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La nueva estrategia de Endesa para reducir las emisiones no frena la apuesta por el gas en Tenerife

Imagen aérea del polígono industrial de Granadilla, donde se ubica una central térmica. El Cabildo de Tenerife defiende la construcción de una regasificadora en el puerto.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Es una locura depender del gas. Cuanto antes salgamos, mejor”. Con estas palabras el consejero delegado de Enel, Francisco Starace, explicaba en una rueda de prensa el pasado 24 de noviembre su nueva estrategia de descarbonización. La compañía italiana anunciaba su hoja de ruta para lograr emisiones cero: en 2027 prevé abandonar la generación de carbón y para 2040, la del gas, una década antes de lo que había previsto anteriormente. Esto ha forzado a Endesa, filial de Enel, a readaptar sus planes para ser 100% renovable. “Tendremos emisiones cero en 2040, como se va a llegar ahí, no podemos decir más de momento”, ha explicado a ahora.plus la antigua Unelco. 

A pesar de las intenciones de la empresa que tiene el monopolio de las centrales térmicas en Canarias, el Cabildo de Tenerife persiste en su apuesta por el gas como recurso de transición hacia las fuentes limpias. “La posición del Cabildo sigue en el mismo punto, no ha habido ningún cambio”, han defendido fuentes de la corporación insular tinerfeña. 

La postura en este asunto ha sido escenificada en reiteradas ocasiones en los plenos. El 3 de junio, todos los grupos, a excepción de Si Podemos Canarias, aprobaron una moción del Partido Popular (PP) para construir una regasificadora en el puerto de Granadilla y apoyar el uso de este combustible como energía de transición hacia un modelo sostenible, al considerar que es menos contaminante que el petróleo. 

Y en otra sesión plenaria celebrada el 29 de noviembre, Sí Podemos Canarias retiró una moción que tenía como objetivo impulsar una estrategia insular contra el cambio climático. La consejera Ruth Acosta se retractó después de que PSOE, Coalición Canaria (CC) y el grupo mixto también respaldaran una enmienda transaccional del PP, que volvía a incluir la apuesta por la regasificadora y la utilización del gas en sustitución del fuel-oil. 

Esta defensa del gas en una Corporación gobernada por el PSOE y Ciudadanos choca con la estrategia defendida por el consejero de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena, también del PSOE. En numerosas ocasiones ha manifestado su rechazo a la construcción de una infraestructura que transforme el gas líquido a estado gaseoso ubicada en el puerto de Granadilla, porque las islas no emplean este recurso en las centrales térmicas y habría que introducirlo. Sobre introducción se lleva discutiendo en Canarias desde principios de siglo.

El objetivo que persigue la administración competente en materia energética es basar el modelo en fuentes renovables y con el fuel-oil y el gasoil como respaldo. Y si Endesa quisiera emplear el gas en sus centrales para generar electricidad, deberá comprarlo en estado líquido y transformarlo en sus instalaciones, señaló el consejero en el Parlamento canario.

Para respaldar su defensa del gas, el Cabildo ha defendido que se reducirían las emisiones de CO2 y progresivamente se apostaría por el hidrógeno verde como principal recurso, en la misma línea que el informe de Deloitte publicado en 2020 y encargado por Endesa. En el documento, “el informe de Deloitte ya marcaba una hoja de ruta para la descarbonización en las islas”, explica Endesa a esta redacción. 

En concreto, proponía adaptar las centrales térmicas de Granadilla y Barranco de Tirajana al consumo de gas natural y fijaba que debían ser los grupos de mayor utilización en el periodo 2020-2040. Posteriormente, proponía la misma estrategia para los grupos de las islas de mayor tamaño (Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura). Y, por último, extender esta acción a los grupos de las islas de menor tamaño, como La Palma, La Gomera y El Hierro. Para nutrir del combustible a las centrales, planteaba una unidad flotante de almacenamiento y regasificación conectadas con las infraestructuras de generación de electricidad a través de un gasoducto. Esta podría estar ubicada en las tomas de aguas de la central, amarrada a un fondo marino cercano o en un puerto existente (citando específicamente Granadilla). Todo ello, contemplando la utilización de amoniaco o hidrógeno como “una solución completamente libre de emisiones a más largo plazo”.

Sin embargo, el plan estratégico de Enel prevé inversiones de 210.000 millones de euros entre 2021 y 2030 para acelerar su transición energética y adelantar en una década que toda la electricidad de la energética vendida para 2040 provenga de fuentes renovables y, para el mismo año, el grupo saldrá de su negocio minorista de gas. Poco después, Endesa lanzaba un comunicado para anunciar que se alineaba con la meta de su matriz italiana.

La compañía explicaba que “adelanta a 2040 su reconversión hacia una empresa completamente descarbonizada, objetivo que prevé lograr sin usar técnicas de captura de carbono ni de compensación de emisiones (…). La empresa acelera de esta forma la salida de su negocio de producción con emisiones, así como de venta de gas a todo tipo de clientes, y será así una compañía eléctrica 100% renovable y sin ligazón con tecnologías de producción o combustibles emisores”. 

Para ello, prevé invertir 31.000 millones de euros hasta 2030, sobre todo “en una sólida cartera de proyectos renovables que alcanza los 80 gigavatios”, según anunció el consejero delegado e Endesa, José Bogas, como a través de la hibridación de instalaciones renovables con tecnologías de almacenamiento y de producción de hidrógeno verde. Así, Endesa ha puesto fecha de caducidad para sus centrales de ciclo combinado (actualmente tiene 3.824 MW de potencia entre España y Portugal), y a la comercialización de gas para particulares y empresas (cuenta con 1,6 millones de clientes).

“Quedan casi dos décadas. Hay mucho por delante para ir aterrizando el compromiso”, ha añadido la compañía sin ofrecer más detalles.

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