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Muy malos presagios para una solución política del conflicto del Sáhara

Cuatro días antes de que termine el Ramadán. Tinduf. Campamentos de refugiados de la RASD y sede del Frente Polisario en el sur de Argelia. Afuera, bajo el cielo, en el desierto del Sáhara, la temperatura oscila entre unos 23º de mínima y alrededor de 40º de máxima. Velocidad del viento, en torno a los 15 km/hora. Dirección: Este. Junto al meteorológico hay otros vientos internos que recorren el local de Rabouni, donde el Secretariado Nacional del Polisario, tras cuatro horas de reunión acaba de decidir que Brahim Ghali será el sucesor de Mohamed Abdelaziz, fallecido el pasado 31 de mayo en una clínica de Rochester, en el estado de Minnesota (EEUU). El Polisario declinó entonces informar del lugar concreto del planeta en el que se había producido el óbito.

Todo está atado

El congreso extraordinario, que se desarrollará del 8 al 9 de julio, comenzará pues con todo atado y bien atado. No habrá debate sobre la persona a suceder a Abdelaziz. Ghali será el candidato único. Y no sólo eso, sino que es precisamente Ghali, quien ha presidido la comisión preparatoria del encuentro al más alto nivel. Al respecto, fuentes consultadas por este periódico, tanto en el entorno polisario como en Rabat, han señalado que, aunque en un comienzo se habló de diálogo interno tras la correspondiente valoración de los potenciales candidatos, lo cierto es que el Secretariado Nacional del Polisario ha decidido presentar “por unanimidad” un sólo hombre. Las razones esgrimidas por el Secretariado para colocar al frente de la RASD al antiguo ministro de Defensa han quedado plasmadas en una frase repetida en varias ocasiones tras el encuentro del pasado sábado: “Hemos querido evitar luchas internas en la cuestión saharaui”. El mismo Mohamed Abdelaziz había sido cuestionado en varias ocasiones desde los campamentos por grupos que exigen una mayor apertura y participación política, tanto en lo que afecta al grupo guerrillero como en lo que se refiere a la atención de Argelia, que había decaído apreciablemente con respecto a épocas anteriores. Asimismo, no resulta nada fácil contener las reivindicaciones de algunos grupos contestatarios de la población civil, que ya lleva casi 40 años soportando las duras condiciones de la hamada negra argelina – reclaman un adecuado estatuto de refugiados - mientras los logros internacionales de la actividad diplomática de la RASD han sido tan escasos que toda la prensa mundial ha señalado en repetidas ocasiones que la reivindicación de un Estado Polisario es un asunto que parece abocado al olvido, dado que Marruecos ha ofrecido una amplia autonomía para el Sáhara y ha colocado a saharauis en destacados puestos de la Administración, mientras que los dirigentes polisarios hablan de “volver a tomar las armas”. Es llegado este punto donde el título del análisis encuentra su ser y su lógica.

Una radicalización evidente

Los más rigurosos observadores del problema coinciden en que no se avecinan buenos tiempos. Esa tesis está fundamentada en dos cuestiones esenciales: la propia figura y trayectoria de Brahim Ghali, muy ligado al ala más dura del Ejército argelino – Ghali fue embajador saharaui en Argel - y la incógnita ante la sucesión del presidente Abdelaziz Bouteflika, un líder sin presencia pública y con una salud muy deteriorada, mientras su país se sostiene gracias a una economía tremendamente subsidiada y sufre fuertemente la crisis del petróleo. La lucha en las altas esferas del poder argelino viene siendo encarnizada desde hace tiempo. Tanto es así, que fue desmantelada totalmente la dirección del duro Departamento de Inteligencia y Seguridad y destituido el general Mohamad Mediene, conocido como Tawfic, que llegó a controlar durante más de 20 años los servicios secretos. En esta tesitura, acontece lo peor que puede suceder de cara a una solución racional del problema del Sáhara, la cual, como señala la ONU, debe estar basada en la reflexión y el diálogo. Una solución que, necesaria y obligadamente, debe ser aceptada por todas las partes. Al contrario, la unión entre un Polisario dirigido por Brahim Ghali y la rama más radicalizada del Ejército argelino invitan a cualquier analista bien informado a insistir en que no parece que vayan a soplar vientos de concordia sobre aquellos entornos del desierto en el futuro más próximo. Asimismo, tampoco parece, a la luz del cariz que previsiblemente tomarán los acontecimientos, que la sociedad civil saharahui vaya a mejorar sus terribles condiciones de vida en Tinduf, pese a la asistencia humanitaria internacional, que también podría resultar afectada negativamente en un escenario complejo de intransigencia y absoluta falta de entendimiento. Hasta el momento, Argelia y el Frente Polisario continúan negando a la ONU la elaboración rigurosa de un censo exacto de los refugiados en los campamentos.

¿Quién es Brahim Ghali?

Aunque resulta complicado conocer con detalle quién es quién dentro de la cúpula del Frente Polisario – ni siquiera los refugiados tienen fácil el acceso a sus líderes – Brahim Ghali fue hasta el 14 congreso del Polisario (Diciembre de 2015) una especie de embajador saharaui en Argel. Es por ello que las tesis más proclives a señalar que Argelia va a volver a volcarse en el apoyo militar al grupo guerrillero, no esconden la sospecha de que el nuevo presidente de la RASD haya sido designado por el Gobierno argelino como candidato único, mientras el congreso extraordinario queda desposeído de cualquier función electoral – no hay elección alguna - y ejecutiva (nulo ejercicio de soberanía por parte de la población civil). Mientras fuentes cercanas al Polisario hablan de que “se ha buscado la unanimidad”, observadores marroquíes mantienen que el Polisario ha organizado su congreso extraordinario “al estilo de Venezuela o la Siria de El Assad”.

Brahim Ghali fue citado a comparecer en el año 2013 por la Audiencia Nacional española acusado de “crímenes contra la humanidad”, crímenes que supuestamente habría perpetrado entre los años 1976 y 1989 como responsable máximo del departamento de Defensa del Frente Polisario. Junto a Ghali estaba imputado también Majoub Lincoln, miembro de la seguridad polisaria. Ambos habían sido investigados por presuntos delitos de “genocidio y tortura” contra disidentes saharauis radicados en Tinduf, varios de ellos, desaparecidos. Ghali, que fue delegado del Polisario en España, es partidario de la vuelta a las armas para combatir a Marruecos. Fue fundador del Frente Polisario en el año 1975, cuando dejó de ser cabo de las fuerzas territoriales españolas, al participar en la conocida y sangrienta manifestación del barrio de Zemla en El Aaiún (Junio de 1970). Posteriormente, participó en la guerra contra Rabat hasta el alto el fuego de septiembre de 1991.

Duro golpe diplomático para Argelia

De los 83 países que en su momento reconocieron a la denominada República Árabe Saharaui Democrática, se han descolgado 47. De tal manera que, en estos instantes son sólo 36 naciones las que estiman que el Frente Polisario representa a un Estado. Ello ha sido considerado dentro de la comunidad internacional no sólo como un fracaso del Polisario sino como un revés diplomático de altura contra Argelia. Sería soporífero aportar aquí los 47 países que se han retractado de su reconocimiento a la RASD y sus pretensiones y, además, señalar el año en que lo hicieron. La información está al alcance de cualquiera que siga la realidad internacional y, específicamente, el conflicto del Sáhara Occidental. No obstante, podemos citar a Burkina Fasso, Burundi, Ghana, Congo Brazzaville, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Kenya, Liberia, Sierra Leona, Togo, Chad, Colombia, Costa Rica, Perú, Honduras, Paraguay, Madagascar, Yemen, República Dominicana, Afghanistan, India, Iran, Siria, Albania …

La ONU pide el “no a los maximalismos”

La última resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) – 2285 de 29 de abril de 2016 – pide a las partes en conflicto que, en aras de una solución pacífica y satisfactoria, descarten “los maximalismos”. La organización internacional destaca que es necesaria una fuerte voluntad política basada “en el realismo”, puesto que el statu quo actual “no es aceptable”. Al respecto, Rabat maneja la posibilidad de admitir de nuevo al contingente civil de Naciones Unidas, que fue expulsado del país “por un garrafal error de un alto responsable del organismo”. Fuentes muy cercanas a la cúpula de la ONU confían en que, al igual que ha ocurrido en otros conflictos internacionales, Brahim Ghali – considerado como un hombre de la vieja guardia del Frente Polisario – modere un discurso que hasta ahora ha basado en la vuelta a la violencia. Esas mismas fuentes han insistido en que “estamos ante un problema que afecta a seres humanos que viven una situación angustiosa y la vuelta a las armas sería mantenerlos al menos por un decenio más en condiciones inaceptables para la dignidad de cualquier persona. Los campos de refugiados”, advierten, “pueden ser una desgraciada solución transitoria en un momento de conflicto, pero nunca deberían convertirse en eternos. Ni en el Sáhara ni en ningún lugar de la tierra”.

Rumores, no absolutamente confirmados a la hora de cerrar esta información, apuntan que, tal vez, una vez iniciado el congreso extraordinario del Frente Polisario, se permita la presentación de algunas candidaturas de cara a ofrecer a la opinión pública mundial una imagen de pluralidad. No obstante, la designación de Ghali está cerrada.