El Gremio de Obreros Marítimos-Terrestres de Playa de Santiago

El Ayuntamiento de Alajeró se suma a la celebración de Día Internacional de Los Archivos, que se conmemora el 9 de Junio, publicando es su web un documento de su Fondo Histórico. Se trata del Reglamento del Gremio de Obreros Marítimos-Terrestres de Playa de Santiago, que data de 1924 y representa el testimonio documental de los inicios de la organización obrera de los pescadores de esta localidad. Esta sociedad se transformó en los años 30 en el Pósito Marítimo de Playa de Santiago.

La Sociedad del Gremio de Obreros Marítimo-Terrestres de Playa Santiago era una organización de tipo asociativa cuyo objeto era “practicar la solidaridad entre los individuos pertenecientes a éste gremio”. Para ser socio había que pagar tres cuotas mensuales que iban a parar a un fondo común. Su trabajo se centraba en diferentes ámbitos, de índole económica, cultural y de previsión: organizar la venta de pescado; adquirir embarcaciones y artes para uso de la asociación; facilitar crédito a los pescadores socios para el desarrollo de la actividad pesquera; aportar cultura general y profesional a los afiliados; además atender a fines de seguros sociales, como cubrir a los pescadores y sus familias en caso de accidente, naufragio o fallecimiento de un pescador asociado.

La sociedad estaba administrada por una Junta Directiva formada por un Presidente (Pastor Rodríguez Morales), un Secretario (Roberto García Díaz), un Tesorero (Alfredo Rodríguez) y un Contador (Luis Acosta). Además existían comisiones que se encargaban de temas específicos, como la Comisión de Industria que se creó en 1932 para estudiar la construcción de una factoría propia para elaborar el atún, al margen de las factorías de capital privado que existían en el Sur de la Isla.

En las dos primeras décadas del siglo XX existía en España un auge de las organizaciones obreras, dentro de este contexto general existen dos factores clave para entender la aparición de ésta organización de tipo asociativa entre los pescadores de Playa Santiago.

Por un lado la creación de la Caja Central de Crédito Marítimo en 1919, dependiente del Ministerio de Marina, que impulsó la constitución de estas organizaciones concediendo subvenciones y créditos.

Y por otro la presencia de las factorías de pescado: en los años 20 del siglo XX existían dos en el Sur de La Isla de La Gomera, la de los hermanos LLoret y Llinares en La Rajita y la de Mario Novaro Parodi en La Cantera. Ya en los años 30 se construirá, en Playa Santiago, la de Santa Rosalía, propiedad de Álvaro Rodríguez López. Estas tres fábricas constituyeron el principal mercado de los túnidos recogidos por los pescadores de Playa Santiago.

Los pescadores se organizaron en torno a esta sociedad para defender sus intereses frente a las factorías de pescado. Fueron varios los conflictos entre pescadores y fábricas. El más significativo es el que se generó en torno al precio de venta del quintal de túnidos, ya que éste variaba de invierno a verano y las factorías no pagaban lo acordado previamente. Éste problema generó mucha controversia entre los pescadores, ya que una parte de las ganancias de la venta de túnidos se destinaba a los Fondos de Pósito Marítimo, sin este ingreso económico la sociedad de pescadores no podía mantenerse. Así que establecieron un precio fijo de venta al quintal de atún, para controlar esto sólo se podía vender a las factorías a través del Pósito que establecía un único punto de venta a donde tenían que acudir los compradores. Otro de los conflictos fue la organización de carga y descarga de mercancía, las operaciones de la flota de Álvaro Rodríguez López en la Playa entorpecían el trabajo de los pescadores, porque además de pescado para Santa Rosalía cargaba también los productos agrícolas, por lo que el Pósito Marítimo reguló el número de marinos y jornaleros que podían realizar estas operaciones en la playa.

Esta organización consiguió implantarse con éxito en Playa Santiago, en 1932 eran 79 los socios, ya que suplía las carencias en infraestructuras (muelle, lonja, etc.), y porque consiguió mejoras económicas y educativas, como la creación en 1934 de la Escuela de Orientación Marítimo Pesquera de Playa Santiago, para la que el Pósito compró todo el material pedagógico además de sufragar los gastos de mantenimiento.