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OPINIÓN | Aldama, bomba de racimo, por Antón Losada

Cosas de godos

El último acto social en el hotel Santa Catalina que recuerdo, anterior al del lunes pasado alrededor de Soria, fue el homenaje a Mauricio en su todavía esplendor. En los dos se repitieron las caras del establishment empresarial agradecido al muy ministro o en expectativa de tener algo que agradecerle; las caras no menores de quienes se apunta a un bombardeo; y las que cabe calificar de público en general que, en realidad, no eran noveleros propiamente dichos sino tenientes o sargentos a los que sus superiores en el staff indicaron que debían estar allí. En cuanto a fauna política, hubo en el de Mauricio una variedad de “ismos” y entenados que brilló por su ausencia en lo del excelentísimo.

[...]El muy ministro, ya saben, quiso sentar doctrina en el Santa Catalina. Habló lo suyo del futuro de Canarias que pasa, dijo, por la potenciación de la industria; que es, paja más, paja menos, lo que recomendaba la más de media docena de informes sobre las posibilidades de desarrollo industrial canario encargados, cuando Él habitaba entre nosotros, a consultorías nacionales e internacionales; entre las que figuraba una japonesa: eran los tiempos de Japón como milagro económico de moda. Sin olvidar los anexos canarios a los sucesivos planes de desarrollo.

Uno de los hitos memorables a aquella inflación de estudios cuajados de soluciones de un futuro que ya quedó atrás fue cierto informe general de las perspectivas de desarrollo canarias. Eran cuatro regios tomos de verdosa y dura tapa con caracteres sobredorados de los que nunca más se supo. Lo presentó a la Prensa el entonces presidente del Cabildo grancanario, Federico Díaz Bertrana. No supo el hombre contestar a ciertas preguntas sobre el contenido del tocho esplendoroso y para que nos hiciéramos una idea, extendió cuasi mayestáticamente su brazo (el derecho, siempre el derecho) con la mano abierta, como quien indica a los amigos la estatura de su hijo mayor, para informar de que tal que así era la montonera de folios, uno sobre otro, de aquella maravilla. Ya en la redacción titulé la información “El conocimiento de la economía canaria asciende a 1,45 m.”, o algo parecido; para consumo interno, que no eran tiempos de andarse con bromas.

Soria no dio para tanto. El humor a su costa no puede ser amable.

Maspalomas y ellos

Otro tema de la semana es la declaración de Maspalomas Bien de Interés Cultural (BIC, que no es solo un bolígrafo). La ponencia (técnica, nada menos) informó contra esa pretensión del Cabildo de Gran Canaria y ha sido Larry Álvarez, coordinador de Patrimonio Histórico de la corporación, quien más atinado estuvo al señalar manejos políticos en la propuesta de resolución sobre la que decidirá el Consejo de Patrimonio Histórico regional. Y digo mal lo de “decidirá” porque ya lo hizo este jueves: por ocho votos a favor, siete en contra y dos abstenciones salió adelante la propuesta del Cabildo de Gran Canaria.

[...]Este asunto merece más consideraciones. La primera, el absoluto desprecio de los ponentes por la historia y las particularidades de un paraje tan significativo como singular. Que en una hora se despacharan con menos de dos folios los 6.000 del trabajo realizado durante año y medio por un grupo de especialistas tiene lo suyo. No solo los ponentes dieron los mismos argumentos que Riu, la empresa que quiere perpetrar allí otro de sus desaguisados, para tumbarlos sino que la discusión final en el seno del Consejo de Patrimonio Histórico del jueves fue lo suficiente elevada como para sospechar que Riu andaba por allí. Ellos sabrán así que mejor seguimos alerta y con la escopeta cargada.

Sin embargo, lo más indignante, si cabe, ha sido la actitud de José María Mañaricúa, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de Las Palmas, muy alejado de la línea de prudencia y discreción de su padre. Vaya por delante que estoy de acuerdo con sus críticas al Cabildo de Gran Canaria aunque le endilgara alguna de las que corresponden al ayuntamiento de San Bartolomé donde sospecho que él y Riu tienen chance. Pero es intolerable que califique de “cuento” los informes de Antonio Tejera Gaspar, Manuel Lobo, Victor Montelongo, José María Fernández-Palacios, Enma Pérez-Chacón y Elena Acosta y que remate semejante ostentación de ignorancia y desprecio hacia la dedicación especializada de todos ellos preguntando si habría que paralizar el aeropuerto y el puerto porque allí también estuvo Colón. Entre eso y los aviones de pedales del subsecretario ministerial para todo Hernández Bento vamos servidos esta temporada.

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El último acto social en el hotel Santa Catalina que recuerdo, anterior al del lunes pasado alrededor de Soria, fue el homenaje a Mauricio en su todavía esplendor. En los dos se repitieron las caras del establishment empresarial agradecido al muy ministro o en expectativa de tener algo que agradecerle; las caras no menores de quienes se apunta a un bombardeo; y las que cabe calificar de público en general que, en realidad, no eran noveleros propiamente dichos sino tenientes o sargentos a los que sus superiores en el staff indicaron que debían estar allí. En cuanto a fauna política, hubo en el de Mauricio una variedad de “ismos” y entenados que brilló por su ausencia en lo del excelentísimo.

[...]El muy ministro, ya saben, quiso sentar doctrina en el Santa Catalina. Habló lo suyo del futuro de Canarias que pasa, dijo, por la potenciación de la industria; que es, paja más, paja menos, lo que recomendaba la más de media docena de informes sobre las posibilidades de desarrollo industrial canario encargados, cuando Él habitaba entre nosotros, a consultorías nacionales e internacionales; entre las que figuraba una japonesa: eran los tiempos de Japón como milagro económico de moda. Sin olvidar los anexos canarios a los sucesivos planes de desarrollo.