La portada de mañana
Acceder
La declaración de Aldama: “el nexo” del caso Ábalos apunta más arriba aún sin pruebas
De despacho a habitaciones por 1.100 euros: los ‘coliving’ se escapan de la regulación
Opinión - ¿Misiles para qué? Por José Enrique de Ayala

Un millar de personas corean con Iñigo Errejón que “sí se puede, sí se puede”

Belén Molina

Santa Cruz de Tenerife —

“No se rescata a un país empobreciendo a su gente. No hace falta ser un gran economista para saberlo”. Es una de las muchas frases que pronunció Iñigo Errejón, uno de los hombres fuertes de Podemos, en el primer mitin que la formación morada da en Tenerife, en el que estuvo arropado por un millar de personas que abarrotaron uno de los salones para eventos del Parque Marítimo en la capital tinerfeña.

El secretario de Política el partido “emergente” fue interrumpido en varias ocasiones al grito de “sí se puede, si se puede”, en un acto que duró más de dos horas y en el que también intervinieron los cabezas de listas al Parlamento de Canarias por esta isla, Francisco Déniz; a los cabildos de Tenerife, El Hierro y La Palma (Fernando Sabaté, Amado Carballo Quintero y Dailos González), y la secretaria general de Podemos en Canarias, Mery Pita. Faltó la candidata a la Presidencia del Gobierno regional, Noemí Santana, por el fallecimiento de su abuelo.

Iñigo Errejón afirmó que “estar aquí es un acto de valentía cívica. Los de siempre se han visto inquietos desde que nacimos (hace un año) y han empezado a desplegar una campaña de miedo y hostigamiento, pero lo que temer es a que las cosas sigan como están, no al cambio”.

Fueron varias las frases llamativas que el líder de Podemos expresó en su primer encuentro electoral con los canarios. Y a cada frase, más aplausos y más entusiasmo de los asistentes, entre los que había mucha gente joven, pero también de mediada edad, mayores y discapacitados. “Los logros de una sociedad son de todos, no de una persona”, sostuvo, para explicar después que ha roto el pacto social “porque la gente que manda le ha perdido el respeto a la gente que les vota”.

En un principio, parecía que iba a ser un mitin similar a los que los partidos “de siempre”, han ofrecido, pero al menos en lo que va de campaña en esta isla, tuvo un detalle diferente, y fue la presencia de una traductora al lenguaje de signos en el estrado, un detalle que podría parecer obvio, pero del que se han olvidado “grandes” como el PP o el PSOE.

Sin muchos aspavientos, sin grandes arengas, Errejón indicó que más de 40.000 millones de euros al año, un 4,7% del PIB, se pierde cada año por una mala gestión y sobrecostes de la Administración Pública, según datos de la Comisión nacional del Mercado de Valores y la Competencia. Y que según los técnicos de Hacienda, el 70 por ciento del fraude fiscal en España se deba a 3.000 grandes fortunas. Y para sorpresa de algunos asistentes, no hizo ni una sola referencia a medidas aplicadas en países de Latinoamérica, sino en los países nórdicos.

Entre sonrisas y aplausos

También, dijo que somos el país con los sueldos más bajos, solo por delante de Rumanía y Grecia, a pesar de que ese PIB es cinco veces mayor, y en referencias concretas a Canarias, se preguntó cómo es posible que el 40 por ciento de las familias en esta comunidad autónoma estén en la pobreza, cuando han visitado estas islas unos 13 millones de turistas sólo el pasado año.

Errejón, que llegó acompañado por quienes le precedieron en el discurso, tuvo unos minutos para hablar con la prensa, pero no perdió el tiempo en saludos ni en besos. Ya llevaba 20 minutos de retraso sobre el horario previsto (las 19.30) cuando entró en el salón.

Mery Pita, la primera en hablar, incidió en la pobreza que se vive pese a llevar varios años de excedencia turística “¿Dónde está esa riqueza?”. El candidato al Cabildo de Tenerife, Fernando Sabaté, señaló que “el partido que gobierna el Cabildo se presenta diciendo de aquí en adelante…Y los 28 años anteriores, ¿qué?”.

Pero fue Francisco Déniz, sociólogo y candidato al Parlamento quien cosechó tantos aplausos como Errejón con un poco de locuacidad, que arrancó algunas risas (“dicen que van a subir un 3 por ciento el pan, la fruta…menos mal que no conocen el gofio”), pero con promesas serias, como que los servicios públicos “sean públicos, porque sin servicios públicos esto es la selva, pero los quieren privatizar”, o que hay que levar a cabo “fiscalidad progresiva” y que es necesario “revisar el régimen específico de abastecimientos”.

Que se acordara de los saharuis gustó a juzgar por los aplausos de la gente, que se puso en pie, lo mismo que la promesa de llevar un control exhaustivo de cada céntimo que se gasta la televisión autonómica.

Tras una nueva foto de “familia”, todos en el estrado, el acto concluyó como empezó, sin tener que cruzar barreras de policías y de agentes de paisano. De hecho, ni siquiera había un solo coche de policía por los alrededores del recinto. “Eso es que saben que no somos nosotros los peligrosos. El peligro son los otros, son los de siempre”, comentó una mujer de unos 50 años, profesora en paro y que, después de 25 años en una escuela concertada, ahora se gana la vida dando clases a domicilio.