Muere tras 85 días en huelga de hambre el disidente cubano Orlando Zapata

El disidente cubano Orlando Zapata Tamayo, uno de los presos de la denominada Primavera Negra de 2003, murió este martes en una hospital como consecuencia de una huelga de hambre iniciada a principios de diciembre, según confirmaron organizaciones opositoras y la madre del fallecido.

Zapata, de 42 años, se declaró en huelga de hambre el pasado 3 de diciembre en el penal de Kilo 8, en la localidad de Camagüey. Exigía un incremento de sus derechos como preso. Finalmente falleció este martes en un hospital de La Habana donde se encontraba a causa de su delicado estado de salud, que los médicos supuestamente trataron de revertir introduciéndole sueros por vía intravenosa.

La organización Directorio Democrático Cubano lamentó la muerte de este “valiente defensor de la libertad”, que considera “asesinado” por el régimen comunista. En un comunicado, sostiene que el Gobierno cubano “se negó a garantizarle sus derechos básicos”, lo que ha terminado por convertirle en una víctima del “terrorismo de estado”, según la secretaria nacional adjunta del Directorio, Janisset Rivero.

La organización denunció que el pasado mes de octubre Zapata sufrió una paliza por parte de militares que le custodiaban en la prisión provincial de Holguín. Estos golpes, prosigue la nota, le provocaron al recluso una hemorragia intracraneal que derivó en una operación quirúrgica.

El Directorio explica que desde que Zapata inició su huelga de hambre y “durante 18 días” el director de la prisión de Kilo 8 le retiró la ingesta de agua, lo que terminó por inducirle un fallo renal. A mediados de enero el preso fue trasladado a un hospital de Camagüey en el que contrajo una neumonía debido al aire acondicionado y a que se encontraba “casi desnudo”, agrega el comunicado.

“A pesar de su crítico estado de salud, el régimen lo trasladó la semana pasada al hospital de la Prisión Combinado del Este en La Habana, donde no existían condiciones para tratarlo”, denunció el Directorio.

La madre del fallecido, Reina Tamayo Danger, calificó de “asesinato premeditado” la muerte de su hijo, en declaraciones al organismo disidente. “Doy las gracias a todos los hermanos que lucharon por no dejar morir a mi hijo”, manifestó.

Por su parte, desde la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, su portavoz Elizardo Sánchez lamentó esta “gran tragedia” y apostilló que la muerte de Zapata no sólo afecta a su familia, sino a todo el movimiento cubano defensor de los Derechos Humanos, tanto en la isla caribeña como en el extranjero.

Amnistía Internacional había incluido a Zapata en su lista de presos de conciencia. Pese a que en un primer momento fue condenado a tres años de prisión tras participar en una huelga de hambre, el ahora fallecido vio cómo se ampliaba la sentencia hasta 25 años de cárcel al sumarse delitos como “desacato”, “desorden público” o “resistencia”, según la ONG.

Primer fallecido desde 1972

Los ecos de la muerte de uno de los estandartes de la Primavera Negra llegaron incluso a Estados Unidos, desde donde el periódico The Miami Herald recordó que no moría un preso cubano durante una protesta contra el Gobierno desde hace casi cuatro décadas. El último, el líder estudiantil y poeta Pedro Luis Boitel, perdió la vida en 1972, también durante una huelga de hambre.

“Sucedió otro Pedro Luis Boitel en Cuba”, coincidió Reina Tamayo Danger en sus breves palabras al Directorio Democrático Cubano. Precisamente para que no se repitiesen hechos como éste, las autoridades cubanas han evitado en otras ocasiones las muertes de disidentes, como cuando en 2006 alimentaron por vía intravenosa a Guillermo Fariñas, que pasó siete meses sin comer para exigir el libre acceso a Internet para los cubanos.

Por su parte, el senador por Florida Bill Nelson aseguró en un comunicado que el fallecimiento de Zapata supone “un triste recordatorio del trágico coste de la represión y la dictadura que devalúa la vida humana”. A su juicio, “las personas de todo el mundo defensoras de la libertad deberían hacer al régimen cubano responsable del destino de Orlando Zapata Tamayo”.