Espacio de opinión de La Gomera Ahora
¿Una Canarias a dos velocidades?
Bajo nuestro punto de vista la triple paridad electoral implantada en 1982 en el Archipiélago ha funcionado a la hora de avanzar en el equilibrio entre las islas. Por ello, es lógico que a veces escuchemos con preocupación las propuestas para introducir modificaciones en este sistema.
Recordemos que la triple paridad supone que Gran Canaria y Tenerife poseen juntas tantos diputados como la suma de todas las demás islas. Que Gran Canaria y Tenerife eligen igual número de representantes cada una y que cada provincia también mantiene la misma representación. Un sistema que se ideó en su momento pensando siempre en garantizar el equilibrio. Ahora de nuevo se plantea la propuesta de crear una lista regional cuyos miembros se elegirían en la circunscripción autonómica siguiendo el principio de un hombre-un voto. Aparte estaría la circunscripción insular, donde la proporcionalidad estaría sujeta al territorio y a la población, como ocurre ahora mismo.
Nos preocupa que no se concrete de dónde saldrían los nuevos diputados. La actual crisis económica aconseja reducir cargos públicos en vez de aumentarlos. Por ello, podría darse el caso de que sean las islas menos pobladas las que pierdan diputados a favor de la lista regional. Y más aún cuando en el actual Estatuto se limita el número de parlamentarios a un máximo de setenta y un mínimo de cincuenta.
De ahí que crea conveniente lanzar un aviso a navegantes. Lanzarote, La Palma, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera podrían ver como pierden capacidad de influencia y peso en el ámbito regional con las consecuencias que de ahí se derivan. Y no sólo hablamos de inversiones puras y duras sino también de retroceso en la calidad de vida, en servicios públicos, infraestructuras, deportes o cultura. Nos encontraríamos entonces ante una Canarias que se mueve a dos velocidades.
Bajo nuestro punto de vista la prueba de que el sistema actual ha funcionado es que hoy en día la Comunidad autónoma es una realidad más equilibrada. Por ello, desde La Gomera tenemos claro que es necesario mantener la triple paridad y de que el actual sistema electoral debe continuar anclado en el Estatuto de autonomía para garantizar su solidez.
El borrador propone también rebajar el mínimo de votos para fijar el reparto de escaños. De salir adelante a una fuerza política le bastaría con obtener el 15% de los sufragios en el ámbito insular en vez del 30% como ocurre actualmente y el 3% en el autonómico en lugar del 6%. De esta manera se abriría la mano a la entrada de más partidos en el Parlamento canario.
Es posible que el sistema electoral canario llame la atención por sus particularidades. Pero no debemos olvidar por qué ocurre así. Cuando se elaboró el Estatuto de Autonomía en 1982 estaba muy presente el pleito insular y el desequilibrio histórico que las islas menos pobladas habían padecido. Por ello, los representantes de La Gomera, El Hierro, Lanzarote, La Palma y Fuerteventura se negaron a aprobar un Estatuto que no garantizara la ponderación. Y así se ha conseguido aplicando un sistema electoral cuya modificación pedimos que sea cuidadosamente estudiada para evitar posibles desajustes. No nos olvidemos de que en su día tuvimos que recurrir a la excepción para garantizar la normalidad.
Bajo nuestro punto de vista la triple paridad electoral implantada en 1982 en el Archipiélago ha funcionado a la hora de avanzar en el equilibrio entre las islas. Por ello, es lógico que a veces escuchemos con preocupación las propuestas para introducir modificaciones en este sistema.
Recordemos que la triple paridad supone que Gran Canaria y Tenerife poseen juntas tantos diputados como la suma de todas las demás islas. Que Gran Canaria y Tenerife eligen igual número de representantes cada una y que cada provincia también mantiene la misma representación. Un sistema que se ideó en su momento pensando siempre en garantizar el equilibrio. Ahora de nuevo se plantea la propuesta de crear una lista regional cuyos miembros se elegirían en la circunscripción autonómica siguiendo el principio de un hombre-un voto. Aparte estaría la circunscripción insular, donde la proporcionalidad estaría sujeta al territorio y a la población, como ocurre ahora mismo.