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La Copa del Mundo de Baloncesto se despide de Gran Canaria

Aficionados de Lituania animando a su selección en el Gran Canaria Arena.

Rayco Bejarano

Las Palmas de Gran Canaria —

En estos días de competición que ya llega a su fin hemos visto en el Gran Canaria Arena y en sus alrededores de todo. Desde aficiones entregadas con banderas tan grandes que ocupaban graderíos enteros, hasta otras más modestas, pero igual de ruidosas, que paseaban orgullosamente sus canguros hinchables por los pasillos que dividen los anillos del pabellón. Incluso el archiconocido malaguita se dejó ver vistiendo con la camisa del 'Granca' de Brad Newley jaleando y llevando el compás del grupo más numeroso de aficionados lituanos en el día que los enfrentó contra Australia.

En alguno de los partidos se escuchó un tímido pío pío para que nadie olvidara de que parte de este mundial también se ha jugado en Gran Canaria, a pesar de que tan solo haya sido un partido el que se ha podido ver en directo para toda España por televisión.

Los bares y cafeterías de la zona de Siete Palmas, sobre todo los situados en la calle Fondos del Segura, han visto como en estos días su clientela aumentaba antes y después de los partidos. Un barrio un tanto aburrido por norma general a excepción de los días en los que juega la UD Las Palmas y también en estos seis días de mundial. Algunos seguidores han aprovechado para probar los famosos bocadillos de un comercio de la zona, a muchos se les ha visto perdidos buscando la guagua casi a la altura de la Feria del Atlántico, y otros incluso protestando a viva voz por el poco número de taxis que se han acercado al final de cada partido.

Y es que para tratarse de un evento tan grande, y aún habiendo establecido un servicio especial de Guaguas Municipales, el saber llegar desde el pabellón hasta Pintor Felo Monzón y encontrar una parada sin ningún cartel ni nadie que les indicase no fue tarea fácil para los cientos de aficionados que decidieron moverse en guagua.

Kristina Krinickaite es una de las aficionadas lituanas que ha presenciado la mayoría de partidos de su selección. Es lituana de nacimiento pero lleva cinco años residiendo en Gran Canaria, donde tiene a su marido y a su hijo: “Para mi fue una alegría saber que la selección de mi país iba a jugar aquí, una oportunidad de lujo para poder apoyar a los míos”. Durante los partidos de Lituania la encontramos dentro del gran grupo de aficionados de su país y al preguntarle si conoce a algunos nos comenta que a la mayoría no, solo a un grupo pequeño de amigos que ha venido expresamente al mundial.

Kristina ríe recordando que en estos días algunos la han mirado como si estuviera loca: “He visto compatriotas buscando sitios para echarse algo tras los partidos y no me he cortado en llevarlos a lugares donde se puedan tomar una caña por un euro”.

En los aledaños del Gran Canaria Arena nos topamos con un grupo mexicanos harto contentos tras la victoria de su equipo. Llegaron a Gran Canaria el pasado viernes y han tenido tiempo para conocer Maspalomas y también la playa de Las Canteras. México lleva cuarenta años desde la última vez que se clasificó para un mundial por eso, aseguran, “tenían que venir sí o sí a esta competición. Además, ha sido una suerte que a nuestro equipo le haya tocado jugar en esta sede”.

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