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En la plaza de la Victoria de Atenas cientos de refugiados pasan la tarde antes de volver al campo Elliniko

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Cada día cientos de familias de refugiados pasan la tarde en la plaza de La Victoria, en Atenas. Allí parecen confundirse con el paisaje del entorno. Un lugar donde se dan cita familias de afganos, mayoritariamente, que se desplazan en metro desde el estadio de Elliniko, donde se concentran 4500 personas agrupadas en tres campos regidos por el gobierno griego. Otros vienen de una escuela abandonada y ocupada por refugiados que proceden de Siria y Afganistán.

Sin embargo, detrás de cada uno de estos rostros se encuentra una historia diferente. El fotógrafo Ankor Ramos, testigo presencial de estos hechos, narra que mientras tanto, a su alrededor, la vida se desarrolla como en cualquier plaza céntrica de cualquier capital: “ir y venir de personas, quienes leen en los bancos junto a familias de refugiados, jóvenes tomando cervezas en un murete o personas que disfrutan de la agradecida sombra de las cafeterías del lugar...”

Una de las historias que le han marcado es la del joven Amir Hossein, de la ciudad de Kandahar, famosa por la presencia de talibanes. Cuenta que su padre trabajó para las tropas estadounidenses como electricista durante más de 10 años. Un día relata que perdió el contacto con su padre, pues durante dos días no supo nada de él. Su vida cambia cuando recibe una llamada en la que le advierten de que su padre había sido asesinado y que él morirá también.

En ese momento, el joven decide tomar a su familia y empezar un duro camino que le lleva hasta Europa. Con apenas 17 años, Amir es el cabeza de familia con una madre, una hermana y dos gemelos como responsabilidad.

Al caer la tarde, él y otras familias empiezan a recogerse, bajar al metro para volver de camino a Elliniko.