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Canarias se permite el lujo de tirar a la basura casi cinco millones de kilos de plátano en agosto

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

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El plátano de Canarias está sumido actualmente en una honda crisis de mercado: produce mucho más de lo que puede vender a precios remunerativos en su casi único destino, el de Península, y ello justifica, según sus dirigentes y la propia Consejería de Agricultura, tal y como ha sido el caso en la coyuntura de este agosto fatídico, la decisión de picar o destruir fruta en las zonas de producción o empaquetados.

La semana que entra, la número 35 del año, con la que concluye el mes agosto, habrá más de lo mismo en las islas, o incluso peor: la pica fijada es la más alta del mes, de 1,5 millones de kilos (70%, redondeando, la llamada obligatoria, y el resto, la voluntaria), y con esta ya son cuatro este verano (hubo algo en enero), para una marca de corte en la nueva semana, que es la fruta que está para recolectar, de unos 8,5 millones de kilos, cuando todo el mundo reconoce que el mercado de destino se halla saturado, roto y apenas admite cinco millones.

Pese a esta coyuntura tan brutal de derrumbe de precios (caída del consumo, exceso de oferta y competencia con la banana y otras frutas de temporada, todas más baratas, del plátano de Canarias), los productores de las islas prevén expedir en torno a 6,8 millones de kilos en la semana 35, una cantidad muy por encima de la demanda potencial de finales de agosto.

Tal y como están las cotizaciones de la fruta en verde en Península, esos plátanos lo más probable es que solo devuelvan pérdidas a Canarias. Según datos oficiales servidos por el Ministerio de Agricultura para la semana 33 de este año (la segunda completa de agosto), el precio medio que recibirá el productor local bajará hasta los 0,25 céntimos. Lo mismo, y esta es una queja general del consumidor, no ha ocurrido con los precios finales de venta, los que configura la distribución minorista, por encima de 1,6 euros por kilo en Canarias, este de los precios más bajos, y en niveles superiores a 2,5 y 3 euros por kilo en Península, con la banana en muchos casos a mitad de ese valor.

Ese diferencial de precio tan amplio, entre el verde en primera transacción (cómo lo paga el empaquetado) y el amarillo de la estantería, no se puede corregir legalmente en el caso de la fruta canaria porque Asprocan, con el apoyo mayoritario de partidos políticos como PP y los canarios NC y CC, entre otros, consiguió en el Congreso la aplicación de una excepción a esta fruta, vía enmienda, dentro de la Ley de Cadena Alimentaria. De esos polvos, estos lodos.

Llegados a este punto, hay que recordar que el coste de producción que asume el agricultor platanero de las islas oscila entre los 0,70 y 0,80 euros por kilo, pero percibe una ayuda directa de 0,30 euros por kilo de la UE, a través del programa Posei, garantizada para 420 millones de kilos comercializados al año (en 2023, año récord histórico en producción comercializada y también pérdida de rentabilidad, se llegó a 467 millones de kilos). Con esos precios en Península, los actuales, los cosecheros canarios ya han vuelto a activar la cuenta de pérdidas en esta campaña, solo desactivada en apenas cuatro meses de este año, de marzo a parte de julio.

Cuatro ‘picas’ de cuatro posibles

En este verano, Canarias acumula cuatro picas consecutivas o retiradas de fruta del mercado, con ya casi cinco millones de kilos destruidos con el propósito de equilibrar oferta y demanda en el único mercado exterior en el que hoy pueden vender las islas de forma masiva: el de Península. Las picas son plátanos (en verde) que se han producido (entra en el cálculo para el cobro de la ayuda directa de la UE), pero no se comercializan. Se gestionan como residuos no peligrosos (van a los vertederos oficiales), se regalan en acciones de beneficencia, sobre todo al Banco de Alimentos, se utilizan como alimento para el ganado o bien se mezclan con el estiércol para abono. También parte de esta fruta se destina a proyectos de apertura de nuevos mercados, como ha ocurrido con Marruecos, por ahora sin éxito considerable.

Por la producción picada, que siempre debe pasar por el empaquetado (no confundir con las retenciones en finca, estas sin ayuda, que por eso nadie la quiere), el agricultor cobra el subsidio de la UE, unos 0,30 euros por kilo, solo eso, pero antes ha tenido que gastar en agua, mucha, en otros insumos y en mano de obra para poder terminar con el corte de la piña (unos 12 meses). A nadie se le escapa que la pica es un proceso ineficiente porque no se cobra lo justo por la fruta y por todos los recursos de producción que se derrochan, muchos de ellos costosos y escasos, como, por ejemplo, el agua. En esta información se puede observar cuál es ese impacto en agua consumida.

La razón principal de la aplicación de ese recurso comercial es que ahora mismo no compensa mandar todo el plátano que tiene Canarias al resto de España para luego solo recibir pérdidas y más pérdidas. Justo esto es lo que vuelve a pasar en un mes de agosto, nada que ya no se conozca en Canarias, por cierto.

El consejero de Agricultura, con las soluciones en la nevera

Pero lo más dramático para algunos representantes del sector productor platanero y agricultores locales es que las medidas de consenso ya arbitradas para evitar estas crisis, o al menos aminorarlas en adelante, no llegan al Boletín Oficial de Canarias vía decreto territorial porque la administración pública que tiene potestad para hacerlo, el Gobierno de Canarias, ha decidido, al menos por ahora, no aplicarlas.

Y esto es así pese a la unanimidad política parlamentaria (con la aceptación plena, por lo tanto, de todos los partidos políticos que apoyan el Gobierno de Fernando Clavijo y del propio consejero del área, acto ocurrido a finales de julio, el 26) alcanzada sobre esa batería de soluciones en la Comisión de Agricultura y el apoyo íntegro mostrado por las cuatro organizaciones profesionales agrarias (OPA) existentes en Canarias.

El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria, el herreño Narvay Quintero, mantiene las posibles nuevas reglas de juego en la nevera, y eso que su intención inmediata era actuar legalmente a finales de diciembre pasado, cuando, a rebufo de la honda crisis de 2023, había dicho que, sí o sí, se iban a cambiar antes de enero del presente año. Ya han pasado ocho meses, y ahora mismo, con todos los apoyos menos los de cuatro OPP de las seis que conforman Asprocan (estas conforman mayoría) y divisiones políticas internas, todo sigue igual.

Narvay Quintero, de la Agrupación Herreña Independiente (AHI, uno de los partidos que sostienen a Fernando Clavijo, junto con CC, PP y ASG), por ahora no se atreve actuar y el freno de mano lo mantiene puesto debido a los diferentes criterios que existen en el seno del Gobierno de Canarias respecto a las soluciones a implantar para el plátano, con un duro choque de posturas entre él y la secretaria insular de CC en La Palma y a su vez consejera en el Ejecutivo autonómico, Nieves Lady Barreto, a lo que se une la oposición mayoritaria de Asprocan, que defiende con ahínco el titular de esta organización, Domingo Martín, palmero y persona a la que más escucha la consejera Barreto o el presidente del Cabildo de La Palma, Sergio Rodríguez. Por aquí se le ha fracturado el plan a Quintero.

Así las cosas, el tiempo pasa, la crisis platanera está cada vez más viva y agosto, mes predilecto de vacaciones y de pocas soluciones a la vista, le ha dado una oportunidad de descanso a Narvay Quintero, que no regresará a su despacho oficial hasta el 2 de septiembre próximo, lunes.

Pese a esa circunstancia legítima, las OPA (Asaga-Asaja, COAG, UPA y Palca-Unión de Uniones) han remitido por registro oficial un mensaje al consejero, ya recibido por su equipo esta misma semana, en el que se indica lo siguiente: “Que a la mayor brevedad se cumpla con la proposición no de ley (PNL) aprobada por la Comisión de Agricultura del Parlamento de Canarias [de forma unánime] y se hagan las modificaciones legislativas pertinentes con el fin de tener este asunto [la nueva regulación del cultivo del plátano] en vigor el próximo 1 de septiembre”, día en que se inicia la nueva campaña de cultivo.

Narvay Quintero, ya se ha dicho, tiene como fecha prevista de retorno el 2 de septiembre, lunes, y entre las organizaciones profesionales existe una gran preocupación por el hecho de que quizá se esté forzando que las nuevas medidas a aplicar al plátano, las del consenso en la PNL, no entren en vigor en la próxima campaña, la 2024-25, lo que considerarían un craso error, sino, en todo caso, en la 2025-26, algo sin duda preferido por Asprocan.

Esta organización privada, la sectorial del plátano, ha estado en contra de los cambios aprobados por la PNL (cuatro de sus seis OPP se han opuesto: Cupalma, Europlátano, Plataneros de Canarias y Llanos de Sardina; por dos, Coplaca, la mayoritaria, y Agriten, a favor).

Datos sobre el cultivo de la fruta estrella en las islas

El plátano es el principal cultivo de exportación en Canarias, tras el fallecimiento con mucho sufrimiento y de forma escalonada del tomate que se mandaba al Reino Unido y Holanda. Hay unos 7.400 agricultores plataneros, algo menos si el cálculo se realiza según los beneficiarios de la ayuda del Posei (solo 6.462 si se considera la lista de perceptores del primer pago de la ayuda UE del año 2023), y se hallan en explotación unas 8.629 hectáreas, según datos oficiales de 2022 reconocidos por Asprocan.

Este cultivo contribuye a la definición de un paisaje singular en las cinco islas principales en que esa fruta se cultiva sobre todo para mandar fuera. Es testimonial su presencia en Fuerteventura y Lanzarote, y nula en La Graciosa.

Todo el plátano que se comercializa en Canarias y desde las islas tiene una calidad garantizada a través de la indicación geográfica protegida (IGP) Plátano de Canarias, con parte de la oferta además amparada por la denominación de origen protegida (DOP) Agricultura Ecológica.

El plátano que se produce en las islas (en ejercicios normales con una producción en torno a las 400.000 toneladas/año) accede a una ayuda directa anual de la UE con ficha financiera de 141,1 millones de euros que se regula dentro del programa Posei, a los que se unen 20 millones al año en ayuda estatal al transporte de mercancías, desde 2023 y prorrogada este año.

Esta fruta tropical tiene casi como único mercado el de Península, la española y la portuguesa, pues los envíos fuera de esos destinos no supusieron ni un millón de kilos en 2022.

El reparto de la producción entre islas y OPP

Tenerife sigue liderando el cultivo del plátano en Canarias, con el 46,4% de toda la producción en 2023 (50,3% en 2022) y 30 millones de kilos más en 2023 frente a 2022, por delante de La Palma (29,7%, antes 22,1%), Gran Canaria (22%, antes 25,6%), La Gomera (1,1%, antes 1,2%) y El Hierro, sin cambios y con el 0,8%. En 2023 se comercializaron 467 millones de kilos, cifra récord en las islas.

Por organizaciones de productores de plátanos, las OPP, seis en las islas, la dominadora es Coplaca (entidad que además participa en Eurobanan, firma que también importa y vende banana en España y Portugal, los mercados casi exclusivos de Canarias), con el 31,29% de la producción comercializada e inutilizada en 2023, de los 467 millones de kilos totales; seguida de Cupalma (17,82%), Europlátano (16,15%), Llanos de Sardina (12,56%), Plátanos de Canarias (11,41%) y Agriten (10,82%).