El enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, llegó este sábado a Rangún para entregar a la Junta Militar un mensaje del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para que acabe con la violencia contra las manifestaciones pacíficas.Gambari, quien no pisaba Myanmar (antigua Birmania) desde noviembre de 2006, porque no le concedían un visado, dijo en Singapur antes de partir que espera en esta ocasión que la visita sea “muy fructífera”.
Aunque el régimen militar no ha dicho públicamente nada de la agenda del diplomático egipcio en el país, se cree que viajará directamente desde el aeropuerto de Rangún a Napydaw, a unos 400 kilómetros al norte, la nueva capital del país construida por ingenieros norcoreanos en un agreste territorio e inaugurada el año pasado.
El enviado especial de la ONU había expresado en Singapur su esperanza de poder entrevistarse con todas las personas con las que tenía que hablar, sin mencionar nombres pero en alusión, al menos, al “hombre fuerte” del país, el general Than Shwe, y a la líder del movimiento democrático birmano, Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991.
La presencia de Gambari en el país con un mensaje de contención y diálogo no ha evitado que los cuerpos de seguridad continuaran este sábado con la represión violenta de las manifestaciones y, en Rangún, dispararon contra un protesta de unas 10.000 personas.
Al menos 16 personas han muerto, unas 200 resultaron heridas y más de 1.200 fueron detenidas, entre ellas 1.000 monjes, desde el miércoles pasado, cuando el régimen militar comenzó a disolver las manifestaciones tras imponer el toque de queda y prohibir las reuniones públicas.
Los militares rigen Birmania desde hace 45 años y no convocan elecciones parlamentarias desde 1990, cuando su partido perdió estrepitosamente ante la Liga Nacional para la Democracia (LND), de Suu Kyi, unos comicios cuyos resultados desacataron los generales.