Espacio de opinión de La Palma Ahora
“Dejad que los niños…”
En medio de las luchas por las parcelas del poder, de las disputas parlamentarias para impedir que el Gobierno apruebe el techo de gasto, junto con los objetivos presupuestarios del déficit y la deuda pública, escuchando por doquier interpretaciones, legítimas o no, sobre el problema catalán y los peligros de desunión en una sociedad enfrentada; en medio de las triquiñuelas políticas que nos alejan del servicio público honrado, el que debe volcarse en fortalecer nuestras instituciones; en medio de tertulias televisivas o radiofónicas, en las que hombres y mujeres con los más absurdos comentarios, atraviesan la línea que separa la dialéctica de la inconsciencia y la locura, me quedo en silencio para no malgastar mis palabras. Pienso por un momento en tantas cabezas huecas que con máster o sin él, se apuntan a dirigir esta tierra nuestra llamada España.
Y mientras el pensamiento me come el cerebro a picotazos y permanezco en silencio hablando conmigo mismo, un ligero tono de whatsapp en el teléfono móvil, me saca de mis cavilaciones sobre problemas irresolubles. El movimiento digital descubre ante mis ojos una fotografía de mi hijo y de mis nietos ante el Papa Francisco. Hay noticias que emocionan y acarician el alma. Por fin algo bueno en un tormentoso día de calor: un grupo de niños canarios con cardiopatías congénitas viajaron a Roma para conocer al Papa. Su Santidad les recibió en audiencia y compartió con ellos y sus familias momentos entrañables. Al fin – me dije – una no una buena noticia, sin el toma y daca de las escaramuzas políticas. Una noticia tan pura como los gestos de Francisco y la inocencia de los niños… Y recordé que en aquel tiempo, le acercaron a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaron… Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y Jesús los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos. Esa es la imagen transmitida por el Papa Francisco. Me cuentan que también viajó a Roma el cirujano Raúl Abella Antón, director de la Asociación de Cardiopatías Congénitas Cor Barcelona, especialista en cirugía cardiovascular de los Hospitales Vall d`Hebrón y Universitari Dexeus, una eminencia médica que ha salvado a miles de niños, entre ellos muchos canarios, y que ha participado en más de cincuenta misiones humanitarias. Ciencia y fe en una muestra significativa de cómo donar el sí al servicio del prójimo. ¿No es acaso esta, darse a los demás, la doctrina de Jesús y del Papa Francisco? Ante los hechos, quiero creer que sí.
En medio de las luchas por las parcelas del poder, de las disputas parlamentarias para impedir que el Gobierno apruebe el techo de gasto, junto con los objetivos presupuestarios del déficit y la deuda pública, escuchando por doquier interpretaciones, legítimas o no, sobre el problema catalán y los peligros de desunión en una sociedad enfrentada; en medio de las triquiñuelas políticas que nos alejan del servicio público honrado, el que debe volcarse en fortalecer nuestras instituciones; en medio de tertulias televisivas o radiofónicas, en las que hombres y mujeres con los más absurdos comentarios, atraviesan la línea que separa la dialéctica de la inconsciencia y la locura, me quedo en silencio para no malgastar mis palabras. Pienso por un momento en tantas cabezas huecas que con máster o sin él, se apuntan a dirigir esta tierra nuestra llamada España.