La idea original del juego -conocido como “Pocket Monsters” en su versión original japonesa- era la de ofrecer al jugador la posibilidad de convertirse en un entrador de Pokémon, una vez que se capturaran, éstos, por medio de las ya icónicas “Pokétball”. Una vez logrado, cosa que entrañaba cierta complejidad, llegaba el momento de convertirse en un aguerrido entrenador que, merced al esfuerzo y el tesón, lograra competir en la liga Pokémon, competición que representaba la misma columna vertebral del juego.
Sin embargo, pasado el tiempo, todo lo relacionado con el juego se convirtió en un fenómeno de masas que, aún hoy, sigue creciendo independiente de las distintas variaciones y/o propuestas que han ido apareciendo durante todos estos años.
Cierto es que las agresivas campañas de promoción desarrolladas por la empresa matriz -las cuales han ido acompañando a cada nuevo lanzamiento, nueva actualización, fiesta de aniversario del primero de los juegos o coincidiendo con la llegada de una nueva consola- han mantenido la popularidad del juego muy por encima de las más optimistas previsiones, y más como está el mercado en general.
Dicho esto, tampoco hay que perder de vista cuál fue el momento en el que llegó el juego, su capacidad para atrapar a una nueva generación y cómo el universo Pokémon le dio a esa generación -y a quienes habíamos llegados unas décadas antes, todo sea dicho- unos referentes muy sencillos de entender, atractivos para cualquier persona, muy dinámicos y tremendamente divertidos.
Quizás sea Pikachu, el intrépido, tenaz y siempre dispuesto Pokémon por excelencia, quien mejor simbolice la validez de un juego que, a pesar de sus críticas, muchas de ellas tan indocumentadas como baladíes, cambió la percepción del mundo del entretenimiento, de la misma forma que lo hizo Super Mario Bros una década antes, también de la mano de la empresa japonesa Nintendo Co., Ltd.
Entre 1998 y el presente año 2019, la franquicia ha estrenado películas, especiales y cortometrajes de animación para el cine y la televisión, además del anime que se lleva emitiendo desde el año 1997, pero hasta ahora no se había realizado ninguna propuesta que mezclara personajes reales con el universo animado de la factoría Nintendo.
Bueno, por lo menos hasta este año, instante en el que The Pokemon Company, Toho Company Co., Ltd., Legendary Entertainment & Warner Bros., han decidido presentar en las pantallas de todo el mundo la película Pokémon: Detective Pikachu. Basada en el juego del mismo nombre -comercializado para la consola Nintendo 3DS, en el año 2016, exclusivamente para el mercado japonés con el nombre de Great Detective Pikachu: Birth of a New Duo y, dos años después, sólo como Detective Pikachu, para el resto del mundo- en esta película, salvo por una de las secuencias iniciales, la trama no tiene nada que ver con atrapar un Pokémon para luego entrenarlo.
La acción principal se sitúa en Ryme City, una vanguardista ciudad donde los humanos y los Pokémon viven en perfecta armonía, gracias al trabajo y la visión de su principal impulsor, Howard Clifford, propietario de las empresas del mismo nombre. Por ello, no es extraño que un Squirtle forme parte del cuerpo de bomberos o que un Machamp controle el tráfico con sus cuatro brazos.
Tim Goodman (Justice Smith); Pikachu (Ryan Reynolds) y Lucy Stevens (Kathryn Newton) © 2019 The Pokemon Company, Toho Company Co., Ltd., Legendary Entertainment & Warner Bros.
Sin embargo, no todo en Ryme City es tan idílico como parece. La aparición de una extraña sustancia llamada 'R', la cual vuelve violentos a los Pokémon, será la responsable, entre otras muchas cosas, de la muerte del detective Harry Goodman, padre del personaje principal de la película, el joven Tim Goodman.
Tim se ha criado separado de su padre -además de ser huérfano de madre desde su infancia- y rechaza la compañía de cualquier especie de Pokémon, por mucho que los que le rodean no lo entiendan, pero, llegado el momento, el joven deberá unir fuerzas con un Pikachu capaz de mantener un discurso más que coherente, además de demostrar unas nada desdeñables cualidades detectivescas, para descubrir quién es el responsable de la trágica desaparición de su padre, además de manejar los hilos en la conspiración que pone en peligro la convivencia de todos los habitantes de Ryme City. A estos dos protagonistas se suma la intrépida reportera Lucy Stevens y su fiel Psyduck.
Lo mejor de la película es que, además de estar llena de pequeños guiños para todos los seguidores de la franquicia, ésta se puede ver sin tener ninguna experiencia previa, ni haber jugado nunca con ninguno de los juegos, incluyendo el que da nombre al largometraje. Temas como la pérdida de un ser querido, la incomunicación entre padres e hijos, el abandono de los sueños para llevar una vida teóricamente “normal” en una sociedad que NO lo es, o el uso y abuso que cometen las grandes corporaciones para con sus empleados están bien reflejados en una película en la que un Pikachu ciertamente irónico y lúcido es la principal estrella.
Esto último se debe al magnífico trabajo del actor canadiense Ryan Reynolds, quien humaniza al personaje más allá de los rasgos conocidos por el público en general, sobre todo en sus adaptaciones animadas. Su versión del sagaz detective Pikachu termina siendo capital para mantener el ritmo y la atención en una película en la que también aparecen Justice Smith (Tim Goodman); Kathryn Newton (Lucy Stevens); Ken Watanabe (Detective Hideo Yoshida) y Bill Nighy en el papel del magnate y visionario Howard Clifford.
Mr. Mime © 2019 The Pokemon Company, Toho Company Co., Ltd., Legendary Entertainment & Warner Bros.
Pokémon: Detective Pikachu, por mucho que moleste a los puristas del séptimo arte, demuestra que una buena idea se puede revisar y hacerla evolucionar un paso más, sin que por ello el original pierda. Y si no, que se lo pregunten a Mr. Mime.
© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2019
© 2019 The Pokemon Company, Toho Company Co., Ltd., Legendary Entertainment & Warner Bros.