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Una 'guarrerida' española

Venía yo por la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria de La Isleta al Refugio y al Muelle Grande, huyendo de los petroleados corales invasores como si algún diputado nacionalista me hubiera colocado una antorcha en las posaderas. Como un toro embolado por procedimiento invertido. En popa, no en proa. Fuego en el diodeno rectal. ¿Te dah cuen…? Corría sobre los charcos de sangre de Yemen, me cruzaba con sus mutantes peripatéticos y esqueléticos, sorteaba el tanque de Zimbabwe, casi vomitaba al pensar en La Manada violenta y violante y también en el parlamentario (?) Rufián, de rufo o chuleta, mostrando esposas con esa pinta de cananeo catarí, catará … ¡Oh terror! “¡No puedor, no puedor!”. Esperaba no encontrarme de frente con el enjambre de avispas asiáticas que momentos antes había liquidado a un gallego de 25 picotazos – “Corre Lito, que nos matan” – que ni un yonqui con más monos que la selva de Tanzania. ¿Qué hacía yo por la Avenida Marítima “con menos ropa que Tarzán”? Buscaba un titular, endemoniado como un hurón esquizoide que hubiera perdido las llaves del loft. Buscaba la cabecera de esta melé de paroles con la cabeza casi perdida, porque voy a perder la cabeza por tu amor.

Buscaba, usando la ley física de Gwendolyne como buscan las olas la orilla del mar… pero también tenía un plan B y hasta uno C. Como Puigdemont, el cometarros en Flandes, o Artur Mas, ese genio que no estaba preparado. Ni para la independencia ni para pagar la fianza fijada por sus tropelías y embustes. Que se la pagan los currantes de base, los de los tarros comidos. ¡Ahí está charlie ¡Envíen los cazabombarderos y fríanlos con napalm! ¡No! Perseveremos en el diálogo, que ellos nos han matado a palos y nosotros vamos a matarlos a votos … o algo así. ¡Ay Rufián, pícaro, garitero! “Me he comido un solomillo más duro que el wonderbra de la Dama de Elche”. Que bajando la comida iba, corría, transitaba, aligeraba … sin saber que un inesperado, luctuoso, doloroso suceso y deceso, me iba a dar la frase apetecida, la síntesis de la revolución más grotesca de las que recuerdo haber sabido, palabras ingeniadas por Chiquito que ya no está y servidas en bandeja de plata, como acudió la cabeza del Bautista a las manos de Salomé, premiada por su padre, Herodías, por una sensual Fiebre del sábado noche sin Tony Manero pero a degüello. Un Time of my life en ataúd de caoba. Una sexy Gilda en trance de llevar a Glenn Ford ante el Juzgado por violencia de género y guante largo acharolado. “Una guarrerida española”.

Salomé y El Bautista

(Siglo I) Princesa idumea. Según se relata en el Nuevo Testamento (Mt. 14,6-12 y Mc. 6,21-28), fue hija de Herodías, la mujer de Herodes Filipo, que se casó de manera escandalosa con el hermanastro de éste, Herodes Antipas. Esto suscitó la guerra con los nabateos, ya que Herodes Antipas había repudiado antes a otra mujer, hija del nabateo Aretas IV. La actitud de Herodes Antipas y Herodías fue muy criticada por el pueblo, ya que se consideró pecaminosa. Uno de los que más sobresalieron en su denuncia fue San Juan Bautista, el apóstol que predicaba el arrepentimiento, que se atrevió a censurar públicamente el matrimonio de Herodes con Herodías. Ello exasperó tanto a Herodías que pidió la ejecución del predicador. Desafiando a la opinión pública, Herodes puso a Juan Bautista en prisión, aunque no se atrevió a ejecutarlo por miedo a provocar la ira popular. San Marcos añade además que Herodes no deseaba ejecutar a Juan Bautista y que incluso le profesaba cierto respeto y simpatía.

Según la tradición, algún tiempo después Herodes celebró su cumpleaños ofreciendo un banquete a sus cortesanos, y para agasajarlos pidió a Salomé que bailase para ellos. La muchacha consiguió que los invitados quedaran extasiados, y Herodes quiso recompensarla prometiendo delante de todos los asistentes que accedería a cualquier deseo que le pidiera, incluso entregarle la mitad de sus dominios. Salomé lo consultó con su madre, y Herodías respondió: “Pide la cabeza de Juan Bautista”. Inmediatamente compareció delante de Herodes y de sus invitados y dijo: “Quiero la cabeza de Juan Bautista en una bandeja”. Herodes Antipas se quedó horrorizado y afligido ante esta petición, pero sabía que estaba obligado a cumplir su promesa. Envió un soldado a la prisión, que regresó trayendo la cabeza de Juan Bautista en una bandeja. Se la entregó a Salomé y ésta a su madre. Los artistas de todos los tiempos se han inspirado con frecuencia en esta macabra historia, destacando principalmente el trasfondo psicológico que se revela a través de sus protagonistas, unidos por una relación de consanguinidad que se remontaba a varias generaciones, con los componentes de odio, desesperación y apasionamiento, y la sensualidad que emana de la danza de la muchacha. El tema de Salomé fue recogido por numerosos pintores; lo encontramos también en el drama homónimo de Oscar Wilde, escrito en la época del más genuino decadentismo (en las últimas décadas del siglo XIX), que dio lugar a su vez, en 1905, a la famosa ópera de Richard Strauss, una de las obras más importantes de su producción.

(Biografías y Vida. La Enciclopedia Biográfica en línea)

El día en el que me encontré a Chiquito... ¡Cuidadín, quietorl!

Conducía y entraba en Málaga, sin tener que atravesar el Rubicón pero diciéndome a mi, me, conmigo no iba nadie, que el hombre sólo está obligado a transportar – obviemos la piedra de Sísifo – un buen reloj, la mente despierta, ágil y limpia y el órgano en perfecto estado de revista y funcionamiento. Si, además, posee un Hammond, mejor. El reloj es la brújula que, cincelando el tiempo, señala el fin del camino. La muerte. Tánatos. El miembro – mejor erecto y pétreo, aunque sin afiliación política – está poseído por Eros y arrebatado por Dionisos. Es placer, constructor de vida y, en ocasiones, elemento depresor e incluso deprimente o micro. En cuanto a la mente, es la que se da cuenta de lo que ocurre y se pregunta por qué, un continuum asediado por Tánatos, aficionado a la destrucción de neuronas, especie absolutamente desprotegida y presa tantas veces de los cazadores furtivos. Que hay payasos y payasos. Unos, con sensibilidad, vida y sonrisa.

Otros, con hipocresía, odio y repugnante rictus. Como hay hombres y cachos de carne con ojos. Y aún no había devenido el procés que se marchó sin llegar. Sin soberanía ni alma, pero con bandera, también de rojo y gualda con rayas más finas.

  • ¿Qué?¿Nos echamos unos tiritos?
  • ¿Estás loco… el nuestro es un soberanismo pacífico?
  • ¿Y para qué pediste ese alijo de armas para los mossos trapenses?
  • ¡Calla energúmeno! Que ya lo dijo Tenorio: “¡ Cuál gritan esos malditos. Pero mal rayo me parta si en acabando esta carta, este plan del president, no pagan caro sus gritos!”
  • El que está pagando es Mas. Llora por sus pisos y pide como lumpen indigente dinero para la manipulación oligárquica masadirigida por los jordis. Que la trena pa Junqueras i vostè, honorable, a dirigir-nos a tots des de l’exili amb Vega Sicília Únic … fins que hagin garanties de que la festa va a sortir-li gratis.
  • Sí. Da pena. Es un patriota. Le han metido mano, que Barcelona es bona si la bolsa sona. Ens han massacrat.
  • Menos mal que la Justicia del Estado opresor va a oprimir también a los ladrones del PP.
  • I per això, què ordinadors usava Bárcenas?
  • No ho sé amb seguretat, però crec que els encarregava directament a Bill …
  • Va, anem que tenim per feina …
  • Aquel que se la llevó al río creyendo que era mozuela y resultó que tenía marío
  • Què dius ara?
  • Res. Res de Res, president.

Decía que entré en Malaca de la mano de la diosa Astarté. Tenía que deshacerme del coche a ser posible sin pagarle a ningún sicario de tres al cuarto. De modo que, al ver a la izquierda o babor una señal de Parking, giré a Esquerra Republicana de Cataluña y entré decidido, dispuesto, encauzado y encarrilado a uno más de esos sitios donde te roban decentemente a plena luz del día. Fenicia tenía que ser Málaga, una de las ciudades más antiguas de Europa, aunque aquí en Canarias, dicen que bereber/guanche, te roban igual, pero envueltos los alibabás en pellejo de carnero, palo en mano y silbido. Detuve el coche ante la barrera, esperando que del interior de aquella cavidad oscura no saliera un morlaco picudo de Vitorino o Miura y, cuando fui a apretar el botón para obtener el ticket criminal, vi a un metro de mis ojos a Chiquito de la Calzada, con su esposa y en un Mercedes. Introducía la tarjeta para que la tabla recta le dejara el paso expedito. Le dije: “Hola Chiquito …” y el me contestó con una sonrisa eterna: “¡Cobalde del diodeno sersuá!”. Y alguien pitó, tocó la bocina, liberó el claxón … alguien cantó.

Y rodamos en direcciones opuestas. Aparqué y caminé hacia la calle Larios. Nunca más nos vimos. Tal vez más adelante. Seguro en otro ignoto lugar. Somos de aquellos tan peligrosos “como un tiroteo en un ascensor”.

#MeToo

¿Para qué vamos a hablar de la escandalosa situación de pobreza y exclusión social en Canarias, si la madre de todos los presidentes no lo ve tan negro como dicen los que sólo quieren incordiar? Callemos pues y hable Cáritas que, como El Bautista del que se habló, es voz que también clama en el desierto porque la línea Fuerteventura – Tarfaya está más en el aire que Air Europa. No hablaremos del amor. Está claro que es toda la verdad de nuestra vida.

Hablaremos de sexo con exceso, inconveniente, incordiante, acosador y guarrindongo. De la testosterona libertina, la androsterona acosadora y la androstenediona fuera de sí y dentro de la que trinque.

Al igual que un día se presentaron ante el público saliendo de la cómoda – de la cómoda manera en que se lo montaban – aparecieron un día, como siempre a deshora, curas pederastas como setas … bolets en la república monárquica de semicataluña. Decenas de miles, tal vez cientos de miles, esgrimiendo un eslogan que ni siquiera podía haber explicitado un gabinete de crisis formado por Colau, Iglesias y Lluis Llach: “¡Dejad que los niños se acerquen a mi!”. Y el Vaticano compró libertades como ANC y Omnium la de los presos políticos y a algunos se les quitó el hábito. El de vestir y el de abusar sexualmente de los pequeños. Porque sólo los niños … “Y El, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos…” (Mateo 18:3). Pero las noticias son tan elegantes que siempre ceden el asiento, que cuando quieres verlas ya se han ido, que se despiden a la francesa. Sin decir nada porque ya lo dijeron todo. Hoy es Hollywood quien tiembla de alaridos. Prácticamente todas las ricas y famosas han sido acosadas, tocadas, invitadas al raso, violadas. Todas tienen ya su bestia y su bandera. La bella y la bestia que no se convertirá en príncipe. No. Que hurgó sin consentimiento en bragueta o braga ajena. A contratiempo, con alevosía, con el miembro como ariete y la mente augurando inmensos placeres. Las masas exigen la aparición de Torquemada por la puerta de servicio para que lleve sin contemplaciones a fogata ejecutiva a quién corresponda. Si así lo dice la ley, que se investigue y se proceda en consecuencia. Por impertinentes salidos y por haber ninguneado el chupito de bromuro al desayunar. Hollywood ha instalado la política tan tópicamente politizada denominada tolerancia cero, que ha desencadenado el escándalo sexual – hetero y homo – más grande que se conoce desde la erupción, que no erección, del Krakatoa. Todo el mundo lo sabía, pero ellas no denunciaban. Firmaron acuerdos de silencio. ¿Por qué? Porque colocaban por encima de la dignidad, la moral y la ética, la búsqueda del estrellato con su correspondiente vida de lujo y dinero. Sabían que hablar acabaría con su carrera como actrices o modelos y accedieron, miraron para otro lado o guardaron silencio. Ahora, ya desde el trono y el brillo, aparecen a denunciar en masa. Peculiar conducta. Aunque, evidentemente, el delito está ahí y la Justicia debe pronunciarse, no entraré en el maniqueísmo fácil y el análisis simplón que, impulsado por Vicente – va donde va la gente – tratan de instalar en mi cerebro. Declaro una DUI y me voy a dormir. Siempre hay dos caras en una moneda, pero el pensamiento único y dirigido juega eternamente el número de la corrección política. “Es lo que toca”, dicen muchos.

Como me conozco el patio, nadie debe derivar de mis palabras que, machista y homófobo, estoy a favor de la vesanía y la vejación con respecto a las mujeres. Al contrario. He de admitir y admito que también tengo que entonar el #Me too. Érase que se era hace años, yo había bajado una noche de mi apartamento en Puerto Banús para tomarme un mojito en Sinatra, lo más de lo más, la crema de la crema, el cielo de la gente guapa antes de acudir a Olivia Valère.

Como quiera que aún no había recibido el carné de los anticapitalistas que contribuyen al desastre de Podemos sin que podamos, íbame yo con una maravillosa americana cruzada de Grisby, unos pantalones negros de Pedro Morago, una camisa de Donna Karan, corbata de Paul & Shark y zapatos con cordones de Barrats. ¿Los calcetines? Hilo de Escocia de Punto Blanco. ¿Slips? Udy Collection. No debía estar mal del todo y, aunque no buscaba que me pasaran el guión de alguna película, ocurrió tal como lo cuento. Pedí el mojito para combatir la caló en el calor de la noche y permanecí en la barra haciendo risas con unos amigos. No sé cuánto tiempo pasó, pero, de repente, alguien me cogió el culo con tal avaricia que los dos glúteos quedaron perfectamente enterados de la acción y la comentaron jocosamente. Giré la cabeza y miré para atrás. Solamente un amplio grupo de chicas alemanas que hablaban entre ellas. Ni me miraron. Me conformé porque, al fin y al cabo, no había perdido la virginidad y mis derechos constitucionales seguían a salvo. A los diez minutos se repitió el recorrido por la geografía de mis nalgas y noté perfectamente que el operativo había sido realizado con el goce inherente a una revolución bien hecha. De nuevo, la vista atrás. Ahora reían y me miraban. Eran la imagen de la Marbella de entonces: rubias, altas, guapas, con la ropa justa para no ser detenidas por la policía de Jesús Gil. Las circunstancias personales – soy el primero en lamentarlo – impedían totalmente que pudiera iniciar una investigación al modo de Sherlock para dar con esa mano suave y osada. Esta vez sí lo comenté. Y me obligaron a cambiar de sitio junto a la barra, dejando sin argumento lo que pudo ser una bonita y peculiar historia. Por ello, hoy, tantos años después, también he decidido gritar # Me too. Seguramente, yo no necesitaba una bestia y tampoco era una bella. Eran otros tiempos y, al momento, estaba en el Mambo hablando con Espartaco Garibaldi Borga Santoni, un amigo

Epílogo

Puede resultar duro de digerir, pero las verdaderas revoluciones sólo pueden escribirse con sangre y llanto. Y, en ellas, los hombres deben ser hombres y las mujeres, mujeres. Aunque en algunos casos no ocurre así y, tras la chulería y el farol, uno descubre cabezas huecas, políticos estúpidos, gentes abducidas y la mentira y la manipulación como argamasa. Pancho Villa: “Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente, nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte”.

Venía yo por la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria de La Isleta al Refugio y al Muelle Grande, huyendo de los petroleados corales invasores como si algún diputado nacionalista me hubiera colocado una antorcha en las posaderas. Como un toro embolado por procedimiento invertido. En popa, no en proa. Fuego en el diodeno rectal. ¿Te dah cuen…? Corría sobre los charcos de sangre de Yemen, me cruzaba con sus mutantes peripatéticos y esqueléticos, sorteaba el tanque de Zimbabwe, casi vomitaba al pensar en La Manada violenta y violante y también en el parlamentario (?) Rufián, de rufo o chuleta, mostrando esposas con esa pinta de cananeo catarí, catará … ¡Oh terror! “¡No puedor, no puedor!”. Esperaba no encontrarme de frente con el enjambre de avispas asiáticas que momentos antes había liquidado a un gallego de 25 picotazos – “Corre Lito, que nos matan” – que ni un yonqui con más monos que la selva de Tanzania. ¿Qué hacía yo por la Avenida Marítima “con menos ropa que Tarzán”? Buscaba un titular, endemoniado como un hurón esquizoide que hubiera perdido las llaves del loft. Buscaba la cabecera de esta melé de paroles con la cabeza casi perdida, porque voy a perder la cabeza por tu amor.

Buscaba, usando la ley física de Gwendolyne como buscan las olas la orilla del mar… pero también tenía un plan B y hasta uno C. Como Puigdemont, el cometarros en Flandes, o Artur Mas, ese genio que no estaba preparado. Ni para la independencia ni para pagar la fianza fijada por sus tropelías y embustes. Que se la pagan los currantes de base, los de los tarros comidos. ¡Ahí está charlie ¡Envíen los cazabombarderos y fríanlos con napalm! ¡No! Perseveremos en el diálogo, que ellos nos han matado a palos y nosotros vamos a matarlos a votos … o algo así. ¡Ay Rufián, pícaro, garitero! “Me he comido un solomillo más duro que el wonderbra de la Dama de Elche”. Que bajando la comida iba, corría, transitaba, aligeraba … sin saber que un inesperado, luctuoso, doloroso suceso y deceso, me iba a dar la frase apetecida, la síntesis de la revolución más grotesca de las que recuerdo haber sabido, palabras ingeniadas por Chiquito que ya no está y servidas en bandeja de plata, como acudió la cabeza del Bautista a las manos de Salomé, premiada por su padre, Herodías, por una sensual Fiebre del sábado noche sin Tony Manero pero a degüello. Un Time of my life en ataúd de caoba. Una sexy Gilda en trance de llevar a Glenn Ford ante el Juzgado por violencia de género y guante largo acharolado. “Una guarrerida española”.