Vuela este ‘Chester’ para ti, Lucía
Conocí a Lucía Rosa hace ya algunos años, me dijo que abrazara árboles y desde entonces hemos coincidido en algunos encuentros, eventos, jurados… Nunca he visto a Lucía Rosa sin una sonrisa dibujada en su rostro y cuando recita lo hace como si susurrara un cuentito de hadas. He tardado en entrevistarla, pero siempre ha estado en mi mente sentarla en mi ‘Chester’, éste que hoy comienza el curso con retraso ya pasado septiembre, dispuesta a recibir al otoño y su hojarasca junto a una escritora a la cual admiro mucho. Hace unos días la encontraba en Los Llanos de Aridane, siempre vital. Lucía Rosa es de esas personas que se alegran de verte y eso posee un valor añadido en los tiempos que corren. Aquí paseamos hoy brevemente por su biografía, dejando cosas atrás porque posee un enorme recorrido, que nos llevaría más de una entrevista. Pero cada respuesta invita a la reflexión de toda una vida, como cantaría Serrat en la que considero una de las canciones más bonitas del mundo, ‘Para ti Lucía: “Tus recuerdos son cada día más dulces, el olvido sólo se llevó la mitad”.
Suerte, querida compañera, y gracias por aceptar inaugurar esta nueva temporada del ‘Chester’, mientras quien escribe seguirá abrazando árboles…
Poeta. Dramaturga. Narradora… ¿Cuándo comienzas a escribir, hay que remontarse muy lejos en el tiempo?
Desde que era chica. No me gustaba mi niñez y anotaba entre tachones las sensaciones que me ocasionaban los disgustos. Esa manera nostálgica de llamar cueva a la noche desconcertaba a las maestras. Más tarde, con mi primer poemario obtuve el premio Pedro García Cabrera de poesía en 1994. Y así continuó todo.
Galardonada con el Premio de Teatro Santa Cruz de La Palma en 1991 por ‘Mujeres dominantes, hombres obedientes’. ¿Qué nos puedes contar de esta pieza teatral?
Es una obra reivindicativa en defensa de la igualdad entre hombres y mujeres. La trama es satírica y bastante divertida; pero este aspecto no alivia ni un gramo la reclamación de derechos de estas mujeres ingeniosas y firmes al tomar sus decisiones; sobre todo en la lucha diaria de compartición de tareas en el hogar que en esa época se había convertido en una batalla, aspecto que ha ido evolucionando hasta hoy. Ha llovido mucho desde entonces. En la época en que la escribí, mi padre participaba de tales quehaceres con absoluta normalidad. Recuerdo que en casa se había impuesto el rezo del rosario en familia por un misionero que llegó a Las Manchas en Semana Santa y luego se quedó, la maestra nos preguntaba al otro día en clase si habíamos cumplido con la tarea religiosa; y sí porque cada noche mi padre y yo fregábamos la loza rezando una avemaría por cada plato. Mis compañeras se extrañaban puesto que en sus casas los hombres tenían otras prioridades.
Continuando con la dramaturga que es Lucía Rosa, las obras ‘Otros son, otra danza y auténticos bohemios’ y en teatro juvenil, ‘Adónde van las brujas’. ¿En qué lugares se representaron estas obras? Y cuántas anécdotas, ¿sí?
‘Auténticos bohemios’ y ‘Adónde van las brujas’ las he representado con el grupo de teatro ‘El Roque’ en el Teatro Chico, en las Casas de la Cultura de El Paso, Los Llanos y Tijarafe, en plazas y múltiples centros de enseñanza. ‘Adónde van las brujas’ lleva varios cursos como lectura recreativa en los institutos de secundaria de Los Llanos de Aridane. Al final del encuentro al que asisto en las aulas, el alumnado me engatusa con la puesta en escena de fragmentos de esta obra. Les divierte que unas brujas rebeldes y tan contestatarias se nieguen con humor a obedecer a la presidenta, de manera que llevándole la contraria transforman la perversidad propia de su magia en provecho para la humanidad.
Lidiando con el alumnado, las anécdotas son infinitas. Imagínate cuando te falla alguien el día del estreno. Recuerdo que el día previsto para la representación en el Teatro Chico, una madre arrestó a una alumna, con un papel relevante en la obra, impidiéndole asistir como castigo por un suspenso. Por consenso, el resto de brujitas y yo asaltamos su vivienda y terminamos planchándole a la niña la capa. La madre estupefacta no pudo negarse.
De ‘Otro son, otra danza’, el director teatral Rafael Rodríguez ha organizado lecturas, pero aún no se ha representado. Será cuestión de tiempo.
Tengo la suerte de haber escuchado de tu voz cómo recitas poesía incluso de memoria, con arte, y todo hay que decirlo, remueves mucho el alma. Has publicado varios libros, obteniendo diversos premios, ¿qué significa para Lucía Rosa la poesía?
La poesía es como respirar. Como si intuyeras desde el interior la respiración de las cosas y transcribieras su gemido. Y aparece en el monte, a la intemperie, en el sueño, en las adversidades, en el encontronazo con los sonidos; en el susurro de las cosas que están o no están pero que por suerte a veces oímos. Pongamos que en las huertas las garras de las grajas oprimen las hojas de las naranjeras; sin embargo, nada sabemos del dolor de las plantas. He ahí el revolcón poético; atrapada por las patas de las grajas, al final es la savia poética la que se salva de todas las matanzas. Y la poesía está tanto en los hachazos como en los hoyos. O en el azahar, el mugido del azahar, ¿lo has oído? Si esta sensibilidad suena y emociona se dará el momento poético que luego puede ser que desaparezca. Por ello, cada poema es único. Porque nuestros instantes son diferentes siempre, el tiempo, las circunstancias, las lecturas, la experiencia. He de añadir que yo escribo no desde la seguridad ni desde la firmeza, más bien desde la incertidumbre y el desamparo, desde la insatisfacción, buscando alternativas “a ver qué hay de verdad en lo que miro”.
Traducida al alemán, rumano, húngaro y eslovaco, tus textos aparecen en numerosas antologías de varios países. ¿En cuántas antologías y en qué países apareces como figura literaria?
Las antologías son un modo que hay de compartir la poesía de tu entorno con otros poetas de contextos diferentes. Y es enriquecedora tal alternativa. Se publican libros antológicos que son una muestra valiosa de cómo se escribe en este y otros países. Y si me lo proponen, intervengo.
Recientemente, invitada para su inauguración por la Feria del Libro de Fráncfort (2022), has presentado Diario de un volcán en el emblemático acto de apertura, en el Sofá Azul. Diario de un Volcán con edición bilingüe español-alemán, una obra que seguro que lleva tu alma entera, aquí no te pregunto, aquí te leemos lo que quieras contar a los lectores de El Chester…
Escribí esta obra bajo el influjo salvaje de un volcán que nos estremecía y nos tenía a todos espantados. He vivido al límite esta catástrofe paisajística y humana y sufrido sus consecuencias devastadoras. Aún lo estamos viviendo, lamentablemente. En principio, la publicación periódica de los artículos en este diario me sirvió de desahogo; cuando finalizó la erupción la editora alemana Claudia Gehrkeme propuso la publicación. Así que el hecho de que el ‘Diario de un volcán’ fuera elegido el pasado año para el acto de inauguración en el Sofá Azul de la Feria del Libro de Fráncfort fue una grata sorpresa. No creo que vuelva a vivir un momento literario tan apasionante, la verdad.
Has intervenido en el IV Festival Hispanoamericano de Escritores (La Palma, 2022), en los Encuentros Internacionales de Poesía celebrados en Porto Santo (Madeira, 2018 y 2022) y en Punta Delgada (Azores, 2019), y en el encuentro literario ‘Vuelo directo. Una visita desde Canarias’ celebrado del 20 al 25 de junio (Eslovaquia y Hungría, 2023). Algo que quieras compartir de estos increíbles festivales y encuentros…
Los encuentros literarios son un aliciente para los autores participantes cuyo lenguaje poético es único y diverso porque el lenguaje poético es universal. Y la convivencia con personas que sienten tus pesadumbres y tus indecisiones es de una intensidad brutal. Las palabras poéticas salen de la intimidad de los libros para que, ante nuestra admiración, las canten con su tono inimitable sus propios autores que recién hemos conocido. Son experiencias muy reconfortantes. Además, sorprenden las reacciones de la gente cuando recitamos en otros países, la interpretación de aquello que se oye. Recitando en Azores un verso del poema ‘Nana a Stephen’, al leer “te morderán las ratas” se armó un revuelo entre el público porque, aparte de “traidoras”, el término “ratas” tiene en portugués una enigmática connotación sexual que nada tiene que ver con una nana.
Formas parte también de la historia de los libros infantiles y la animación a la lectura. ¿Cómo ves en la actualidad el hábito de la lectura, qué opinión tienes de las redes sociales y las nuevas tecnologías?
La animación a la lectura es una tarea con la que hemos batallado día a día los enseñantes. Christine Nöstlinger decía que un lector infantil es muy diferente del adulto. Los adultos leen incluso obras que no les gustan, los jóvenes no. Por eso, Nöstlinger insiste en que hay que proporcionarles un libro a estos lectores de modo que cuando lo abran ya no lo cierren hasta el final. Porque siempre nos quejamos del bajo nivel de lectura en nuestra sociedad. Siempre. Ayer oí a una escritora joven centroamericana lamentarse de que sus políticos no leen; no obstante, sí censuran libros de autores que indagan y radiografían problemas sociales generados por los comportamientos dictatoriales de estos gobernantes. Censuran a ciegas que es más triste aún que la propia censura. Tal diagnóstico indica que el nivel de lectura influye directamente en el bienestar o no de la sociedad. Eso está clarísimo. No es ninguna revelación. Y este hábito lector se adquiere en familia; la escuela lo afianza y consolida. Si la familia no lee, mal ejemplo para la prole. Sin embargo, según las encuestas, aunque lentamente, el hábito lector crece en este país. Por eso, las redes sociales y las tecnologías juegan un papel relevante, ya que nos acercan el mundo descubriendo autores lejanos con sus literaturas singulares que nunca hubiéramos sospechado que existían; todo depende del uso que a ellas se dé.
Lucía Rosa, este espacio es para que nos cuentes lo que quieras, la pregunta es lo que nos quieras transmitir para este cierre, te leemos…
Añado que la literatura es cada vez más necesaria. Sin prescindir del asombro, no solo tiene la virtud de generar placer, sino que facilita la creatividad y esta actividad creadora conecta a los seres humanos entre sí y con el mundo ya que nos permite escarbar en sus entrañas. En el caso de la poesía, esta exploración sobre la condición humana es esencial para la vida. Y la clave, las palabras. ¿De qué otra forma se ejercitaría la conciencia? Y no es una fórmula paradisiaca que organice como un talismán nuestro día a día o nuestro pensamiento pues, a menudo, no obtenemos en ella las respuestas, pero alienta la imaginación, el más venerable de los misterios.
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