El debate está servido. En las últimas semanas se ha podido escuchar con frecuencia la expresión miel de palma. Todo ello ha surgido tras la negativa por parte de Europa de que este producto se pueda comercializar con dicho nombre. Por su parte, desde Bruselas han considerado que miel sólo puede hacer referencia a aquella que se obtiene de las abejas y que por ello la que se produce de la palma se deberá registrar con otro nombre.
Un dulce proceso hecho de manera artesanal
Se trata de un término que forma parte de la realidad canaria y gomera. Un producto típico que se produce a partir de la savia de la palmera, conocida con el nombre de guarapo y precisamente es partir de éste de donde se obtiene la conocida miel de palma. Un proceso minucioso en el que el liquido debe hervir y reducirse hasta una quinta parte, sin ningún otro ingrediente que el de dejar reposar posteriormente la miel hasta alcanzar aproximadamente los 70º. Aunque según los expertos que han dedicado toda su vida al trabajo y cuidado de la palma, la mejor miel será aquella que se obtiene de un guarapo de calidad y que por tanto, habrá llevado menos fuego y su color quedará con toques rojizos.
Un producto con historia
Como así relatan los historiadores y la documentación existente, ya desde antes de la conquista se dedicaban al cuidado de la palma en la isla de La Gomera, pues siempre ha tenido una gran presencia en la orografía de la isla. Por tanto, dicho producto lleva consigo una historia, tradición y elaboración digna de ser reconocida. Y aunque la justificación al rechazo de este término en Europa se respalde en evitar la ambigüedad, el verdadero cambio tendrá lugar en el pueblo canario y en todos aquellos visitantes que siempre han establecido una asociación entre el nombre y el producto.
La miel de palma ha ido adquiriendo cada día una mayor importancia, no sólo por su valor gastronómico y el que sirva como complemento a distintos tipos de postres, como puede ser el quesillo o la leche asada, sino por la importancia medicinal que esta tiene, convirtiéndose así en un producto demandado tanto por los isleños, como a nivel nacional e internacional; no hablamos solamente de un dulce líquido, hablamos de un tesoro que nace de la palma.