BERLÍN, 30 (Reuters/EP)
El presunto criminal de guerra nazi John Demjanjuk, de origen ucraniano, deberá responder a partir de este lunes ante un tribunal de Munich (sur de Alemania) por su presunta “complicidad” en la muerte de 27.900 judíos en el campo de concentración nazi de Sobibor(en Polonia) durante la Segunda Guerra Mundial. El suyo podría ser el último juicio que se celebre contra un destacado dirigente nazi en Alemania, un país que, hasta la fecha, sólo ha emitido 6.600 sentencias condenatorias contra antiguos criminales de guerra del régimen de Adolf Hitler, dos tercios de los cuales fueron sentenciados a penas inferiores a los dos años de cárcel.
A mediados del pasado mes de julio, los fiscales del Estado alemán inculparon oficialmente a Demjanjuk, un antiguo guardia de las SS en los campos de concentración del III Reich, de “complicidad” en la muerte de casi 28.000 judíos en el campo de exterminio nazi de Sobibor en 1943. Demjanjuk, de 89 años y de origen ucraniano, ha negado cualquier implicación en el Holocausto. En este campo de exterminio polaco se calcula que murieron alrededor de 250.000 judíos.
Demjanjuk ha admitido que colaboró en otros campos de exterminio, pero ha negado en todo momento que hubiera estado en Sobibor, a cuyo frente, según la acusación, hubo entre 20 y 30 miembros de las SS alemanas y entre 100 y 150 antiguos prisioneros de guerra soviéticos (como es su caso). En las cámaras de gas, los judíos tardaban en morir alrededor de media hora por la inhalación de una mezcla de monóxido de carbono y dióxido de carbono, según los fiscales, que aseguraron que Demjanjuk estuvo seis meses en Sobibor en 1943.
John Demjanjuk figura en la lista del Centro Simón Wiesenthal de los diez presuntos criminales de guerra más buscados del mundo. Se le acusa de introducir a la fuerza a hombres, mujeres y niños en las cámaras de gas de Sobibor. Demjanjuk está recluido en una cárcel próxima a Munich desde el pasado 12 de mayo, después de ser deportado a Alemania desde Estados Unidos. Está previsto que el proceso concluya el 6 de mayo de 2010, pero podría prolongarse en caso de necesidad. Los fiscales actúan a petición de parte, concretamente de nueve familiares de las víctimas.
El procesado padece pérdidas de memoria y deberá asistir en silla de ruedas a la primera sesión del juicio que se celebrará, según anunció el pasado jueves su abogado, Guenther Maull. “Su estado físico empeora de día en día, e incluso de hora en hora, es un anciano que sufre varias enfermedades”, declaró a Reuters. “Su humor oscila también, a veces parece un anciano con pérdidas de memoria, pero no se sabe si se trata de su estado general o de una enfermedad”, prosiguió el letrado, quien precisó que Demjanjuk se dirigirá al tribunal en lengua ucraniana.
A principios de julio, los expertos médicos estimaron que John Demjanjuk estaba en condiciones de ser juzgado en Alemania, aunque recomendaron que sus comparecencias ante el tribunal se limitasen a dos sesiones de 90 minutos cada una por día. Su familia había argumentado que estaba demasiado frágil para soportar un proceso y que sufría problemas en la médula espinal, fallos renales y anemia.
Según sus propios testimonios, Demjanjuk fue reclutado por el Ejército soviético en 1941 y después de ser apresado por los alemanes se convirtió en guardia de los campos de prisioneros del III Reich. Se le retiró la nacionalidad estadounidense en los años setenta, después de que se le acusara de ser 'Iván el Terrible', un guardia del campo de Treblinka conocido por su crueldad.
Fue extraditado a Israel en 1986 y condenado a muerte en 1988, pero el Tribunal Supremo israelí retiró la condena cuando las nuevas pruebas demostraron que 'Iván el Terrible' era otra persona. Recuperó la ciudadanía norteamericana, pero el Departamento de Justicia de Estados Unidos retomó su caso en 1999, con el argumento de que había colaborado con los nazis en otros tres campos de exterminio. En 2002 perdió de nuevo la nacionalidad estadounidense.
“UNA OPORTUNIDAD”
El juicio “es una oportunidad para demostrar cómo actuaba el régimen inhumano de los Nazis y para que se respete la memoria de mi familia”, declaró a Reuters uno de los denunciantes, el holandés David van Huiden, cuyos padres y cuya hermana de 18 años fueron gaseados en Sobibor. “Se le debe imponer el máximo castigo que prevén las leyes alemanas”, añadió.
Por su parte, el Centro Wiesenthal ha afirmado que el juicio debe demostrar que se puede hacer justicia incluso cuando han pasado décadas desde que ocurrieron los hechos. “John Demjanjuk ha gozado de una larga vida sin problemas, ha estado con su familia, ha celebrado cumpleaños y aniversarios. Sus víctimas no han tenido esa oportunidad”, declaró el rabino Marvin Hier, decando del Centro en Los Angeles. “¿Debemos tener compasión? No, de ninguna manera. Ahora está ante un tribunal, como corresponde”, añadió.
Muchos alemanes, deseosos de borrar el pasado y de forjar una nueva imagen de su país, están recibiendo con resignación este juicio, que pone en evidencia el escaso número de criminales de guerra nazis alemanes que han sido procesados hasta la fecha.
El Instituto de Historia Contemporánea de Munich ha estimado que Alemania Occidental sólo ha emitido 6.600 sentencias condenatorias hasta la fecha. Cerca de dos tercios de los convictos fueron condenados a penas inferiores a los dos años de cárcel. No hay datos fiables para la antigua Alemania del Este. “Ha habido muchas investigaciones, pero si se analiza la dimensión de los crímenes, los resultados son insatisfactorios”, declaró un experto sobre crímenes de guerra nazis del Instituto, Andreas Eichmueller.
En este caso, advirtió, la acusación se enfrenta al reto de demostrar que Demjanjuk participó efectivamente en crímenes concretos. “El tribunal se metería en un terreno pantanoso si le condenase únicamente por haber estado en el lugar. Lo normal sería que se aportasen pruebas sobre crímenes concretos”, declaró Eichmueller. “Los fiscales parecen estar dando a entender que por el simple hecho de haber estado en un campo de exterminio él estuvo implicado en homicidios, pero eso es distinto de demostrar que participó en los crímenes”, añadió.