESO de un instituto de Gran Canaria han rendido este viernes un homenaje al poeta Leopoldo María Panero, recientemente fallecido, con una lectura continuada de sus poemas, sobre los que han coincidido en subrayar su fuerza y sentimiento.
Panero falleció el pasado 5 marzo en Las Palmas de Gran Canaria, donde residía en un centro psiquiátrico desde hace 17 años.
El coordinador de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Larry Álvarez, uno de los participantes en el acto, organizado por la Biblioteca Insular, ha señalado que este homenaje es “lo menos que se puede hacer, porque la isla disfrutó de su compañía y estancia en sus últimos años de vida”.
Se trata de un “merecido tributo”, en el que durante cuatro horas se han leído más de medio centenar de poemas, seleccionados por técnicos de la Biblioteca, con el fin de redescubrir su obra y darla a conocer a aquellos que aún no han tenido la oportunidad de leerla, ha señalado Álvarez.
El Cabildo quiere además que “siga viva la llama y el recuerdo de Panero”, por lo que, con motivo del Día del Libro, el 23 abril, se inaugurará una muestra de los libros que forman parte de los fondos de la Biblioteca, ha indicado Álvarez.
El coordinador de Cultura inició la lectura con 20.000 leguas de viaje submarino, poema que ha dicho que le llamó la atención por la “fuerza y sensibilidad especial de sus versos”, característica que, unida al “imaginario que ha intentado dejar como herencia, es lo más potente que descubre en su obra”.
El rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Regidor, que también ha participado en el homenaje, ha indicado que él no tenía relación con Panero, aunque el poeta sí la mantuvo con el área de Humanidades, con cuyos estudiantes del Campus del Obelisco, paseaba y hablaba.
Regidor se ha referido a Panero como un hombre peculiar, un artista perteneciente a una familia de poetas, del que ha querido recordar sus visitas a Humanidades y ha leído un poema en el que habla de la ciencia y refleja su “enorme cosmogonía”.
El escritor grancanario Alexis Ravelo ha dado lectura a un poema enviado por Antonio Colinas, dedicado a él y a su célebre familia, conocida por la película El desencanto, así como otro de Panero, de su libro Narciso en el último acorde de la flauta.
Ravelo ha comentado que podía haber elegido cualquier poema porque “su obra es inconmensurable, pues en cualquier página hay un poema inolvidable”.
Panero forma parte de la tradición de “francotiradores maravillosos, que trabajan desde el margen”, y quizás si viviera no hubiera asistido un acto como este, ha subrayado el escritor.
Así mismo, ha manifestado que representa la “irreverencia”, como el poeta francés Rimbaud y como lo es el canario Ángel Sánchez, máximo exponente en las islas de esta línea de creadores que “escriben con las tripas y llegan a las del lector”.
Ravelo ha indicado que las imágenes de Panero siempre son inesperadas, pues “nunca sabes por dónde van a salir y no llegan al centro del corazón, sino del estómago, que es donde radica el nervio”.
El editor y amigo de Panero, Adolfo García, ha manifestado que el escritor se convirtió en parte del paisaje de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde dejó una “impronta fuerte”, y que, aunque se le tenía como un excéntrico, era una persona a la que le gustaba la compañía, “daba bastante cariño y lo pedía también”.
Su editorial El ángel caído ha reeditado siete libros de los años ochenta y noventa, pues según García, después del año 2000 Panero perdió el interés por escribir, y solo lo hacía por encargo.
Un grupo de estudiantes del Instituto de Jinámar también ha participado en este acto en recuerdo de Panero, del que el alumno Eric Millán ha comentado que es “un poeta muy sentimental”, y que eligió para la lectura su poema El Destino porque expresa lo difícil que es tomar decisiones.
Este estudiante ha dicho que le gusta su obra “porque es totalmente transparente, no oculta nada”.
Su compañero Yaré Artiles, que ha explicado que El Circo, su poema elegido, cuenta “cómo es por dentro y habla de un alma vacía que esconde un rostro”. “Es raro, pero si se lee bien, se pilla su rollo”.