Por primera vez, astrónomos han podido detectar moléculas de gas en un objeto interestelar, el ya famoso cometa Borisov, que ha llegado a nuestro sistema solar desde otra estrella.
El descubrimiento marca un importante paso adelante para la ciencia, ya que ahora permitirá a los científicos comenzar a descifrar exactamente de qué están hechos estos objetos y cómo nuestro sistema solar doméstico se compara con otros en nuestra galaxia.
“Por primera vez, podemos medir con precisión de qué está hecho un visitante interestelar y compararlo con nuestro propio sistema solar”, dijo el profesor Alan Fitzsimmons del Centro de Investigación de Astrofísica de la Queen's University Belfast, que formar parte del equipo internacional de astrónomos responsable del hallazgo.
El cometa Borisov fue descubierto por el astrónomo aficionado de Crimea Gennady Borisov el 30 de agosto. Las observaciones durante los siguientes 12 días mostraron que no estaba orbitando el Sol, sino que estaba pasando por el Sistema Solar en su propio camino alrededor de nuestra galaxia.
El 24 de septiembre fue renombrado 2I/Borisov, el segundo objeto interestelar descubierto por los astrónomos. A diferencia del primer objeto de este tipo descubierto hace dos años, 1I/'Oumuamua, este objeto apareció como un débil cometa, con una atmósfera circundante de partículas de polvo y una cola corta.
Alan Fitzsimmons y sus colegas de Europa, Estados Unidos y Chile utilizaron el Telescopio William Herschel en La Palma, Islas Canarias, para detectar el gas en el cometa, pero hacerlo fue complicado.
“Nuestro primer intento fue el viernes 13 de septiembre, pero tuvimos mala suerte y el brillo del cielo tan cerca del Sol nos frustró. Pero el siguiente intento fue exitoso”, comentó en un comunicado.
Los astrónomos en el observatorio apuntaron el telescopio gigante al cometa en el cielo de la mañana entre las 6 a.m. y las 7 a.m. del 20 de septiembre. Al pasar la tenue luz del cometa a un espectrógrafo, esto permitió a los astrónomos medir la cantidad de luz que emitía el cometa en función de la longitud de onda o el color.
El profesor Fitzsimmons explicó: “Un espectro nos permite detectar tipos individuales de gas por sus huellas dactilares espectrales. Recibimos los datos al mediodía y a las 5 de la tarde esa noche, sabíamos que habíamos detectado con éxito el gas por primera vez”.
El gas detectado era cianógeno, compuesto de un átomo de carbono y un átomo de nitrógeno unidos entre sí. Es un gas tóxico si se inhala, pero es relativamente común en los cometas.
Combinando estos espectros con imágenes filtradas del cometa obtenidas con el telescopio TRAPPIST-North en Marruecos, el equipo también midió la cantidad de polvo que expulsa el cometa y estableció límites en el tamaño del núcleo central.
La profesora Karen Meech de la Universidad de Hawái había fotografiado previamente el cometa y utilizó los nuevos datos para calcular el posible tamaño del cometa. “Nuestro análisis preliminar utilizando la cantidad de gas que se ve saliendo del núcleo sugiere que es probable que gran parte de la superficie esté activa, en contraste con los cometas típicos de período corto”, dijo.
El equipo concluyó que lo más notable del cometa es que parece ordinario en términos del gas y el polvo que está emitiendo. Parece que nació hace 4.600 millones de años con los otros cometas de nuestro sistema solar, pero ha venido de un sistema estelar no identificado aún.
La investigación se ha enviado a Astrophysical Journal Letters para su revisión científica por pares, y está disponible en arxiv.org/abs/1909.12144