Espacio de opinión de La Gomera Ahora
El conflicto político español y la grandeza de lo pequeño
Suelo reflexionar a menudo acerca del núcleo del conflicto español. Estoy casi persuadido de reconocerlo en una confrontación: Los honestos enfrentando a los corruptos.
No se dirime en el espacio ideológico. Para nada. Se pone de manifiesto en el campo de la ética. No se trata de considerar una visión de la sociedad económica. Se trata de la calidad democrática. De recuperar la dignidad. De restaurar el valor de la decencia. De la simple y pura convivencia entre ciudadanos iguales ante la ley.
Ese el error de Mariano Rajoy y su equipo. Cree que su debilidad se resolverá con una mejora económica. Mucho me temo que no bastaría.
A las condiciones de vida de los españoles no sólo no las tienen en cuenta. Simplemente las consideran como quien lanza un trozo de las sobras de un banquete a los hambrientos que merodean el palacio. Todavía recuerdo los artículos publicados por Rajoy en El Faro de Vigo en la década de los ochenta. Una actividad para los curiosos.
Con una mejora en las sobras del banquete de la recuperación no es suficiente. Con eso no basta.
En un artículo mío anterior ya advertí sobre el éxito de las empresas del IBEX. Estas corporaciones españolas han repartido a sus accionistas más de 42.200 millones de euros en dividendos hasta noviembre, lo que supone un 81% más que en 2013 y supera en un 27% el anterior máximo histórico que data de 2009, según ha señalado el presidente de Bolsas y Mercados Españoles (BME), Antonio Zoido. Ahora volverán a autorizar la suscripción de acciones para ampliar capital. ¿Comprenden?
Este Zoido es el presidente de Bolsas y Mercados Españoles. Lleva veinte años en ese cargo. Ni una responsabilidad por los sucesivos escándalos bursátiles. Ni Bankia. Ni Gowex. ¿A que ya se olvidaron del joven emprendedor que falseó cuentas en las narices de los reguladores. Cabría preguntarse a qué lo obligan los 1.8 millones de euros al años que se pone en el bolsillo. Un 72% más de lo cobrado en 2012. Austeridad selectiva por lo que parece.
La dignidad de las personas se está cotizando más que la sumisión obstinada.
En la mayoría de las casas de este país se viven dramas que determinan el comportamiento colectivo. En cada persona se advierte que las grandes cosas se resumen en los ojos de los seres queridos.
Cuando los padres despiden a sus hijos que emigran. Cuando las madres no pueden alimentar adecuadamente a sus críos. Cuando la muerte les sobreviene a aquellos que no son atendidos luego de trabajar honestamente toda una vida. En esos casos está la realidad. Por esas rendijas se les hurta la dignidad a las gentes.
Estos personajes no comprenden la grandeza de lo pequeño. Su avaricia les impide apreciarlo adecuadamente. Desconocen que las pequeñas cosas son determinantes.
Me viene a la mente un acontecimiento histórico: la invención del estribo en China y su introducción en Europa.
Eso cambió la relación entre la caballería y la infantería. Ese pequeño elemento permitía que los jinetes concentrasen la fuerza de su peso, más la velocidad del corcel, en el punto de impacto de su lanza. Les daba una ventaja determinante para atravesar las corazas. Para los estudiosos fue la declinación de la infantería frente a la caballería.
Los árabes lo adaptaron desde los persas y bizantinos. La invasión musulmana del 711 DC no habría tenido éxito sin el empleo de los estribos metálicos de sus cabalgaduras.
Tampoco el éxito de Carlos Martel en Tours. Ese 10 de octubre de 732 DC, su caballería fue determinante para la victoria cristiana. De allí su apodo “Martillo”.
Esta batalla frenó la expansión islámica hacia el norte desde la Península Ibérica y es considerada por muchos historiadores como un acontecimiento de gran importancia histórica.
No se sabe con exactitud cuál era el arma que ayudó a Carlos Martel a ganar la batalla, pero las armas que él más dominaba eran la lanza y el escudo. Buena parte de los historiadores le suman una utilización apropiada del estribo.
A tal punto esto fue así, que es la explicación más válida para comprender la caída del Imperio Romano. Claro que, también, supone la aparición y mantenimiento del feudalismo. Basado este también en la fuerza de la caballería.
La importancia de las pequeñas cosas.
Leía sobre esto y pensaba como la influencia de las pequeñas cosas puede dar un vuelco a la Historia.
Vivimos tiempos en los que los pobres hombres se refugian en la grandilocuencia para escapar de su carencia de grandeza.
La Justicia sigue estrechando el cerco a los corruptos. Aún restan muchas sorpresas. Parece que las usinas han impuesto la dinámica de incrementar el discurso triunfalista.
Me recuerda al líder “cósmico” de Leire Pajín. El Licenciado De Guindos se ha impuesto una función astrológica. Alude, en un despliegue de profesionalidad, a una alineación astral. Es un modo curioso de justificar el despegue español.
La banalidad de la grandilocuencia. Torpe modo de explicar lo inexplicable.
El Juez Ruz puede depararle momentos inolvidables a la dirigencia de Génova 13. Es poco tiempo el que le han dado. O es el suficiente para acabar con la carrera política de algunos.
Su última decisión ha sido sentar en el banquillo de los acusados al ex presidente de Caja Castilla-La Mancha, Juan Pedro Hernández Moltó, y al ex director general de la entidad, Ildefonso Ortega, por los delitos societarios de falseamiento de las cuentas anuales y administración desleal. En un auto, el magistrado requiere a ambos acusados para que en diez días y de forma solidaria presten fianza de responsabilidad civil de 138.200.000 euros.
Mientras, desde los tribunales valencianos, a Ricardo Costa le llegaban nuevas novedades judiciales desde sus relaciones en el caso Gurtel. Según el auto del juez, pudo tener un papel capital en la captación y gestión de 4 millones de euros en negro, usados para pagar las campañas autonómicas de 2007 y las generales de 2008 del PP Valenciano.
Este mismo personaje tenía el cometido de ejercer como diputado a cargo del presupuesto en la Cortes Valencianas en esta tarde de diciembre. El presidente Carlos Fabra no deja de maravillarme por su impertérrita expresión. Sigue manteniéndolo en su escaño.
Sin embargo, el PP no ha permitido que Ricardo Costa, procesado por financiación ilegal, defienda como portavoz de Economía en las Corts Valencianes el proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2015. Un toque de sensatez en medio del disparate.
El ministro de Justicia, Rafael Catalá, apoyó en el pleno del Senado la ley de Seguridad Ciudadana. Para ello apeló a una interpretación del fin de las reformas del gobierno. Dijo que “están orientadas a consolidar derechos y libertades, a garantizar los servicios públicos y a la suficiencia financiera, precisamente porque el Estado quedó quebrado a finales de 2011”.
Sería recomendable que este ministro hiciese su trabajo adecuadamente en la cartera de Justicia. Los asuntos de economía no son de su competencia.
Sin embargo estoy dudando que sea así. Su valoración de la conveniencia de la Ley “Mordaza”, como ya se la conoce, se centra según este señor en que el “Gobierno no hace otra cosa que garantizar el Estado de bienestar”.
En cuanto a las críticas a la ley, sentenció: “Lamentablemente nos estamos acostumbrando a oír intervenciones que no son más que eslóganes”. Es obvio que la represión es el marco en dónde este gobierno se siente cómodo.
Su par de Interior está “contribuyendo” a que las investigaciones sean “normales” con los constantes relevos en los mandos de anticorrupción. Gracias al brillante trabajo de eldiario.es y de elconfidencial.com, los españoles podemos tomar nota de los “extraños” manejos de este miembro del Opus Dei en su cartera. La humanidad se ausentó de su vocabulario cristiano con la aplicación legal de las devoluciones en caliente.
El mérito de Rajoy también es grandilocuente al haber nombrado como portavoz en las Cortes al autor de esta frase: “Las víctimas del franquismo solo se acuerdan de sus padres cuando hay subvenciones de por medio”.
Para los no advertidos se trata de Rafael Hernando. Para algunos, políticamente incorrecto. Para otros, muy amigo de la controversia. Para los más, posiblemente insolente.
Rajoy desea terminar su mandato en un escenario marcado por la polémica. Allá él.
Frente a la impopularidad creciente. En otra maniobra infantil. El gobierno sentó a los secretarios generales de UGT y CCOO a la firma de una miserable ayuda a los parados de larga duración. Pocos la obtendrán.
Me pregunto cuál habrá sido la negociación para sentarlos para la foto. ¿Habrá fondos de formación vinculada?
En este país estamos en ese punto en el que la gente pobre, o la que ha sido empobrecida, tiene opciones de sobreponerse al ataque desmesurado de esas jaurías de saqueadores que, día sí y día también, ponen en evidencia los jueces.
Las opciones a las que me refiero están en dos pequeñas acciones: la ilusión y su voto. La grandeza de lo pequeño.
Como con el estribo. Los honestos deben reconocer que pueden significar una fuerza tan poderosa como ese pequeño instrumento para decidir el actual conflicto español.
Suelo reflexionar a menudo acerca del núcleo del conflicto español. Estoy casi persuadido de reconocerlo en una confrontación: Los honestos enfrentando a los corruptos.
No se dirime en el espacio ideológico. Para nada. Se pone de manifiesto en el campo de la ética. No se trata de considerar una visión de la sociedad económica. Se trata de la calidad democrática. De recuperar la dignidad. De restaurar el valor de la decencia. De la simple y pura convivencia entre ciudadanos iguales ante la ley.