ABIYÁN, 1 (Reuters/EP)
Guillaume Soro, el primer ministro del presidente electo de Costa de Marfil según la ONU, Alassane Ouattara, ha advertido este sábado de que el presidente saliente, Laurent Gbagbo, tiene solo unos días para abandonar el poder de forma pacífica y con inmunidad.
Un asesor de Gbagbo ha dicho que aunque el todavía presidente está dispuesto a mantener un diálogo, su permanencia en el cargo “no es negociable”. Tras las elecciones presidenciales del pasado 28 de noviembre, Ouattara fue declarado ganador por las autoridades electorales, pero luego el Consejo Constitucional, favorable al jefe de Estado, anuló su victoria y declaró vencedor a Gbagbo.
Tres presidentes africanos de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEEAO) pretenden realizar una segunda ronda de conversaciones el próximo lunes con Gbagbo con el fin de convencerle de que ceda el poder a Ouattara o, en caso contrario, le expulsen por la fuerza.
Soro ha declarado a los medios de comunicación en el Hotel Golf (en Abiyán), donde Ouattara ha establecido su cuartel general y donde está protegido por unos 600 soldados de las fuerzas de paz de la ONU, que “el mensaje está claro: ésta es la última oportunidad de que el señor Gbagbo se pueda dejar el poder pacíficamente y con garantía de inmunidad”.
Previamente, un portavoz del candidato opositor había dicho que la CEEAO deberá usar pronto la fuerza militar porque si no Gbagbo afianzará su poder y será más difícil echarle.
GBAGBO “NO SE VA A IR”
Aunque el presidente saliente no ha mostrado ninguna disposición a ceder a la presión internacional y dimitir, el jefe de su campaña electoral, Pascal Affi N'Guessan, ha dicho a la agencia Reuters por teléfono: “Estamos dispuestos a dialogar con la CEEAO”, pero “no va a irse (...), no vamos a negociar sobre esa cuestión”, ha subrayado.
Estados Unidos dice que desde que durante la actual crisis política, que ha amenazado con hacer que se repita la guerra civil de 2002-2003, han muerto más de 200 personas. Además, la ONU ha advertido de que Gbagbo podría tener que enfrentarse a un proceso penal por violaciones de los Derechos Humanos, por ejemplo por los asesinatos y secuestros presuntamente llevados a cabo por las fuerzas de seguridad.
Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sanciones al presidente y a personas de su entorno más cercano, mientras que el Banco Mundial y el Banco Central de los Estados de África Occidental han dejado de financiar a Costa de Marfil para intentar reducir el poder de Gbagbo. Los responsables de defensa de la CEEAO se reunieron la semana pasada en Nigeria para elaborar un posible plan de intervención.
Pero Soro ha manifestado que “ni las sanciones ni la presión internacional han convencido a Gbagbo de que deje el poder”. “Pido el uso legítimo de la fuerza. Aún no hemos visto a un dictador abandonar el poder pacíficamente”, ha agregado.
Cuando la cadena de televisión Euronews le preguntó este viernes si se marcharía en caso de que la CEEAO llevase a cabo una operación para retirarle del poder, Gbagbo contestó: “Ya veré; me lo pensaré. Pero de momento no es importante”.
El primer ministro de Ouattara ha indicado que ha pedido al grupo rebelde Fuerzas Nuevas, que ocupa el norte del país desde la guerra civil, que no intervenga, pero que apoye a las fuerzas que puedan ser enviadas al país para echar a Gbagbo.
Ante la posibilidad de que los partidarios del presidente se manifiesten en las calles, los policías antidisturbios de la ONU, armados con escudos y gases lacrimógenos, están realizando ejercicios en la calle que lleva al Hotel Golf, donde los 'cascos azules' montan guardia con sus ametralladoras.
Las calles están bloqueadas por el Ejército marfileño desde que el pasado 16 de diciembre se produjo un tiroteo entre fuerzas leales a Gbagbo y fuerzas favorables a Ouattara, de manera que solo los helicópteros de la ONU pueden entrar y salir.