El sector turístico pide al nuevo Gobierno una Secretaría de Estado propia porque “cuánto mayor sea el estatus y la capacidad de interlocución” de su más importante representante, más oportunidades tendrá de conseguir la colaboración del resto de las administraciones públicas para mejorar la oferta turística.
El vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, dijo a Efe que, dado que “son múltiples las puertas que hay que tocar”, al sector le sería más fácil trasladar sus inquietudes a estos otros ministerios -Fomento o Medioambiente- que son “tan o más importantes que el nuestro”, de acuerdo con el rápido cambio que está experimentando la estructura del producto y la demanda turísticas.
El nuevo escenario internacional es radicalmente distinto al de hace años, cuando grandes redes de distribución “nos venían a comprar” el producto de sol y playa, que tradicionalmente representaba un 70% de la oferta turística española.
Ahora, el consumidor está cambiando sus motivaciones, gracias a la facilidad que le proporciona el mundo de internet, además de la competencia creciente de múltiples países y una mayor puesta en valor de otro tipo de turismo como es el cultural o de interior.
Desde el momento en el que el consumidor es el que tiene las riendas y lo que busca es una experiencia global, se abre una nueva manera de entender el sector turístico que pasa por “vernos como un todo” y una mayor unión de intereses públicos y privados.
Los retos de “cómo acomodarnos a esta nueva situación” se fueron sintetizando durante la última legislatura en un proceso de análisis, cuyo fruto ha sido el Plan del Turismo Español Horizonte 2020, que refleja “adecuadamente y con mucho realismo buena parte de nuestros puntos débiles que necesitamos cambiar”.
En opinión de Zoreda, se trata de “una excelente hoja de ruta” que pone rumbo hacia la renovación de la industria turística española y que, desde el punto de vista político, ha sido una excelente base de partida previa a las elecciones.
Al ser un documento de arranque muy consensuado por diversos partidos políticos, empresarios, sindicatos y las propias administraciones públicas, el turismo “no va a ser afortunadamente ninguna moneda de debate, puesto que este ejercicio ya se ha hecho en la legislatura anterior” y ahora sólo hay que ponerlo en práctica.
De allí, la petición del sector al nuevo Gobierno que se forme de que sea consciente de que el turismo español, al margen de la coyuntura económica, tiene retos estructurales de potenciar su competitividad y está en una condición óptima de salida para asumirlos.
A su juicio, España no tiene, en términos generales, problema de demanda, sino de oferta, concretamente en el capítulo de sol y playa, donde hace falta una reconversión integral de algunos destinos maduros de primera generación que han quedado obsoletos.
En cambio, en otros ámbitos del turismo como el urbano o de interior, España tiene una extraordinaria oportunidad de desarrollo, poniendo en conocimiento del mercado lo que ya existe.
El reto de mejorar la oferta española es “una tarea transversal”, en la que intervienen múltiples actores, por lo que es muy importante que el papel de las Administraciones Públicas, que a veces se limita al ámbito promocional, sea el de liderazgo y de catalizador.
Según Zoreda, antes de poner anuncios por el mundo, se debe mejorar el producto y esta labor política está en otros departamentos, para los cuales es vital tener una percepción de que, en la nueva legislatura, el turismo será una prioridad del Gobierno.
Se ralentiza el crecimiento del consumo privado
Por otro lado, el crecimiento del consumo privado se ralentizará ocho décimas en 2008 hasta situarse en el 2,4 por ciento a causa de la desaceleración económica, explica Caixa Catalunya en el último Informe sobre el consumo y la economía familiar.
La actual fase de desaceleración en el gasto de las familias es similar a la del período 2001-2003, aunque lejos de la crisis de principio de los noventa
La actual desaceleración llevará el crecimiento del gasto de las familias ligeramente por debajo de los registros de 2001-2003, cuando en promedio alcanzó el 2,8%, pero se situará muy por encima de la caída del 0,7% de media de los años 1993-1995.
La recesión en esos años, a principios de los noventa, estuvo caracterizada por un marcado deterioro del mercado de trabajo y por alzas en los tipos de interés, factores que afectaron de forma muy negativa al consumo privado.
“Desde un crecimiento del 4,1% interanual en el primer trimestre de 1992 se pasó a una caída del 2,5% en el segundo trimestre de 1993”, ha recordado Caixa Catalunya en un comunicado.
Sin embargo el servicio de estudios de la entidad de ahorro relativiza la actual situación porque a su juicio está “alejada de las circunstancias actuales, ya que la ocupación, si bien está ralentizando su impulso, todavía crece por encima del 2%, y los tipos de interés y sus expectativas se mantienen relativamente estables”.
El estudio señala que la desaceleración iniciada en 2007 tiene mayores coincidencias con la experimentada entre 2001 y 2003, cuando el consumo privado redujo su crecimiento desde el 3,6% interanual en el segundo trimestre de 2001 hasta el 2,0% en el primer trimestre de 2003.
Esta caída es similar a la moderación prevista desde un crecimiento del 3,5% en el primer trimestre de 2007 hasta el 2,3% en el último trimestre de 2008.
Caixa Catalunya advierte de “los condicionantes del menor dinamismo del gasto de las familias y, lo que es más relevante, de las perspectivas de recuperación, son ahora diferentes”.
En el período 2001-2003, las causas del menor impulso del consumo privado fueron la caída de las cotizaciones bursátiles y el efecto del bajo crecimiento de las economías del área del euro y además “la recuperación posterior estuvo apoyada en el estímulo de bajos tipos de interés sobre la demanda de viviendas, que impulsó el mercado laboral, en un contexto de amplio margen para el endeudamiento de las familias”, señala el informe.
En cambio en la actualidad, “el menor dinamismo de la ocupación, principalmente por la menor actividad en el sector de la construcción, ha sido el principal factor director de la pérdida de impulso del consumo privado”, según asegura la nota de la segunda caja catalana.