Nueva Zelanda da por muertos a los 29 mineros

La Policía de Nueva Zelanda descarta que los 29 mineros atrapados en una mina de carbón hayan sobrevivido a la segunda explosión de gas metano registrada bajo tierra. “Creemos que nadie ha sobrevivido y que todo el mundo habrá perecido. Es una de las cosas más trágicas que he tenido que hacer como agente de Policía”, ha narrado este miércoles el superintendente Gary Knowles.

Los hombres quedaron atrapados en un túnel de 2,3 kilómetros de largo el pasado viernes a consecuencia de una primera explosión de gas metano. La mina, explotada por la compañía Pike River Coal, se encuentra en la isla del Sur, cerca de la localidad de Greymouth. Las víctimas son 24 neozelandeses, dos australianos, dos británicos y un sudafricano.

El temor al efecto de los gases tóxicos y a que se sucedieran nuevas detonaciones echó atrás a los rescatadores a la hora de adentrarse en el túnel. A cambio utilizaron robots y dispositivos electrónicos, pero no se pudo mantener contacto con las víctimas ni detectar señal de vida alguna.

El miércoles por la mañana los rescatadores, pese a descartar casi por completo que hubiera supervivientes, continuaban analizando los niveles de gases tóxicos con la esperanza de que bajaran. A primera hora de la tarde (madrugada en España) se registró la segunda explosión de gas metano, mucho mayor que la primera.

“La causa fue otra vez la acumulación de gases de los últimos seis días. Una mezcla letal incendió la mina entera”, ha dicho el alcalde de Greymouth, Tony Kokshoorn. “Es la hora más oscura para la costa oeste”, añadió, en referencia a la zona donde se encuentra la ciudad.

El director ejecutivo de Pike River Coal, Peter Whittall, señaló que “los equipos de rescate habrían puesto sus vidas en serio peligro” si hubieran accedido a la mina. “Cuando estábamos ahí haciendo esa valoración, exactamente lo que dijimos que podía ocurrir, ocurrió”, ha agregado Whittall, para quien muchos de los rescatadores “nunca habrían vuelto con vida”.

Algunos familiares de las víctimas han venido criticando que nadie entrara inmediatamente a la mina para salvar a los mineros, después de que se consumieran los gases tóxicos de la primera explosión.

Apenas 50 kilómetros al norte del lugar de la tragedia hay otra mina en la que se cree que un incendio continúa activo desde hace casi 60 años.