El tesoro vegetal de La Caldera de Taburiente, en plena primavera, se ha enriquecido temporalmente con una hermosa y rara anomalía genética. Estos días ha aparecido en las cumbres del Parque Nacional una singular planta albina de tajinaste rosado. Un bello y asombroso regalo para la vista de la citada especie endémica y perenne que solo se podrá contemplar por unos pocos días más, según explica el director-conservador del principal entorno natural protegido de La Palma, Ángel Palmares.
El singular ejemplar albino de tajinaste rosado se encuentra “junto a la carretera que, desde la residencia del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), baja a Garafía, cerca de la tubería de agua del cortafuego” existente en las inmediaciones, apunta Palomares. Este año, añade, ha visto otro en la parte alta del barranco de los Cantos, en la zona conocida como Los Andenes.
Los ejemplares albinos, comenta el responsable del Parque Nacional, “son muy raros en cualquier especie”. Para que se produzca esta mutación genética, explica, “deben juntarse alelos (cada una de las formas alternativas que puede tener un gen) recesivos”. Antes, expone, cuando las especies “tenían poblaciones muy escasas y vivían en lugares de difícil acceso, como son los acantilados del Parque, era muy improbable toparse con uno”. Ahora, expone, “al haber más en lugares accesibles, es posible localizar más plantas albinas”. No obstante, insiste, “siguen siendo muy escasos”.
Resalta que es “la tercera vez” que los ve en su vida. Además de los dos de este año, comenta, solo recuerda “los cuatro o cinco” que observó en la primavera de 2008 en Los Andenes, así como al que “apareció, en 2011, en el cortafuego del tendido eléctrico que lleva la luz a El Roque de Los Muchachos, en el límite del pinar”.
Detalló que “son plantas monocárpicas; es decir, fructifican una sola vez y luego mueren”. Los tajinastes rosados (Echium wildpretii), precisa, “son de la subespecie Trichosiphon de La Palma. La otra subespecie es el tajinaste rojo del Teide (ssp Wildpretii)”.
El tallo de este arbusto, no ramificado, alcanza hasta 25 centímetros. Pertenece a la flora endémica de las altas cumbres de la Isla. Las poblaciones se distribuyen por todo el borde interior y superior de La Caldera. Se han inventariado ejemplares en altitudes comprendidas entre 800 y 2.400 metros, pero su mayor presencia se localiza en el intervalo situado entre 1.900 y 2.100 metros sobre el nivel del mar.